Más del 70% de los padres dan paga a sus hijos, una costumbre que si bien puede pasar más desapercibida a lo largo del año, se instaura plenamente en verano, cuando hay más oportunidades de ocio y, por tanto, más necesidad de dinero. La cuestión es cómo, cuánto y de qué manera puede vertebrarse en la dinámica familiar.
Para muchos expertos, la principal ventaja de dar la paga a los niños es buscar una relación saludable con las finanzas personales, el ahorro y la gestión del gasto desde la infancia, algo importante habida cuenta que las finanzas personales no se enseñan en el colegio.
La principal desventaja es que niños y jóvenes pueden infravalorar el dinero, ya que lo reciben sin apenas esfuerzo. Y ahí es donde entra el control parental. "La paga puede ser muy interesante para el aprendizaje de la importancia de la economía y de la responsabilidad económica, pero hay que saber hacerlo. Antes de los siete años no se recomienda dar paga porque no tienen los conceptos de suma y resta. A partir de los siete años, se les puede dar, por ejemplo, cinco euros a la semana a cambio de diferentes cosas", explica la psicóloga Lara Ferreiro.
La pregunta que siempre se hacen los padres es si hay que premiar con dinero las pequeñas obligaciones o responsabilidades de los hijos. Los expertos recomiendan no dar dinero a cambio de las actividades domésticas compartidas, esas que deben hacerse entre toda la familia, adaptadas a la escala de cada miembro.
Ferreiro confirma este extremo. "Nunca hay que pagar por las cosas básicas como hacer la cama o recoger la mesa. La paga siempre tiene que reconocer los trabajos extras: por ejemplo, lavar el coche o comprar el pan, dos euros de más", señala Ferreiro, que aconseja ir subiendo la paga conforme a la edad de los hijos.
Como decía la experta al principio, darles a los hijos una paga es bueno para que sepan administrar sus recursos. "El acuerdo podría ser que ahorren la mitad y que la otra mitad se lo gasten en lo que quieran. Los padres tienen que supervisar que eso se cumple", advierte esta psicóloga.
Para los más pequeños, Ferreiro aconseja seguir el sistema de puntos: "Se apunta en el calendario los extras que se van haciendo a lo largo de la semana y el domingo, por ejemplo, reciben esa paga semanal. Si quieren comprar algo caro, tendrán que hacer más cosas e ir ahorrando. Es importante que la paga sea semanal y no mensual para que aprendan a gestionar mejor".
El aprendizaje de la gestión económica es fundamental. "Algunos estudios sugieren que las personas que no han aprendido a organizar sus recursos de pequeños, han tenido problemas de ludopatía y adicción al juego en la edad adulta", asevera la experta.
La psicóloga explica que, si no se pide antes, lo recomendable es empezar a dar pagas a partir de los 12 años, siempre menos dinero del que piden. En la adolescencia, es lógico que la asignación aumente conforme a su vida social va creciendo y, con ella, nuevas necesidades. "Para darles aquello que demandan, algo más de ropa, por ejemplo, o más dinero para salir o para viajar, la mejor opción es incrementar ese dinero a cambio de algunas actividades extras o de nuevas responsabilidades. Pero hay que establecer unos límites: la paga no debe ser para comprar tabaco o para actividades dañinas", advierte Ferreiro.
¿Y sobre los famosos préstamos entre padres e hijos? "Se recomienda que no haya préstamos porque lo habitual es que los hijos no los devuelvan y eso crea muchísimos conflictos", explica. "Si quieren hacer o comprarse más cosas de las que ya tienen, hay muchos trabajos que pueden hacer en verano", asegura la psicóloga.
Según la experta, la primera cosa importante es acordar la cantidad de la paga: "Hasta los 10 años se recomiendan tres euros a la semana. De diez a 14, serían entre cuatro y ocho euros a la semana; de 14 a 16, diez euros. Y a partir de esa edad, 20 euros". Es también importante dejar clara la frecuencia de esa paga: siempre una vez a la semana, evitando pequeños anticipos, ya que el objetivo es que sepan organizar su agenda y sus finanzas.
El acuerdo entre padres e hijos también incluye conocer en qué van a gastarse ese dinero. "Es fundamental que los padres sepan en qué se lo gasta y que asesoren a su hijo cuando sea necesario. También hay que supervisarles para que no malgasten el dinero".
En este 'contrato' también es importante para la experta que aprendan a demorar la gratificación. "En una sociedad con un nivel de consumo muy alto, hay que enseñarles a no gastar rápido. Lo ideal sería que los padres, de hecho, hicieran con ellos el listado de los beneficios del ahorro y de no gastar todo lo que tenemos", explica Ferreiro.
Para la psicóloga dar la paga a los hijos es una estupenda herramienta educativa: "Les enseñas a que se gestionen sus finanzas, a que comprendan que gastar de manera descontrolada tiene consecuencias o que ahorrar es positivo; todo ello puede ayudarles mucho en su vida adulta", concluye.