Cuando hablamos del Pacífico, solemos imaginar localizaciones de ensueño, islas paradisíacas con climas tropicales y playas de arenas blancas y aguas cristalinas que cada año reciben a millones de turistas dispuestos a disfrutar de unas vacaciones de película y desconectar del mundanal ruido de las grandes ciudades.
Sin embargo, existe un lugar que rompe con este estereotipo: Tuvalu. Considerado como el cuarto país más pequeño del mundo, este pequeño paraíso forma parte de la Polinesia y cuenta con muchos de los exóticos atractivos que han convertido a Bali, Fiyi o Bora Bora en unos de los destinos favoritos de las agencias de viaje, pero, a diferencia de ellos, carece de actividad turística.
Y es que a pesar de contar con una enorme extensión de playa gracias a su baja altura con respecto al nivel del mar, de sus impresionantes arrecifes y de la singularidad de sus paisajes, Tuvalu tan solo recibe una media de 2.000 visitantes al año, una cifra muy escueta que le convierten en el país menos visitado de todo el mundo.
¿El motivo? Su difícil acceso. Situado en mitad del Océano, a medio camino entre Australia y Hawai, este pequeño paraíso cuenta con una extensión de 26 kilómetros cuadrados repartidos en nueve islas en las que conviven un total de 12.000 habitantes.
Para llegar a él, las opciones son muy limitadas, ya que solo tiene conexiones con una aerolínea, Fiji Airways, que vuela al país dos veces a la semana desde Suva, la capital de Fiji, por un precio aproximado de 1.000 dólares. Otra opción es el barco, aunque, teniendo en cuenta que se encuentra a 4.000 kilómetros tanto de Hawaii como de Australia, el gasto monetario y de tiempo sería insoportable.
El turismo es una de las grandes fuentes de ingresos para los países de la Polinesia, pero en el caso de Tuvalu sus ingresos proceden principalmente de dos sectores: la pesca e internet. Este último resulta especialmente llamativo, ya que, a pesar de que no toda la población tiene acceso a este servicio, le aporta un 10% de su economía.
La explicación la encontramos en su dominio. Como todos sabemos, cada país tiene asignadas dos letras con las que se identifican las webs en internet. En el caso de España, este dominio es sencillamente “.es”, pero en el caso de Tuvalu, es “.tv”, unas consonantes con las que todos asociamos a la televisión.
Con el auge de internet, la mayoría de las cadenas de televisión y plataformas quisieron tener su dominio terminado en “.tv”, lo que permitió que Tuvalu firmase un acuerdo para comercializarlo. Como resultado, el país recibe actualmente cinco millones de dólares anuales por su dominio y ha podido mejorar su economía sustancialmente.
Sin embargo, a pesar de los avances económicos que ha experimentado en las últimas décadas, el país se enfrenta a un problema que amenaza con hacerle desaparecer: el cambio climático.
El calentamiento global es el mayor reto al que se enfrenta la humanidad. Si bien todavía queda gente que se niega a creer en esta crisis climática, lo cierto es que los efectos del aumento de la temperatura en la Tierra ya se empiezan a intuir, especialmente en el nivel del mar, que cada año invade más rápido la tierra.
En el caso de Tuvalu, que se encuentra a tan solo a cinco metros por encima del mar, esta progresiva subida ha provocado que en los últimos años haya perdido poco a poco parte de su territorio, y todo apunta a que la situación no cambiará en el futuro próximo.
Según los expertos, Tuvalu está condenado a ser el primer país que desaparecerá de la Tierra a causa del cambio climático, hundido en las profundidades del mar. Consciente de su trágico destino, el gobierno ya ha solicitado ayuda a las autoridades internacionales para intentar sobrevivir a la catástrofe, recordando la gravedad de la crisis y reclamando un plan para poder reubicar a su población.
Se calcula que entre 30 y 50 años Tuvalu ya habrá desaparecido bajo el mar, si el cambio climático sigue su curso y si no se toman medidas contundentes para evitar este desastre que, de prolongarse, cambiará nuestra vida para siempre.