Hace poco más de una semana que Guti, de 46 años, se convertía en abuelo. Su hija Zayra, fruto de su relación con Arantxa de Benito, de 22 años, ha sido madre de Hugo, su primer hijo junto a su pareja, Miki Mejías. De esta manera, el exfutbolista ha dado un paso más en su vida familiar, ahora abuelo, mostrándose completamente feliz ante la noticia, sobre todo tras conocer que el parto fue bien y tanto su hija como su nieto estaban perfectamente. No obstante, hay algo de lo que huye porque no le gusta para nada.
La llegada de Hugo ha sido una alegría para toda la familia y así lo mostraba Romina Belluscio, actual pareja de Guti, en sus redes, posando con el recién nacido junto al exfutbolista y sus dos hijos en común, dándole la bienvenida a la familia y felicitando “al abuelo más cañón que existe”.
Tras varios días en familia, cuidando de Hugo en sus primeras horas de vida, Guti ha regresado a su trabajo como colaborador en el programa deportivo que presenta Josep Pedrerol, que le ha dado la enhorabuena públicamente por ser abuelo de su primer nieto. Allí se mostró contento, comentando que todo había ido perfectamente y que su hija y su nieto estaban “fenomenal”.
Sin embargo, pese a la alegría de tener un nuevo miembro en la familia, Guti admitió que, pese a toda la ilusión, hay algo que le da pánico: que cuando el niño empiece a hablar le llame abuelo. “Me fastidia, es como una mochila”, explicaba.
Por eso ha decidido que cuando el niño crezca, “le diré a Hugo que no me llame abuelo. Que me llame como él quiera, pero abuelo no. La familia sabe que no me gusta. Yo estoy contento, pero no estoy contento por lo de abuelo”, reconoció ante el resto de sus compañeros.
Probablemente al exfutbolista le chocará eso de ser abuelo porque sus hijos con Arantxa de Benito, Zayra y Aitor, tienen ya 22 y 24 años, mientras que los que comparte con Romina Belluscio, Enzo y Romeo, el primero de 10 años y el segundo de dos, que solo se lleva dos años con el que ya es su sobrino.