La Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) ofrece un sinfín de rutas del vino a través de las cuales podrás adentrarte en la cultura y el estilo de vida de algunos de los territorios vitivinícolas con más tradición de nuestro país. La lista es larga; de ella, nosotros hemos seleccionado para vosotros las cinco mejores ciudades del vino de España.
En el centro de la extensa vega que riega el río Duero, se encuentra Aranda de Duero, la capital de la comarca ribereña.
El principal atractivo de Aranda es su gastronomía. El lechazo asado es su plato más conocido y son muchos los fogones de la localidad que asan diariamente el suculento cordero lechal acompañado de morcilla, pimientos asados, escabechados, ensalada de la huerta y el típico pan de torta de aceite. Manjares acompañados, sin duda, por vinos de la D.O. Ribera del Duero. Aranda es, además, la sede del Consorcio Turístico de la Ruta del Vino Ribera del Duero, que acoge a decenas de pueblos y cientos de establecimientos de toda la comarca.
Aranda posee una gran tradición enológica y son muchas las huellas de un pasado vinculado con el cultivo de la vid y la elaboración de vinos, como por ejemplo sus cerca de 130 bodegas subterráneas, situadas bajo las casas del centro histórico, a diez/doce metros de profundidad, recorriendo siete kilómetros de naves y galerías.
Los vinos de Aranda de Duero se encuentran inscritos en la “Denominación de Origen Ribera del Duero” y es que no es para menos, pues en este rincón de la cuenca del Duero se combinan perfectamente los componentes medioambientales para la elaboración de un vino pleno en aroma y matices.
Jumilla es un municipio y ciudad española ubicada al noreste de la Región de Murcia, donde su clima soleado y generalmente poco lluvioso, permite a tanto a sus habitantes como turistas, disfrutar de una muy rica y conocida variedad de experiencias eno-gastronómicas.
La tradición vinícola se remonta a los primeros siglos de nuestra Era: las primeras noticias son del periodo Calcolítico. Yacimientos en la “Cueva de los Tiestos”, Rambla de la Alquería y Prado, donde se han encontrado pepitas de vid “vitis vinífera”. Seguramente estos pobladores recolectaban vid como fruto para alimento, del pueblo Ibero heredamos el cultivo de cereales, olivo y vid; especies hoy en día fundamentales en nuestra agricultura.
Bañada por el río Ebro, es una ciudad de grata estancia tanto para el vecino como para el visitante. Con 152.928 habitantes, acoge a la mitad de la población de La Rioja, Comunidad Autónoma de la que es capital. Situada al norte de España, es punto de encuentro, referencia y cruce de caminos.
La senda más querida de cuantas atraviesan la ciudad es el Camino de Santiago, que ha conducido hasta nuestras tierras a esforzados caminantes de países lejanos que han enriquecido notablemente nuestro acervo cultural e idiosincrasia. El logroñés es amable, alegre y hospitalario. Disfruta con la fiesta, la gastronomía y las tradiciones. Cualquier visitante se convierte rápidamente en un gran amigo.
La capital riojana se explica en gran medida por su relación con el vino. La construcción de bodegas subterráneas – calados – bajo las casas que formaban la ciudad y que hoy delimitan el Casco Antiguo era una práctica habitual ya en el siglo XVI.
El desarrollo y crecimiento de la ciudad han provocado que las bodegas salgan de su entorno original en busca de espacios más adecuados donde expandir su actividad. Hoy, las nueve bodegas pertenecientes a la Denominación de Origen Calificada Rioja ubicadas en el municipio abrazan a la ciudad, recordándole sus orígenes.
Desde sus comienzos hasta la actualidad, el vino de Valdepeñas ha sido el principal motor de su crecimiento. En la actualidad, es fácil encontrar en Valdepeñas las huellas de esta seña de identidad, desde los lugares donde degustarlo, hasta las viejas fábricas, bodegas y alcoholeras, que son testimonio de su rápida industrialización.
La gastronomía de la localidad, al igual que los de la región, tienen su origen en el medio rural y pastoril. Esos platos que antaño se ofrecían en ventas y posadas a caballeros, pastores, gañanes y arrieros, son los que se ofrecen hoy en los establecimientos hoteleros a los visitantes, respetando la tradición, calidad y variedad de las materias primas.
Son platos típicos de Valdepeñas los huevos moles, la pipirrana de Valdepeñas, el potaje de garbanzos con panecillos y la carne de membrillo.
Como acompañamiento a estos deliciosos manjares no pueden faltar los generosos vinos de la Denominación de Origen de Valdepeñas; vinos que en los últimos años han suscitado la admiración y reconocimiento internacional.
Cabeza de la Denominación de Origen Rueda y centro de la Ruta del vino de Rueda, una de las zonas más prestigiosas de producción de vinos blancos de España.
La Primera mención histórica sobre la "Roda", data del siglo X. Durante el siglo XVII, se le otorgó el título de Villa. Desde entonces ya hay constancia documentable de la relación entre Rueda y el vino y por qué su vino es reconocido internacionalmente. Rueda fue declarada Conjunto Monumental e histórico-artístico de España en 2006 y su Iglesia, Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento en 2013.
Rueda posee más de 20 bodegas tradicionales y modernas en su núcleo urbano, muchas de las cuáles son visitables y permiten conocer de cerca la elaboración del vino y degustarlo.