Sol, chiringuito, vermut y playa. El momento para disfrutar del mar se acerca, pero aún no sabemos muy bien en qué condiciones podremos vivirlo este año. Por eso, desde Uppers hemos hecho un repaso a las principales medidas que están tomando las Comunidades Autónomas para regular el acceso a los arenales con la máxima protección para los bañistas.
La cuarta comunidad autónoma con más kilómetros de playa ha publicado en su Boletín Oficial una serie de recomendaciones para que los ayuntamientos costeros puedan aplicarlas de cara a la temporada de verano.
En 2015, la Xunta de Galicia instauró un sistema de cita previa para visitar la Playa de las Catedrales y evitar así la aglomeración de visitantes que este enclave natural recibía cada día. Tras el éxito de la medida, ahora se están planteando llevar este mismo sistema a las 960 playas del litoral gallego.
En función de la superficie de los arenales, se establecerá un cupo máximo de visitantes determinado por cada playa y, según la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, "toda persona que quiera acercarse al arenal tendrá un código QR" que le habrá llegado en el momento de hacer la reserva.
Así, se podrán controlar los niveles de acceso y de aforo a las playas, garantizando las medidas de seguridad dentro de los arenales y, de paso, se homogeneiza una medida para todos los municipios costeros gallegos, aunque su implantación será voluntaria y a partir de junio.
En Valencia, el Gobierno autonómico también se está planteando el sistema de cita previa en las playas a través de una aplicación para móviles o una página web común para todos los valencianos. Además están estudiando el quitar las pasarelas de acceso a los arenales para evitar aglomeraciones.
Todas las Islas Canarias entrarán en la Fase 2 a partir del próximo lunes 25, pero aún no existe un protocolo común entre todos los municipios para la reapertura de las playas con las mismas medidas de seguridad.
Por ello, la Federación Canaria de Municipios (FECAM) está acelerando "al máximo la elaboración de un protocolo marco que sirva de guía para todos los municipios de Canarias que cuenten en su litoral con zonas de baño y que deberán adaptar a su realidad".
En todo caso, y hasta que llegue el protocolo común, sí que parece claro que las playas que reabran lo harán sin duchas, lavapiés o zonas recreativas en la arena.
Aunque en Cataluña no exista un protocolo en común, algunos municipios ya han tomado sus propias medidas. Lloret de Mar, en la Costa Brava, ha decidido dividir sus arenales por edades. Así, habrá una parte para adultos, otra para jóvenes y otra para mayores de 70 años.
Para acceder a cada uno de estos espacios habrá que pasar controles y será el personal de Protección Civil y los socorristas los que permitan entrar o no.
El Boletín Oficial del Estado no especifica las condiciones en las que tienen que reabrir las playas españolas, pues las competencias son de las Comunidades Autónomas y, en última instancia, de los municipios donde se ubican.
No obstante, en el Boletín del 16 de mayo donde se explican medida de la Fase 2 sí que hay una breve referencia al uso de las playas para decir que el tránsito y permanencia en las playas se realizará con una distancia mínima de seguridad de, al menos, dos metros, o, en su defecto, medidas alternativas de protección física, de higiene de manos y etiqueta respiratoria. A estos efectos, los grupos deberían ser de un máximo de quince personas, excepto en el caso de personas convivientes.
También se especifica, por ejemplo, que "no se podrá hacer uso de las duchas de los vestuarios ni de las fuentes de agua", que los aseos "estén dotados de jabón y/ o geles hidroalcohólicos o desinfectantes con actividad virucida" y que se debe establecer una distribución espacial "para garantizar la distancia de seguridad de al menos dos metros entre los usuarios mediante señales en el suelo limitando los espacios".
El país transalpino se está preparando también para reabrir sus playas al turismo de la manera más segura posible. Aunque aún no disponen de un protocolo de seguridad por parte de su Comité Técnico-Científico, sí que hay algunas medidas que ya se atisban en el horizonte.
Por ejemplo, habrá escáneres de temperatura corporal en la entrada de las playas, de tal modo que los que tengan más de 37,5º no puedan acceder. También habrá un espacio de hasta 10 metros entre las sombrillas que se coloquen en la arena, y áreas marcadas con cintas que permitan colocarse a las familias.
En el país heleno la distancia social en las playas se aumenta hasta los cuatro metros y tan solo se permite la entrada de 40 personas por 1.000 metros cuadrados, manteniendo la distancia de seguridad. Además, solo puede haber dos sillas en cada sombrilla.
Las personas que no cumplan con estas normas se pueden enfrentan a multas de entre 5.000 y 20.000 euros.