Familias 'Dinks': ¿qué son y por qué representan ya un 15 % de los hogares españoles?
España 'envejece' debido a las sucesivas crisis económicas, el problema de la vivienda y el pesimismo climático
En ese contexto, un modelo de familia empieza a ganar terreno en nuestra sociedad y se espera que crezca aún más en los próximos años
Entre las ventajas de este tipo de núcleo familiar está la mayor estabilidad económica
Desde 2008, los nacimientos en España han caído más de un 35% y somos el segundo país europeo con la más baja tasa de natalidad. Es un hecho que comparadas con las generaciones anteriores, la nuevas generaciones de mujeres en edad de procrear tienen otras prioridades. Ser personas de pleno derecho sobre sus cuerpos, por ejemplo.
MÁS
¿Qué son las relaciones Dinks?
En este contexto no es de extrañar que las familias llamadas de Doble Ingreso Sin Hijos o 'Dinks', por sus siglas en inglés ('Dual Income No Kids'), se hayan convertido en uno de los modelos 'alternativos' a la familia tradicional -en España lo 'normal' en décadas pasadas era la familia heterosexual con tres hijos- de mayor crecimiento en los últimos años.
Hay razones poderosas para que esto sea así, además de la propia decisión de muchas mujeres de postergar o en muchos casos renunciar a la maternidad. Para empezar las crisis económicas, los constantes problemas de empleo y vivienda o la consciencia de un cambio climático probablemente irreversible ha hecho que las personas cada vez se aventuren menos a reproducirse.
Ventajas
Según datos proporcionados por conjunto de indicadores económicos conocido como Habits, en España los hogares 'dinks' están repartidos de manera dispar en distintas comunidades, siendo Extremadura la que tiene un mayor número de familias de este tipo, con un 18%. Le siguen Cantabria con un 16,7% y Galicia con un 16,6%. Por el contrario, Madrid registra el porcentaje más bajo, con solo un 13,5% de estas familias.
Pero para no quedarnos en las causas, hablemos también de las ventajas de las que disfrutan los hogares Dinks. Por ejemplo, hasta antes de la llamada 'liberación femenina' de mediados del siglo pasado, se esperaba que las mujeres cumplieran el mandato de la maternidad a expensas de otras actividades remuneradas. Es decir, que dejaran de trabajar de manera asalariada para hacerlo de manera no asalariada en la crianza.
Hoy en cambio, las parejas suelen beneficiarse del doble ingreso. Y muchas no están dispuestas a renunciar ello por atender bajas maternales. La primera gran ventaja es, pues, económica. Otra es la libertad -para salir, viajar, mudarse, trasladarse por motivos laborales o incluso tomarse periodos sabáticos- que es incomparable a la que se tiene cuando se tiene la responsabilidad de cuidar de los hijos. La llamada 'calidad de vida' es evidentemente mejor, si excluimos los beneficios afectivos que pueden generar los niños.
En general el tiempo del que se dispone hace que se invierta más en formación laboral, en el propio trabajo y en otras relaciones afectivas como la propia pareja o los amigos, todo lo cual conlleva una vida menos sobresaltada. Son los pros de un tipo de vida que hasta hace algunas décadas era estigmatizada pero que ahora goza de mayor salud que nunca.