A lo largo del año el clima va cambiando según la estación en la que estemos: primavera, verano, otoño e invierno, son las estaciones del año que conocemos desde pequeños pero, ¿creerías si te dijeran que existe un país al este de Europa con una quinta estación?
Ocurre sin falta cada año, entre marzo y abril, cuando la localidad de Riisa Village, en Soomaa, Estonia, se llena de agua y es un atractivo turístico para los visitantes que pueden hacer recorridos en kayak entre los bosques del Parque Nacional de Soomaa. La población local se prepara cada año para la quinta estación de la localidad que trae consigo grandes inundaciones que llegan a ser de hasta 8 kilómetros de ancho y 5 metros de alto.
Las inundaciones en Soomaa son el resultado combinado del relieve plano, las pequeñas diferencias de altura en los tramos inferiores de los ríos y muchos arroyos pequeños que descargan su agua al mismo tiempo. Una falla tectónica influye aún más en el flujo de los afluentes del lado izquierdo del río Pärnu. El levantamiento de la corteza terrestre es, por lo tanto, más rápido en la parte noroeste donde fluye el río Navesti que en la cuenca de drenaje del río Halliste.
Las inundaciones son frecuentes en los tramos inferiores de los ríos Navesti, Halliste, Raudna y Lemmjõgi, ya que el drenaje se ve obstaculizado. El barrio del pueblo de Riisa se conoce como el área de inundación de Riisaküla, que cubre más de cien kilómetros cuadrados y es el más grande de Estonia. Las inundaciones pueden durar desde unos pocos días hasta un mes. Las últimas grandes inundaciones ocurrieron en la primavera de 2010 y 2011 cuando el nivel del agua estaba 5 metros por encima del nivel bajo del verano.
Cerca de 70 personas, entre foráneos y granjeros, viven de forma permanente en los límites del parque. Todos han aprendido a lidiar con el desbordamiento anual. Las principales carreteras son sobrepasadas, y la mitad de los residentes del parque se quedan confinados hasta cuatro semanas mientras las aguas desaparecen.
Soomaa, que significa "tierra de turbas", está situado en una cuenca baja en las laderas occidentales de las Tierras Altas de Sakala y sus ríos no pueden contener la gran cantidad de nieve derretida que llega de las montañas con el deshielo tras el invierno.
Los ríos Navesti, Halliste, Raudna, Kopu, Toramaa y Lemmjogi convergen en Soomaa, pero solo el Navesti fluye hacia el mar Báltico. La consecuencia de esto es la creación de la zona de inundación Riisa, una cuenca natural que cubre 175 km cuadrados y que se considera el terreno inundable más grande de Europa del norte.
Otro elemento que da forma al Parque Nacional Soomaa es la geología. En el pasado esto era un antiguo suelo marino creado hace 12.000 años durante la última Edad del Hielo, cuando el mar Báltico era el lago de hielo Báltico y Estonia occidental era una tierra helada. Glaciares en retirada dejaron una gran depresión caracterizada por ciénagas sedimentarias, y actualmente Soomaa sigue siendo el sistema de turberas intacto más grande de Europa, en esencia una esponja natural gigante.
En verano, el flujo de agua medio por segundo en Soomaa es de 5-10 metros cúbicos. Pero en la quinta estación es 10 veces mayor y el torrente sube hasta 100 metros cúbicos por segundo. Añadiendo a eso el hecho de que un extraordinario 70% del exceso de agua anual se produce también en estas fechas.
En casi todos los lugares, un parte meteorológico que predice fuertes lluvias anticipa un mal día, mientras que un parte que habla de peligrosas inundaciones no lo quiere oír nadie. Excepto si eres un guía como Ruukel y vives en el Parque Nacional Soomaa, una turbera en el suroeste de Estonia conocida por inundaciones anuales que pueden alcanzar 8 kilómetros de anchura y 5 metros de altura. Para decirlo de forma sencilla, esta es la llamada "quinta estación" de Estonia, un período volátil que llega después del invierno y poco antes de la primavera cada año.
Nadie puede señalar exactamente qué día llegará, pero este fenómeno anual aparece sin fallar entre marzo y abril, trayendo inundaciones que redefinen el parque nacional como una cuenca anegada, con casas sumergidas, manzanos hundidos y pantanos elevados. Es el triunfo del agua sobre la tierra y también de la voluntad del ser humano sobre la Madre Naturaleza.
"Cada año llega con nuevos desafíos", explicó Ruukel, que empieza su 27ª temporada como guía de canoa en la zona. "Cuando llegan las inundaciones, tenemos que averiguar dónde podemos remar de forma segura, pero hay un riesgo inherente al navegar en agua tan fría y en movimiento. Hay que tener cuidado".