Madrid es una de las ciudades españolas donde la historia se puede ver en sus calles, edificios, museos y hasta palacios. Todas estas construcciones son el reflejo de las diferentes épocas que ha atravesado al capital y muestran una arquitectura que combina numerosos estilos. Sin embargo, muchos de ellos son desconocidos para viajeros e incluso madrileños.
El Palacio Real, el de los Duques de Villahermosa, que es el museo Thyssen, o el Palacio de Cristal son solo algunos de los más conocidos de la capital, pero si nos fijamos en los edificios de la ciudad, podemos encontrar más de un palacio digno de ver. Estos son los 6 palacios más desconocidos de la capital que bien merecen una visita.
Reconvertido en la embajada italiana, fue construido durante la Primera Guerra Mundial. Situado en pleno corazón del madrileño barrio de Salamanca, el palacio de los marqueses de Amboage ocupa una manzana entera. Con tres edificios en su interior y un jardín de 680 metros cuadrados es uno de los palacios más emblemáticos de la capital.
Entre los numerosos salones está la sala de la música o la de los relojes, donde se encuentra el billar con accesorios originales de juego. Aunque quizás lo que más se utilice en la actualidad sea el jardín de invierno, en el que se realizan numerosos eventos, cócteles o presentaciones.
El Palacio de Aldovea, también conocido como el castillo-palacio de Aldovea, es una estructura imponente con una rica historia, ubicada estratégicamente entre Torrejón de Ardoz y San Fernando de Henares. Este edificio no solo es un testamento de la arquitectura de épocas pasadas, sino también un reflejo de los cambios históricos y sociales que ha experimentado la región.
Ahora un lugar perfecto para eventos empresariales y bodas. La finca se dispone con el Palacio rodeado por 9.000 m2 de jardines con fuentes, estanques y cenadores que permiten disfrutar al máximo de los eventos en el exterior. En su interior, tras la imponente fachada, el edificio cuenta con tres amplios salones, dos comedores o salas de reuniones y un patio central; Este palacio está a disposición del cliente para la celebración de todo tipo de eventos.
El Palacio de Fernán Núñez es uno de los edificios más significativos y mejor conservados del Madrid Isabelino y Romántico. Su historia durante el siglo XX estará protagonizada por las reformas y, sobre todo, por los cambios de uso derivados de su incautación durante la Guerra Civil. Desde 1985 es sede de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
El Palacio de Laredo fue construido por Manuel José Laredo entre 1880 y 1884. Un pintor, decorador, coleccionista y arquitecto que recuperó una serie de elementos de palacios y otros edificios señoriales abandonados para incrustarlos en su particular joya arquitectónica. Su interior alberga dos maravillas únicas en el mundo. En primer lugar, un planetario pintado en su techo, el más antiguo de los que se conservan en España. También una Biblia políglota, toda una joya editorial de la que se crearon tan solo 200 ejemplares.
A media hora desde el centro de Madrid, en Boadilla del Monte, se encuentra este edificio palaciego, representante del tardo-barroco español, que fue construido por Ventura Rodríguez por orden del infante Don Luis Antonio de Borbón y Farnesio, hermano de Carlos III, en 1765. Alrededor del palacio se encuentra una extensa zona ajardinada. Fue declarado Monumento Nacional en 1974 y ha sido escenario de la película "Los Fantasmas de Goya", de Milos Forman, en 2006.
Este Palacio denominado también Parque Florido, y en el que hoy podemos contemplar un museo, fue creado por el coleccionista de arte, editor y bibliógrafo navarro José Lázaro Galdiano, nacido en Beire en el año 1862. Galdiano decidió trasladar su residencia a la ciudad de Madrid tras contraer matrimonio en 1903. El palacio empezó teniendo un aire de estilo Plateresco que luego no acabó de gustarle a Galdiano haciéndolo desaparecer. El edificio es de planta rectangular con patio cubierto alrededor con pórtico y una torre situada al otro lado del pórtico, con tres salas de una gran belleza y una escalera que se desplazó de su lugar original para poder alojarlas.
El jardín, una parte muy importante del Palacete, fue obra de Alfonso Spalla, un ilustre paisajista que llegaría a España procedente de Italia, el cual utilizo un curioso estilo aprendido tras su estancia en París. El recorrido por el jardín lo amenizaba la colección de arte, que no se limitaba al interior del palacete, sino que continuaba en el exterior. Representa una parte esencial, no solo por su trazado sino por ser uno de los pocos conjuntos madrileños de palacete y jardín que han sobrevivido hasta nuestros tiempos.