Acaba de publicar 'La buena vida' (Planeta) un libro que recoge y analiza muchos de los casos que formaron parte del Harvard Study of Adult Development, el estudio más longevo del mundo sobre el bienestar. Robert Waldinger, profesor de psiquiatría, y director del Centro de Terapia Psicodinámica e Investigación de la Universidad de Massachusetts estuvo esta semana en Madrid y nos contó algunas de las conclusiones a las que ha llegado a lo largo de sus investigaciones.
¿Por qué te interesa tanto la felicidad?
Porque todos queremos ser felices. En mi caso personal, es un asunto complicado porque trabajo en Harvard y Harvard es una universidad que valora mucho los reconocimientos... y resulta que a mi los reconocimientos, los premios, no me hacen feliz. Lo que me hace feliz es encontrarle un sentido a mi trabajo. Eso es lo importante para mí: vivir una vida con sentido, con placer y con gratitud.
Entonces eres una persona feliz...
Soy una persona más o menos feliz. Nadie es feliz siempre, no hay una vida que sea pura felicidad, eso no existe. Tenemos que desterrar esa idea.
Entonces ¿qué es exactamente ser feliz, según el estudio que diriges en tu Universidad y tu propio libro?
Pues el estudio nos enseña que los factores más importantes para mantener la felicidad son cuidar el cuerpo y la salud, no fumar, comer bien, hacer ejercicio regularmente, no abusar del alcohol o las drogas, pero también, y este es un elemento clave, cultivar nuestras relaciones sociales. Las relaciones son muy importantes para producir felicidad y salud.
¿Cuáles serían entonces sus tres claves para vivir una “buena vida”?
Lo primero, dedicarte a actividades que tengan un sentido para ti, que te reporten cierto grado de placer. Segundo, mantener relaciones con personas que sean importantes para nosotros. Lo tercero, cuidar de todo aquello que no somos nosotros, desde otras personas al medio ambiente.
Muchas personas relacionan la felicidad con cierta idea de perfección: el momento perfecto, la velada perfecta, la persona perfecta… ¿la felicidad es perfecta o por el contrario es precisamente contar con la imperfección?
La perfección es un mito. No existen ni esa persona perfecta, ni ese día perfecto. Y no solo es un mito, sino que es un mito peligroso, porque nos hace creer que nuestra vida no es buena ni significativa ni real si no es 'perfecta', cuando en la realidad lo importante es estar contentos con lo que tenemos, cuando podemos. Por supuesto que todos pasamos por situaciones de sufrimiento, pero es perfectamente posible aprender a disfrutar lo que se tiene.
¿Crees que hay personas que tienen una buena vida sin ser conscientes de ello?
Sí, se puede tener una buena vida sin ser consciente de ello. Porque muchas veces damos por hechas cosas muy buenas en nuestras vidas, nuestras buenas relaciones por ejemplo, o la seguridad de tener un techo o comida y ya no pensamos en eso como en algo que es especialmente bueno. Pero es muy importante recordar que las tenemos.
¿Puedes darnos un ejemplo concreto que hayas conocido (en el estudio o el libro)?
Muchos. Por ejemplo, un hombre que no tenía buenas relaciones: no tenía amigos cercanos, se había casado pero no había tenido un matrimonio infeliz, trabajaba mucho pero sus compañeros no eran cercanos... El tipo se jubila y no sabe qué hacer con su tiempo y se mete al gimnasio. Y allí encuentra amigos verdaderos por primera vez en su vida, a los 60 años. Fue una sorpresa para él descubrir que podía tener buenas relaciones. Le cambió la vida. Fue su época más feliz.
Entonces, tener relaciones saludables y afectuosas es fundamental para una buena vida. ¿Por qué nos cuesta tanto interiorizar una reflexión tan aparentemente sencilla?
Otra vez, porque lo damos por hecho, nos olvidamos de lo importantes que son. Es muy fácil asumir que mis amigos 'siempre van a ser mis amigos', y que 'no tengo que hacer nada al respecto' lo cual es un error. Además vivimos en una sociedad que todo el día nos envía mensajes falsos sobre lo que nos va a ser feliz: como comprar cosa, tener una vida de lujo o de consumo. Y entonces es muy fácil ignorar la importancia de las relaciones. De hecho esa es la principal razón por la que he escrito 'La buena vida'.
El estudio de 80 años de Harvard en el que se basa tu libro, precisamente, me recuerda a la película ‘Boyhood’ de Richard Linklater, grabada durante 11 años. ¿Es necesaria la observación prolongada de las personas para entender emociones como la felicidad?
Creo que sí. Es muy útil observar a personas durante muchos años porque nos ayuda a entender que la vida cambia, que todo cambia, y que la felicidad cambia a lo largo de los años. Nuestra perspectiva en la vida va evolucionando, lo mismo que nuestras ideas sobre lo que es importante. Y solo cuando observamos a la gente durante muchos años podemos percibir y analizar estos cambios. La mayoría de las investigaciones se realizan durante lapsos de tiempo muy cortos, lo que nos da resultados limitados, por eso nos parece importante observar períodos completos de vida.
Hablas también de una “epidemia de soledad”. Es algo que como sociedad hemos aprendido a considerar inevitable. ¿Cómo podemos empezar a combatirla?
Es alarmante. Aunque actualmente el grupo más 'solitario' es el de adolescentes y adultos jóvenes, entre 16 y 24, está claro que también los mayores sufren cada vez más soledad. Para empezar creo que es importante desestigmatizar la soledad porque mucha gente aún siente vergüenza de admitir que se siente sola. Hay que empezar por aceptar que todos nos sentimos solos algunas veces. Para poder conectar con gente que se siente sola, hay que empezar por aceptar que todos nos sentimos solos alguna vez, solo así podremos conectar con los demás.
¿Por qué es imprescindible construir estructuras familiares aún con independencia de los vínculos sanguíneos?
Porque necesitamos conexiones que consideremos 'seguras'. Y estas pueden ser con familia o con amigos que son casi familia, da igual, lo que es importante tener relaciones con personas que estamos seguros de que van ayudarnos en nuestras crisis o emergencias. Todas las personas necesitamos por lo menos una o dos relaciones que consideremos seguras.
A muchas personas les gustaría expresar afecto a las personas con las que se relacionan, pero se sienten incapaces de hacerlo. ¿Algún consejo para romper esa barrera?
Hay muchas maneras de expresar afecto, amor o gratitud. Un ejemplo: para algunas personas es importante recibir ayuda con sus tareas y esa puede ser una forma de amor. O se que si tienes dificultades para expresarlo directamente tal vez es puedas prestar atención a las cosas que necesitan tus personas cercanas, lo que les da felicidad. A veces no hace falta una expresión verbal, el cariño puede mostrarse con algo tan simple como ayudar en una tarea.