Yate, isla privada o una mezcla de ambas: Kokomo Ailand, el nuevo capricho de las grandes fortunas
Tener un yate a la vez que una isla privada es posible, aunque también es cierto que se necesita un grandísimo colchón económico si quieres tenerla
Kokomo Ailand es una isla flotante que se desplaza a donde quieras con un interior de lujo y un ático con unas vistas impresionantes estés donde estés
El lujo tiene tantas vertientes que en ocasiones hay elementos que creemos que solo son simples imaginaciones. Pero lo cierto es que los millonarios tienen acceso a esas grandes estructuras lujosas como casas, barcos y un largo etcétera. Entre los últimos caprichos de las grandes fortunas del mundo parece que va a entrar una mezcla entre un yate de superlujo y una isla privada. Sí, todo unificado en una misma superficie que se postula como uno de los grandes destinos vacacionales de los más ricos: Kokomo Ailand, una isla flotante de la que nadie querría escapar.
Lujo en cada una de sus esquinas
MÁS
Seguramente habrás visto muchos yates de lujo en tus vacaciones en la costa y más de una isla privada en algún que otro reportaje, pero lo nunca antes visto era la unificación de ambos. Kokomo Ailand ha sido una de las creaciones de Migaloo Private Submersible Yachts más innovadoras y tiene absolutamente todo lo que podrías esperar de algo tan ostentoso y mucho más. Este yate llega a medir 80 metros sobre el nivel del mar y tiene 117 metros de largo, vamos que es posible que no te encuentres con tus acompañantes en todo el día.
A 80 metros de altura se encuentra el gran ático que entre otras cosas cuenta con un jacuzzi de suelo de cristal desde el que ver todo lo que hay abajo. Un suelo que te adelantamos que no es apto para los que sufran vértigo. Por supuesto, para disfrutar tienes que moverte libremente por semejante isla y visitar todas y cada una de sus estancias, entre ellas un beach club de lo más exclusivo desde donde las vistas pueden ser simplemente espectaculares y tomar el sol es todo un privilegio. Como no, si se quiere lucir cuerpo cuenta con su propio gimnasio para mantenerse en forma.
Si está considerado un híbrido entre yate e isla privada es por algo, y podríamos decir que es de las pocas (o la única) que cuenta con su propia selva privada. Sí, has leído bien, una isla flotante con su selva que está justo debajo del ático y que además de poder disfrutar de grandes cócteles en ella, cuenta con palmeras, grandes jardines y hasta una piscina con cascada que será la perdición de cualquier huésped. ¿Qué más te puedes encontrar en Kokomo Ailand? Pues desde un comedor submarino, un cine al aire libre hasta su propio helipuerto. Por no hablar del ascensor submarino para el avistamiento de peces y de algún que otro tiburón.
Una isla privada nómada
Una de las grandes ventajas de Kokomo Ailand es que puedes ir a donde te plazca, pues más allá de una isla artificial recuerda que también es un yate, aunque mover esa gran estructura no es una tarea que sea precisamente muy sencilla. Por su diseño puede parecer un gran catamarán que cuenta con ocho motores que lo desplazan a una velocidad máxima de unos 15 kilómetros por hora y que la convierten directamente en una isla motorizada.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de instalaciones vienen ya equipadas, pero Kokomo Ailand es totalmente personalizable al gusto de cada usuario, ya que quien la compre se va a gastar unos millones en ella, que mejor que tenerla acorde a los gustos de cada uno y gastarse un poquito más, ¿no? Antes hablábamos de ese ático principal, pero en las instalaciones se cuenta con varias suites VIP, habitaciones para invitados y unas zonas reservadas para la tripulación y el personal, porque claro, no vas a tener un yate que también es una isla privada para servirte las margaritas tú mismo.
La cifra final de este híbrido entre yate e isla artificial flotante es un misterio porque depende de la personalización de cada comprador, pero lo que sí te podemos asegurar es que se tiene que hacer un buen desembolso de unos cuentos millones si quieres primero tenerla en tu poder y luego mantenerla mientras no estás en ella. Desde luego un sueño para cualquier mortal pero no apto para cualquier bolsillo. Pero oye, soñar es gratis.