¿Cuál es pueblo español en el que sus habitantes tienen doble nacionalidad?
En esta villa los nombres de las calles, que además recuerdan los antiguos oficios, están en dos idiomas
Los ciudadanos de mayor edad conservan el antiguo dialecto, una mezcla de las lenguas de los dos países
Para conseguir la doble nacionalidad, los vecinos deben demostrar que han nacido antes de 1980 en la villa al igual que sus antepasados
En nuestro país hay una localidad donde algunos de sus vecinos presumen de dos pasaportes gracias al devenir de la historia. En Uppers hemos comprobado cuál es el pueblo español en el que sus habitantes tienen doble nacionalidad y se trata de Olivenza. Es muy curioso, pero todo se debe a donde está Olivenza y al curso de los acontecimientos.
Esta pequeña villa de Extremadura se encuentra en la parte occidental de la provincia de Badajoz y a escasos kilómetros de la frontera con Portugal. Algunos de sus habitantes, además de ser españoles han obtenido la nacionalidad portuguesa. Para entender esta circunstancia hay que remontarse a la época musulmana y a 1230 cuando el rey Alfonso IX de León reconquistó la provincia de Badajoz.
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Después, Fernando IV de Castilla le entregó Olivenza al rey Dionisio I de Portugal con la firma del Tratado de Alcañices en 1297. A cambio, los lusos no apoyarían a los enemigos castellanos mientras durasen las guerras civiles en Castilla y León. De este modo, el pueblo de Olivenza se convirtió en portugués. Dionisio I convirtió la antigua aldea en una villa, reconstruyó la fortificación que habían levantado los Templarios y colonizó la región con portugueses. Así se construyó la primera muralla y el hijo de Dionisio I construyó el Alcázar y la torre del Homenaje.
Durante siglos fue una plaza militar, pero en 1801, en el Tratado de Badajoz entre España y Portugal, éste cedió la ciudad fronteriza de Olivenza a nuestro país y cerró sus puertos a la navegación comercial y militar británica. Napoleón había ordenado la invasión del país luso.
Olivenza vuelve a ser española
En ese siglo una frontera no significaba lo mismo que en la actualidad y el cambio para los habitantes fue más un trámite administrativo que cultural. Inevitablemente, la identidad que acabó formándose fue una mezcla de ambos países. Tal es así que surgió un nuevo idioma, el portugués oliventino, que se intenta conservar y aún hablan las personas mayores.
En la localidad conviven la arquitectura nacional y una similar a la de Portugal; muestra de ello es la iglesia de Santa María Magdalena, joya del gótico manuelino. Lo mismo sucede con el empedrado de las calles y los azulejos, una herencia de las costumbres y del pasado luso. Incluso hoy la villa forma parte de la Red de Juderías del país vecino y cada 10 de junio celebra el Día de Portugal.
Hace unos 12 años se creó una asociación con la finalidad de recuperar la cultura portuguesa en Olivenza. Esta entidad ya no existe, pero logró que los carteles de los nombres de las calles estuvieran en español y en portugués. Así, estos nombres en doble toponimia desvelan el origen de cada calle en las que se desempeñaban los antiguos oficios de Olivenza.
A su vez esa asociación consiguió que los oliventinos pudieran solicitar la nacionalidad portuguesa. Para ello, el ciudadano debe demostrar que ha nacido en el lugar antes de 1980 con su partida de nacimiento y presentar el árbol genealógico familiar donde quede reflejado que sus padres y antepasados son oliventinos. También debe saber portugués. De este modo, ambas culturas se han vuelto a fusionar aprovechándose y ampliando su riqueza sin importar las fronteras.