Cuando se viaja por placer se buscan nuevas experiencias en esos lugares que se visitan por primera vez o también en destinos que se repiten. Pero para muchos viajeros el hotel no es solo el lugar donde pasar la noche, es un lugar que forma parte del viaje, de la experiencia, por eso buscan algo especial en ellos. Y entre los hoteles más especiales, con muchas historias que contar entre sus muros, están esos que hace un tiempo acogían a los huéspedes de una forma muy diferente, pues eran prisiones que a día de hoy se han reconvertido en hoteles de lujo pero que siguen guardando la esencia de lo que fueron en su día.
En la primera parada nos vamos hasta Países Bajos, a un hotel que hasta hace unos años acogía a algunos de los presos más peligrosos del país, pero desde hace unos años han cambiado a los delincuentes por lujosas celdas donde hoy descansan huéspedes que buscan relajarse y conocer la zona. Celdas que hoy son habitaciones de lujo, con algunas de sus suites están inspiradas en conceptos carceleros, como el juez o el abogado. Obviamente para ser un buen hotel ha habido varias reformas para hacer un gimnasio completo, una sauna o un restaurante en lo que era el patio de la prisión.
Cruzamos el canal de la Mancha para irnos hasta Oxford, a un castillo donde estuvo durante años una prisión hasta que cerró a finales del siglo pasado y surgió la idea de remodelar el castillo-prisión en un hotel. Las celdas fueron remodeladas para acoger a los huéspedes pero sin perder la esencia carcelera e incluyendo todas las comodidades posibles, como duchas de hidromasaje o baños entre rejas. Además, el hotel se encuentra en el centro de la ciudad, por lo que nada más salir tienes todo lo que necesitas.
Nos vamos algo más al norte, hasta Finlandia, a la que fue la cárcel de Helsinki hasta 2002 que fue totalmente remodelada para acoger a personas con libertad de movimiento, aunque algunos de los lugares más icónicos quedaron intactos, como la celda de los incomunicados, que se puede visitar. De cada dos celdas se ha sacado una habitación doble de lo más confortable y las estancias más amplias se han sustituido por un gimnasio, un spa o una sauna. Eso sí, muchas de sus partes, sus barrotes o ladrillos, te recordarán en cada momento el pasado de ese hotel de lujo donde te estás hospedando.
La que fuese durante el siglo pasado una cárcel de Estocolmo hoy no solo es un hotel, pues en sus instalaciones se puede encontrar un gran restaurante, un centro de conferencias o un museo de lo que fue el edificio en tiempos de prisión para conocer más a fondo su historia. En la parte del hotel se mantienen muchos elementos que recuerdan a la época de prisión, como sus ventanas, aunque cada una de las celdas ahora cuenta con todas las comodidades posibles. Y si tienes una ocasión especial, hay celdas románticas en las que se ofrece todo lo necesario, desde chocolate hasta un buen vino espumoso.
Esta cárcel de Boston puede serte familiar porque en sus celdas estuvo preso Malcom X, aunque a día de hoy ya es un hotel de lujo que nada tiene que ver con la prisión que fue. Sus celdas eran diminutas, pero las habitaciones que hoy componen las instalaciones pueden llegar hasta los 80 metros cuadrados. Hay varios bares y restaurantes para que todo visitante salga con un gran sabor de boca y, a pesar de su remodelación, tiene ciertos detalles gracias a su estructura que te recuerdan qué hubo ahí antes de ser un hotel.
En pleno casco antiguo de Estambul podemos encontrarnos con este hotel que antes aguardó una prisión turca y que se encuentra muy cerca de uno de los grandes atractivos de la ciudad: la Mezquita Azul. Es cierto que guarda aún algunos elementos carceleros del tiempo que acogía a los prisioneros, pero lo cierto es que de la cárcel ya no queda prácticamente más que la estructura y alguna puerta de madera en zonas comunes. Por su parte, las habitaciones cuentan con todas la comodidades, impresionantes baños de mármol o un spa donde ir a relajarse por completo.