La aldea Hobbit que puedes visitar a menos de dos horas de Madrid
La ‘Comarca de Vératton’ es un alojamiento rural en Cáceres donde alojarse como un hobbit
Este complejo de viviendas cuenta con tres casas para capacidad de entre cuatro y seis personas
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"En un agujero en el suelo vivía un hobbit". Esta frase da comienzo al inicio de la que es, probablemente, una de las mejores sagas fantásticas de la historia de la literatura, que años más tarde daría también pie a varias películas que pasaran a los anales de la historia.
El escritor británico J. R. R. Tolkien ha sido uno de los autores de literatura fantástica más importantes de todos los tiempos. En "El señor de los anillos" creó un mundo poblado por hombres, elfos, hobbits y enanos, enfrentados en combates épicos contra las malvadas tropas de Sauron, el Señor Oscuro.
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“El señor de los anillos” tiene millones de fans en todo el mundo, y muchos de ellos buscan sin cesar los escenarios de los rodajes de las películas; la Tierra Media es uno de los lugares más deseados por muchos. Y para llegar, no hace falta viajar muy lejos.
En un pueblo de la Sierra de Gredos, a unas dos horas en coche desde ella capital, se encuentra la 'Comarca de Vératton', toda una aldea hobbit para hacer una escapada original cerca de la ciudad, con un cargado componente temático. Este proyecto surge gracias a Iryna Zhelvanava y Óscar Muñoz, una pareja que emprendió esta aventura en 2012, cuando comenzaron a buscar parcelas para crear este sorprendente alojamiento rural en la sierra de Gredos.
Así surge la idea
La historia de cómo se ha hecho realidad este pueblo hobbit en Cáceres, bien sería toda una fantasía. Iryna era una niña procedente de Bielorrusia que conoció España gracias al programa de ‘Los niños de Chernóbil’ con una familia de Córdoba. Desde los 10 hasta los 16 pasaba mucho tiempo en Córdoba, y así se enamoró de España y decidió estudiar en Madrid el máster Enseñanza de español como lengua extranjera, ciudad en la que conoció a Óscar.
Óscar llegó a estudiar a Madrid desde Ávila y siempre ha sido un amante de la obra completa de Tolkien. “Yo soy muy friki. Me encanta 'El Señor de los anillos' y la arquitectura, y lo terminé fusionando en este proyecto”, ha asegurado el joven en una entrevista. La idea de la comarca hobbit comenzó a tomar forma hace una década con la compra de muebles antiguos que la pareja fue restaurando poco a poco y guardando para decorar las viviendas que respiran ese aire inglés del siglo XIX en el que nació Tolkien.
En 2010 iniciaron su particular búsqueda de parcelas y se fijaron en La Vera. “Era el lugar perfecto por su cercanía con Madrid, a una hora y media aproximadamente, y porque esta zona es un auténtico paraíso. Además, en Villanueva de la Vera había guardería para nuestro hijo. Así que si todo va bien seguiremos aquí e irá al colegio en Extremadura. Además, quería seguir viendo el Almanzor. Antes lo observaba desde la zona de Ávila y ahora desde la otra parte de la Sierra de Gredos”, apunta Óscar.
En 2018 dieron con el lugar idóneo en el que levantar su particular aldea hobbit. Ya en la pandemia, hicieron una oferta para comprar la parcela que habían visto y salió bien la operación. “Rehipotecamos una propiedad que tenemos en Madrid y nos financiamos a partir de ahí y con ayuda familiar. En este proceso también hemos contado con la ayuda de Adicover, la Asociación para el Desarrollo Integral de la Comarca de La Vera”, reconocen con la alegría de que, pese a las dificultades, el proyecto ha visto la luz.
Una aldea biosostenible
Esta aldea rural se emplaza en Villanueva de la Vera (Cáceres) y la forman tres casitas madriguera, La Costurera, El Druida y El Carpintero, como las de la saga de Tolkien. Todos están situados en una ladera, excavados bajo tierra y a ellos se accede por puertas circulares con grandes bisagras. Disponen de tejado vegetal, jardín y una bañera nórdica en el exterior que en invierno funciona a través de su propia caldera de leña, “están inteligentemente excavadas en la tierra, manteniendo la temperatura interna de manera natural y siendo una obra maestra de sostenibilidad y diseño bioclimático”, aseguran los dueños.
Dos de las casas tienen 50 metros cuadrados y están diseñadas para hospedar a cuatro personas. Hay otra más grande para seis huéspedes. Disponen de dormitorios, sala de estar, cocina, baño y jardín individual en cada una de ellas. “Es un lujo dormir bajo tierra. Cada casa tiene unos 30 centímetros de cubierta vegetal y los muros en algunos puntos cuentan con hasta cuatro metros de tierra”, confirman ambos.