La ciudad libre de Christiania en Copenhague es de las pocas utopías que resiste en pie. Hace cincuenta años, un grupo de padres ocuparon los terrenos de una antigua base militar para que sus hijos pudieran jugar. Hoy, esta comunidad autogobernada es la segunda atracción más visitada de la capital danesa. Pero más allá del postureo en las redes sociales y del menudeo de drogas blandas en Christiania, ¿qué queda de aquel sueño que comenzó hace medio siglo?
El 26 de septiembre de 1971, fecha en la que se ocupó Christiania, Ernst Nielsen tomó la fotografía desde la Iglesia cercana a la comunidad, en el actual barrio de Christianshavn. Aún se ven los sobrios barracones del cuartel militar que las tropas del ejército abandonaron pocos días antes, en señal de buena voluntad, para repartirse por distintos asentamientos en Dinamarca.
Poco a poco se convertirían en las casas coloridas que caracterizan a la Christiania y que tanto llama la atención en las fotos de los instagramers. Una semana después de la instantánea, Nielsen también aportaría sus imágenes al semanario alternativo "Hovedbladet" ('La revista principal') para ilustrar el artículo en la portada que anunciaba en su titular "Civiles conquistan la 'ciudad prohibida' de los militares".
Mientras que en las páginas interiores otro de sus destacados afirmaba rotundamente "Christiania creó una sociedad alternativa". Tras muchos tira y afloja , el gobierno danés lo aceptó en 1976 como un experimento sociológico.
Lo que comenzó como una protesta social se convirtió en un debate público entre los daneses sobre el uso que se debía dar a esos terrenos ocupados. El movimiento social PROVO, que defendía la legalización de la marihuana o la lucha medioambiental entre otras cuestiones, propuso adjudicarse las 34 hectácteras para poner en marcha Christiania, una comunidad autogobernada basada en sus principios anarquistas. Finalmente, tras muchos tira y afloja , el gobierno danés lo aceptó en 1976 como un experimento sociológico.
En la actualidad casi 1.000 vecinos viven en Christiania. Uno de ellos es Lars Fenger, alias 'Joker' que llegó a la comunidad en 1989 con apenas 20 años porque se enamoró de una residente y decidió quedarse Christiania se ha convertido en un proyecto legal y muchas cosas han cambiado. "¡Extraño los viejos tiempos sin ley!", dice.
Lo que aún permanece en Christiania es el cartel en la entrada que anuncia que 'estás abandonado la Unión Europea', dejando claro que una vez que entras en la comunidad estás en tierra de nadie, con lo que esto conlleva.
La excepción en el pago de impuestos municipales y estatales siempre ha estado en el punto de mira de las autoridades danesas. Por eso, hace diez años los residentes decidieron comprar el terreno y pagar un impuesto por la recogida de basuras, la limpieza de las calles y jardines y el mantenimiento del cableado de la luz. Una decisión nada fácil para sus habitantes.
"Yo mismo cambié de opinión varias veces, mi corazón dice que no y mi cerebro dice que sí. Pero acordamos mantenernos unidos. Después de todo, compartimos algunos valores básicos", recuerda 'Joker'. Sus residentes, los christianos, promueven la igualdad de cada individuo, la ecología y el DIY ('hazlo tú mismo'). Aún así, vivir en Christiania es más económico que en otros lugares de la ciudad.
De hecho, las casas son uno de los grandes atractivos para los residentes. Vagones y antiguos barracones militares se mezclan con cabañas de madera de cualquier forma y color imaginable. "Mi esposa y yo pagamos 4400 dkr al mes (algo más de 590 euros) pero depende mucho del tamaño de la casa. Pagamos una tarifa de usuario individual, creo que 1250 dkr (unos 170 euros) y luego pagamos unos 30 dkr (4 euros) por cada metro cuadrado", explica.
Una ventaja económica de la que también puede beneficiarse el turista, ya que debido al escaso pago de impuestos, sus precios son mas baratos. Desde la alimentación hasta los recuerdos de viaje. Pero se paga en Løn, su propia moneda local, tanto si visitas sus bares y restaurantes, sus tiendas, el teatro o la guardería. También tienen su propio sistema de correos y su bandera: roja con tres puntos amarillos.
Y aunque parece una especie de república danesa, en el mundo artístico no es tan desconocida. En los escenarios de Christiania han actuado artistas de la talla de Bob Dylan, Eric Clapton, Alanais Morissette, Blur, Portishead, Green Day o Rage Against The Machine.
Sus residentes, los christianos, promueven la igualdad de cada individuo, la ecología y el DIY ('hazlo tú mismo'). Tanto, que desde 1995 elaboran su propia cerveza, la Økologisk Christianias Thy Pilsner. No tuvieron que buscar mucho para encontrar la inspiración, curiosamente, la comunidad está muy cerca de donde nació la famosa Carlsberg.
La gentrificación ha traído con el turismo un aumento en el precio de las casas, motivo por el que algunos residentes de la comunidad han abandonado Christiania. Christiania está ubicada en el centro de Copenhague, en un entorno de ensueño, rodeada de frondosos árboles y un lago que puedes atravesar por sus puentes estratégicamente colocados.
Es habitual que los habitantes de Copenhague aprovechen los terrenos para realizar deporte, desde footing a paseos en barco o bicicleta. Las calles siguen sin asfaltarse y no se permite la circulación de los coches en su interior. Esto propició que en 1978 uno de sus vecinos, Lars Engstrøm, ideara y creara las Christianbikes. La bicicleta con una cesta de madera en la parte delantera se hizo tan popular que en la actualidad no hay padre danés que no la use para transportar a sus hijos en cualquier ciudad de Dinamarca.
Las otras normas de Christiania son: No armas, No drogas duras, No violencia, No acampar, No grupos de moteros de ningún tipo (debido a una trifulca en el pasado), No ropa antibalas, No a la venta de fuegos artificiales y la venta de objetos robados. Y la más importante en la actualidad… no hacer fotos en Pusher Street, la calle donde se venden drogas blandas como marihuana y hachís. Otro de los puntos calientes que mantiene a Christiania enfrentada con el estado danés.
Antiguamente las redadas policiales eran habituales, hoy la policía recurre a métodos más sofisticados como los drones para mantener la zona vigilada. Pero, pese a que desde 2004 la venta y consumo de marihuana no son legales en Christiania, los vendedores se colocan a ambos lados de la calle exhibiendo la mercancía. Por este motivo, algunos conocen al barrio como 'el distrito verde' y otros piensan que podría acabar con la comunidad. "No, no creo que pusherstreet sea el fin del sueño, espero una legalización del cannabis muy pronto (…) creo que el mundo tiene un problema con el cannabis criminal, no solo Christiania", explica.
La gentrificación ha traído con el turismo un aumento en el precio de las casas, motivo por el que algunos residentes de la comunidad han abandonado Christiania tras décadas viviendo en ella. La utopía de hoy tiene parada en la ruta turística de Copenhague y se anuncia en los autobuses como una cita ineludible.
El bucólico entorno y las casas coloridas se han convertido en un fondo fantástico para presumir en las redes sociales. #freetownchristiania es uno de los hashtags que recoge fotos de personas de todo el mundo posando orgullosos en la comuna. Las visitas a Christiania han aumentado tanto que ya es el segundo lugar más visitado de Copenhague, sólo superado por la famosa escultura de la 'Sirenita'.
"Tratamos de lidiar con el turismo de masas… el principal problema es que no somos un proyecto comercial y no nos interesa serlo", reconoce 'Joker' con cierta nostalgia. ¿Logrará Christiania permanecer fiel a su espíritu original o el turismo de masas terminará fagocitando este sueño que algunos padres quisieron que sus hijos heredaran?