Camaleón, la estrategia para que tus hijos lean este verano aunque no te vean con un libro

  • Leer promueve y fortalece un pensamiento crítico esencial para manejarse en los océanos de información interesada donde van a vivir

  • Entre los 12 y los 16 años el principal ejemplo está en la familia

  • Al 54% de los adolescentes no les gusta leer, y si lo hacen, es porque les obligan en el colegio o instituto

Ya están de vacaciones y te desesperas viendo cuánto tiempo pierden viendo tontadas en Tik tok. Te gustaría que dedicaran algo de su tiempo a la lectura y que disfrutaran de un buen libro tanto como disfrutas tú pero... las pantallas han modificado su cerebro, que ahora les demanda estímulos constantes y breves. Su capacidad de concentración es menor que la nuestra, y el esfuerzo y los tiempos que requieren la lectura no van con las nuevas formas de consumir contenidos.

Pero no está todo perdido. Un grupo de profesionales de la comunicación ha puesto en marcha la Iniciativa Camaleón, una propuesta para que los adolescentes se reenganchen a la lectura y no la abandonen del todo. ¿Una quimera? La lectura es clave para interpretar la información en contextos donde cada vez tienen más presencia los sesgos y la desinformación. Leer es formarse una opinión, cuestionar y, también, aprender a tomar decisiones. Leer promueve y fortalece un pensamiento crítico. En el informe recientemente publicado nos dan algunas recomendaciones para que no nos demos por vencidos. Merece la pena intentarlo.

El estado de la cuestión

Una de las acciones de la Iniciativa Camaleón ha sido elaborar una encuesta entre 1.000 adolescentes para ver porqué dejan de leer, incluso aquellos que antes lo hacían. Se han recogido algunos datos reveladores. Reconocen el valor de la lectura, casi un 30% asegura que debería leer “bastante más” o “muchísimo más”, y más de la mitad piensa que tendría que leer un poco más. Solo 2 de cada 10 afirman que leen lo suficiente. Pero a más de la mitad de los encuestados (54%) no les gusta leer, y si lo hacen, es porque les obligan en el colegio o instituto.

Esta desidia puede tener su origen en que tienen problemas de concentración y atención en lo que leen. El 14% no podría hacer un resumen de lo que ha leído a otra persona y un 16% no recuerda el contenido cuando ha pasado un rato.

Les preguntaron que por qué no leían más, y respondieron que porque "les faltan horas" o que "prefieren emplear su tiempo libre en otras actividades", según la encuesta realizada.

El lado amable

Los nuevos canales y formas de informarse también pueden ayudar a fomentar el hábito lector en nuestros hijos. El 70% de los que leen reconocen estar influenciados por booktubers, bookstagramers y booktokers, que recomiendan libros en YouTube, Instagram y Tiktok.

También puedes estimular su apego a la lectura o la escritura a través de nuevas plataformas como Wattpad, –70 millones de lectores mensuales y 565 millones de historias en línea–, Me gusta escribir o Club de Escritura –150.000 lectores– que permiten conectar con autores y autoras, leer y comentar sus escritos.

Y si son de los que siguen a las masas, en español hay varios fenómenos reseñables como, por ejemplo, la balear de 23 años Joana Marcús, o la venezolana Ariana Godoy, que ha visto cómo su obra de literatura juvenil A través de mi ventana se convierte en película para una plataforma de streaming.  Hay que facilitarles todas las puertas hacia la lectura por si se animan a abrir alguna y se enganchan.

El hábito hace al monje

Para Teresa Puchades, de la fundación Trilema, “el hábito y el entrenamiento es fundamental para fomentar la lectura” y tiene que empezar en casa. Según Puchades, entre 0 y 6 años hay que leer a los niños y niñas al menos 20 minutos todos los días. Entre los 6 y los 12 años “el único deber que mandamos para casa es que tienen que leer todos los días 20 minutos, y entre los 12 y los 16 años, la época que mezcla neuronas y hormonas, el principal ejemplo está en la familia. Hay que seguir con los 20 minutos de lectura diaria, y aquí ya da igual el formato y el soporte: periódicos, cómic, pódcast, etcétera”, explica Puchades.

Camaleón

La iniciativa tiene un componente práctico de gran ayuda. Se trata del acróstico del término camaleón, que sirve de guía para conseguir el resultado final: que nuestros hijos se aficionen a la lectura.

  • Crea un ambiente acogedor. En casa, en la escuela o en las bibliotecas públicas, el espacio donde se lee influye en la calidad de la lectura. La comodidad, con lecturas accesibles y en cualquier soporte, ayuda a la concentración y el disfrute. Además, fomenta rutinas de lectura.
  • Ante todo, variedad. Ofrece una amplia gama de libros, revistas o cómics con una temática y géneros variados. Permitirá a niños, niñas y adolescentes disponer de diferentes puntos de vista y estilos literarios, despertando así un enfoque crítico.
  • Mantén una conversación. Anima a que las personas más jóvenes pregunten, comenten y planteen discusiones mientras leen. Hablar del contenido y su autoría ayuda a fomentar el debate, a mejorar la expresión y a desarrollar habilidades de análisis crítico.
  • Ah, que no te la cuelen. Enseña a detectar información sesgada, noticias falsas y otras trampas que aparecen en los textos que leen o escuchan. Es importante promover la verificación de hechos y la búsqueda de evidencias y fuentes confiables.
  • Lanza retos. Invita a niños, niñas y adolescentes a escribir reseñas sobre las lecturas que hacen. Permite la reflexión y evaluación, y la comunicación clara y crítica del contenido. También puedes establecer desafíos de lectura que promuevan la constancia en la actividad.
  • Estimula la investigación. Averiguar más sobre los temas que encuentren interesantes en las lecturas mejora su habilidad para analizar y evaluar la información.
  • Organiza clubles de lectura y debate. Compartir las lecturas sirve de conexión social, amplia la comprensión, la empatía y el respeto, ayuda a fundamentar sus opiniones y mejora sus habilidades de comunicación.
  • No todo es leer. Incorpora actividades creativas a la lectura, desde que escriban sus propias historias hasta que hagan ilustraciones o graben vídeos de reseñas o de escenas de las lecturas. Entre los objetivos, expresar sus ideas y profundizar en la comprensión lectora.