Hay lugares que por más abandonados que estén o aunque haya maleza que los cubra, mantienen algo especial que atrae a propios y extraños, así como a cualquier aficionado a la fotografía que quiere plasmarlos en sus imágenes dejando su impronta.
El paisaje de nuestro país cuenta con innumerables rincones de interés, perfectos para realizar una visita de fin de semana. Muchos de ellos son zonas abandonadas, que aún con el paso del tiempo siguen conservando su belleza e incluso se han convertido en puntos de reclamo para los amantes de la fotografía. ¡Hacemos un recorrido por los monumentos españoles abandonados, que bien se merecerían una reconstrucción!
El pueblo de Samedes acoge este antiguo centro médico que data del año 1925. Se construyó para dar tratamientos a los pacientes de tuberculosis en mitad de la montaña. Sin embargo, la falta de financiación hizo que las obras nunca se terminasen y la estructura se quedase abandonada desde 1936.
En el año 1236 se construyó el Monasterio de Santa María de Rioseco y, durante 600 años, fue un importante referente religioso, social y económico en la comarca de Las Merindades. Ya en el siglo XIX, el edificio quedó abandonado con la Desamortización de Mendizábal, pero ahora puede visitarse gracias a las labores de restauración del colectivo Salvemos Rioseco.
Sus ruinas, ubicadas a 50 km de Zaragoza, son parte del patrimonio histórico español. Escenario de una de las peores matanzas de la Guerra Civil, en 1964 los últimos vecinos del Belchite destruido abandonaron las ruinas y se mudaron a Belchite Nuevo. Desde entonces, ha sido escenario de múltiples películas y documentales.
La empresa El Irati S.A. fue la fundadora del aserradero que cerró en 1990 y hasta hoy se encuentra abandonado. El Gobierno de Navarra trabaja sobre un plan operativo para acondicionar la zona Aoiz-Lumbier y poner en marcha una red de museos, espacios culturales, centro de interpretación de arqueología industrial de la zona y recuperación del barrio del aserradero.
De hotel balneario a centro de aislamiento antituberculoso en el XX. Se levantó en el s. XIX como un lujoso balneario que se alimentaba por las aguas termales desde la sierra Cabezón de Oro y al que asistían los españoles adinerados. En el s. XX se reconvirtió en un centro de aislamiento antituberculoso. Desde su abandono a mediados de siglo pasado, han crecido las leyendas en torno al preventorio, especialmente por las investigaciones esotéricas que se han realizado.
Con 1100 años de edad, se mantuvo a pleno rendimiento desde el s. X hasta 1835, con la desamortización de Mendizábal. Fue construido por Fernán González, del que se dice que fundó Castilla y que sus restos, junto con los de su esposa Sancha, reposan bajo esta tierra. El monasterio se encuentra en Hortigüela, en Burgos, y actualmente se encuentra en fase de restauración.
Se dice que antiguamente albergaba el templo más famoso de Occidente: el templo de Hércules, dedicado al dios Melkart. Fue un lugar próspero sustentado en la almadraba, pero en los 70 llegó la ruina y las familias abandonaron la isla. Hoy se organizan visitas guiadas al castillo (declarado Bien de Interés Cultural), puestas de sol musicales y recreaciones históricas.
Abandonado y en ruinas, este imponente cortijo fue uno de los escenarios donde se desarrolló la trágica historia que inspiró a Federico García Lorca a crear Bodas de Sangre. Allí se rodaron 'El bueno, el feo y el malo', 'La muerte tenía un precio' y 'Yo soy la revolución'.
Su construcción se comenzó en los años 40 y en él trabajaron reclusos republicanos que fueron utilizados como mano de obra esclava. La idea de Franco era unir Vega de Pas (Cantabria) con Pedrosa de Valdeporres (Burgos) como parte de la línea de ferrocarril que uniría Santander con el Mediterráneo. Las obras duraron unos ocho años y nunca fueron finalizadas. No obstante, hasta la llegada del tren de Alta Velocidad, La Engaña fue el túnel más largo de España. Tenía casi 7 kilómetros de recorrido.
Situadas en el valle de Aezkoa, a 5 kilómetros de la frontera con Francia, en plenos Pirineos, se alzan las ruinas de la Real Fábrica de Armas y Municiones de Orbaizeta. El edificio se erigió en el siglo XVIII con el fin de abastecer de armas y munición al Ejército. Sin embargo, su vida fue corta, ya que apenas estuvo en funcionamiento un siglo. En la actualidad la fábrica se encuentra devorada por la vegetación, escondida bajo un manto verde de musgo que le da un aspecto mágico y tenebroso.