Recién estrenado el siglo XXI se dejó seducir por el Camino de Santiago. Sus botas han pateado 26.050 kilómetros como peregrinas. A sus 72 años, José Antonio Pizarro Pizarro porta en su mochila vital 43 Caminos de Santiago en 20 años. Sí, una media de dos por año y algunos incluso tres. De todos ellos guarda un diario de ruta, con ellos puede presumir de haber recorrido una media de 604 kilómetros por camino. Se estrenó como peregrino en el 2000, pero pagó la novatada. No se estudió el camino, no iba tan preparado como creía y se le acabaron las vacaciones antes de llegar a Santiago. El último lo terminó el pasado 19 de julio, en plena pandemia y tras el confinamiento. Le dejó tal regusto agridulce que ha decidido no volver hasta que "el bicho desaparezca o hasta que haya una vacuna”. ¿Y si tardan más de un año? "Ah no, entonces volveré a pesar de ser persona de riesgo".
Coronel retirado del Ejército del Aire, luce esa planta inequívoca de quien ha entregado su vida a las Fuerzas Armadas. Alto y enjuto en su justa medida. Camina recto, erguido, con el pecho engallado, siempre sobresaliendo del vientre, como mandan los cánones. Nacido en León, hijo, nieto y padre de militares; casado también con una hija, hermana, nieta y bisnieta de militares, no en vano, quien los conoce sabe que poseen ese gen endogámico que les hace entrelazarse unos con otros, ha recorrido la geografía española y la europea porque la vida castrense es así, vives donde las circunstancias o el mando lo ordena.
Mallorca, Zaragoza, Murcia, Madrid, París, Bruselas… Estuvo seis años volando un Hércules, ascendió a comandante, hizo el curso de Estado Mayor y recaló de nuevo en Madrid. Por supuesto, ha realizado misiones por todo el mundo, incluso convivió con los marines americanos de los que aprendió a repostar un avión en el aire. "Una de esas propinas que te da la carrera", matiza.
No contento con todo esto, se licenció y se doctoró en Historia en 2014, hace un rato como quien dice. "Soy especialista en historia Medieval", confiesa orgulloso. A priori, esa predilección por la Edad Media podría parecer la culpable de su pasión por el Camino de Santiago, pero no. "Para mí, es una opinión subjetiva, hacer el Camino es repetir, dentro de lo posible, el viaje que durante más de mil años realizaron los peregrinos.
Repetirlo en sintonía con ellos, hacerlo a pie aprovechando que se ha trazado y señalizado un itinerario que, aunque no puede repetir el medieval, pasa por los mismos núcleos de población que aquel. Me gusta la vida al aire libre, me gusta la Historia, me gusta la convivencia con extranjeros, me gusta la superación de dificultades, soy católico practicante, vivo el Camino como una superación. Siempre es una superación, cada vez soy más viejo, cada vez me cuesta más trabajo”.
Su tramo favorito es el de Carrión-Sahagún, porque considera que es el más auténtico. "Transcurre sobre una senda agrícola que está sobre la calzada romana. No hay nada. Pasa al lado de Paredes de Nava, el pueblo de Jorge Manrique, mi ídolo. Cuando me meto en esa recta, empiezo a pensar en la gente que ha ido por ese camino, pisando el mismo suelo, viendo el mismo horizonte… ¡Respirando el mismo aire!".
Se emociona al rememorarlo. Cuando camina por ese páramo mesetario se acuerda de ‘La venganza de don Mendo’, de Doña Urraca de Castilla y de sus batallas conyugales y no conyugales con Alfonso I el batallador, rey de Aragón, sobre esas mismas calzadas romanas. "Son 17 kilómetros de vacío total", añade.
Cada etapa de este peregrino extremo son 12 horas de actividad, como “el camino de verdad se hace en 200 horas”, necesita 19 o 20 días para finalizarlo, “sin pisar un bar si es posible, siendo autosuficiente”. Viaja con todo lo necesario para dormir al raso, por si la cosa se complica, incluso con la esterilla “que ya casi esta en desuso" y un poncho militar al que le ha insertado unas varillas con las que se construye un iglú para dormir, por supuesto no le falta el infiernillo con el que se alimenta y se hace el café de la mañana, porque si algo tiene claro es que el verdadero peregrino debe ver amanecer en el camino y a esas horas no están los bares abiertos.
"Sólo sé cocinar arroz blanco, también sé freír y cocer huevos y patatas. De ahí no paso. Es todo lo que me hace falta para sobrevivir. Le doy importancia a lo del arroz, mi tesis doctoral fue sobre la Guerra de Indochina. Los vietnamitas hicieron la guerra a los franceses, no tenían más que arroz y ganaron, luego pasó lo mismo con los americanos y ganaron, más tarde se pegaron con los chinos, y ganaron. El arroz debe ser el alimento de la victoria”, bromea.
Respecto al equipaje sostiene que "cada uno tiene sus gustos y cada uno su equipo", depende del camino que pretendas hacer. “Hay quien llega el mediodía y considera que ya no es hora de andar sino de llegar a un bar comer, ducharse dormir la siesta y estar de reunión con los demás peregrinos. El camino extremo es el que hago yo, bueno siempre puede haber otro más extremo. Yo procuro no depender de nada ni de nadie, ser autónomo total, eso significa que tienes que llevar tus medios de supervivencia”.
En 2020 ya lleva dos caminos, uno de invierno que arrancó el 28 de enero y finalizó el 20 de febrero y el camino que le ha roto el corazón, el del confinamiento. Tenía la intención de comenzar a primeros de junio, pero como hasta finales de junio no pudimos viajar entre comunidades y no había albergues abiertos tuvo que esperar al mes de julio. "No hice el camino de verano que yo hubiera querido porque muchos de mis albergues de cabecera de Navarra y Rioja no estaban abiertos".
Así salió el 8 de julio de Burgos y llegó a Santiago el 19 de julio. “Este si que ha sido un camino absolutamente atípico. Ha sido un camino de muy poca gente y la poca que había la sentía atemorizada. En los albergues te encontrabas todas las medidas de precaución que, indudablemente, implican dificultades en la comunicación. El ambientillo típico del peregrino no se puede generar con esas medidas, los grandes grupos, las cenas… Hay desconfianza y no he visto apenas extranjeros cuando siempre son la mayoría. Confieso que ya no tengo intención de hacerlo hasta que pase esto, hasta que nos inmunicemos. Calculo que para enero o febrero del año se podrá hacer el camino con cierta normalidad”.
Es tan purista del peregrinaje que vive muy mal el hecho de que muchos peregrinos hoy el alcancen la catedral de Santiago a pie, en bicicleta o a caballo saliendo de Sarria, que está a 100 kilómetros, y así ya pueden obtener la Compostela. “Muchos van incluso sin mochila, porque de hace unos diez años a esta parte han surgido empresas que te llevan el equipaje de un sitio a otro, la gente se ha acostumbrado a que el camino sea fácil. "Ahora hay muchos más paseantes que peregrinos", pero me cuesta aceptar que semejante viaje sea lo que se entiende por “hacer el Camino de Santiago”, concluye.
Ventajas. No hace demasiado calor, los días empiezan a tener más luz de manera que se pueden hacer etapas largas y no hay exceso de peregrinos. Es un camino muy agradable.
Inconvenientes. El clima es inestable, resulta necesario cargar con más equipo.
Ventajas. las horas de luz ilimitadas permiten hacer jornadas más largas.
Inconvenientes. Las olas de calor. Caminar con temperaturas de 40 grados a la sombra requiere conocer muy bien la técnica, ser muy prudente, beber muchísima agua y conocer muy bien los itinerarios. La gran afluencia de peregrinos puede hacer que no se encuentre alojamiento.
Ventajas. Es la estación más bonita desde el punto de vista cromático. No hace todavía frío. Hay albergues abiertos y los peregrinos suelen ser bastante profesionales.
Desventajas. Los días se van acortando. Como en primavera, es necesario llevar equipo para superar los cambios bruscos de temperatura.
Ventajas. Es la época favorita de los que van a un Camino extremo. La mayor ventaja de esta época es que el suelo está frío, no se calientan los pies y no salen ampollas. No se pasa sed.
Desventajas. Hay poca gente, muchas horas de soledad y es necesario llevar un equipo para superar temperaturas adversas. En el camino de invierno se viven largos periodos de frio intenso.