¿Y si se queda sin batería? El 'kit' de seguridad que debe llevar tu hijo adolescente si sale por la noche

El caso de Álvaro Prieto, el joven cordobés hallado sin vida entre dos vagones de tren en la estación de Santa Justa de Sevilla, ha conmocionado a la opinión pública. Una concatenación de casualidades y decisiones poco afortunadas precipitaron su final: tras perder el tren que debía llevarle a Córdoba e intentar subirse a otros trenes, murió electrocutado al ser alcanzado por una catenaria.

En este suceso se mezcla la impulsividad de la juventud con una cruel jugada del destino. No existen fórmulas mágicas para eludir algo así, pero sí hay recomendaciones generales que pueden ayudar si nuestros hijos se ven atrapados en circunstancias similares a las de Álvaro. La principal recomendación siempre es la prudencia y el sentido común; pero quizá sea lo más difícil de gestionar cuando se es muy joven. Lo que sí podemos hacer es tener presentes las siguientes pautas:

Es imprescindible ir siempre documentado con el Documento Nacional de Identidad o el resguardo correspondiente, si aún no se ha expedido. Quienes tengan carnet de conducir, también deben llevarlo en esa misma cartera.

La mayoría de las personas llevan los teléfonos de su familia o entorno en el móvil. Solemos saber algún número de memoria, pero si nos encontramos en dificultades, es muy útil llevar una pequeña tarjeta impresa con los teléfonos de las personas que puedan ayudarnos. En esa misma tarjeta, debería aparecer información relevante, por ejemplo, si somos alérgicos a ciertos alimentos o medicamentos.

En esa tarjeta también es útil llevar algunos teléfonos de utilidad. De todos ellos, el número que también habría que memorizar es el 112, el teléfono único de emergencia para toda la Unión Europea. En él se puede comunicar cualquier emergencia, sea del ámbito que sea. Es gratuito y facilita la localización de las llamadas. Otro número útil es el de la Policía Nacional (091). Además, cada comunidad autónoma dispone de distintos números de emergencias que también convendría incluir.

Si el adolescente no está en condiciones de usar su móvil, quienes presten ayuda deben hacerse con él para comunicarse con los familiares. En ese caso, es útil que en la agenda de contactos figuren como 'Aa' el nombre el adulto relevante. De esa manera, aparecerá en la primera posición de la agenda. En Estados Unidos se utiliza 'ICE' o 'In Case of Emergency', en caso de emergencia, una costumbre que también puede darse en España. Si no es posible acceder a la agenda telefónica por no tener la clave, lo más recomendable es que alguna de las personas que presten su ayuda llamen al 112.

Es aconsejable tener siempre disponible un antitérmico para la fiebre o un analgésico. En el caso de las personas que necesiten medicarse, es imperativo que lleven a mano la medicación necesaria para un día. En los casos más graves, se puede llevar una medalla o colgante que indique la patología, medicación o fármacos y sustancias a los que se es alérgico.

Algo también imprescindible es salir de casa con el móvil cargado y comprobar su actividad periódicamente. Si se van a pasar muchas horas fuera de casa, es conveniente llevar el cargador. De esta manera, será muy difícil quedarse incomunicado. Cuando está previsto pasar más de un día fuera de casa, además del cargador, puede ser útil una batería externa.

Siempre es importante llevar algo de dinero en efectivo para algunos pequeños gastos para los que sería difícil usar una tarjeta bancaria. 20 euros es suficiente para afrontar algunos de estos gastos.

Si los adolescentes son demasiado jóvenes para tener su propia tarjeta de débito, existen tarjetas recargables para que puedan hacer uso de dinero si lo necesitan en algún momento extraordinario. Los padres son los encargados de recargar la tarjeta con la cantidad que consideren adecuada. Por lo demás, funcionan igual que el resto de tarjetas de débito, con la peculiaridad de que se usan sobre todo para pagar, no para sacar dinero. Puede hacerse, pero con cantidades limitadas y con el cobro de una comisión.

Si el joven está de turismo o de viaje de estudios fuera de España, tendrá que incluir como teléfonos relevantes los que le haya proporcionado la entidad con la que ha gestionado el viaje de estudios. Si es un viaje privado, es muy recomendable incluir los teléfonos de la embajada o el consulado de España de cada ciudad. Y, de nuevo, cuando no hay tiempo y se está en Europa, se puede llamar al 112.

Lo primero es acudir a un espacio cercano y seguro. Este espacio puede ser un centro de información o atención al cliente si estamos en un aeropuerto o una estación, además de los agentes de los cuerpos de las fuerzas de seguridad del estado. Si no estamos en un entorno así, también son válidos restaurantes, hoteles y todo tipo de establecimientos cara al público. El adolescente se identificará, explicará su caso y pedirá hacer una llamada de teléfono al adulto de referencia. En esa llamada, se acordará cómo solucionar el problema y qué recursos se necesita para hacerlo. Puede ser necesarop que el adulto comparta con el otro adulto presente lo que se va a hacer para que custodie al adolescente hasta que la situación se resuelva. En situaciones de peligro, la primera llamada siempre debe ser el 112. Los agentes serán entonces quienes darán las instrucciones precisas.