"Mi hijo adolescente tiene su primera pareja y quieren dormir en casa": cómo gestionar la situación
Los expertos sostienen que prohibir puede llevar a que los adolescentes tomen decisiones impulsivas con el riesgo que conlleva
También insisten en que conviene establecer límites claros para que los jóvenes actúen con responsabilidad frente a sus actos
Por su parte, las familias deben confiar y no pretender ejercer un control absoluto en los hijos
Los adolescentes están en pleno desarrollo afectivo por esa condición no ha de extrañar a las familias que generen con frecuencia situaciones que les sorprendan. En el supuesto de que el hijo adolescente comunique que quiere llevar a su primera pareja a dormir a casa, han de tenerse en cuenta muchos factores, como indican los expertos.
Los mismos expertos también opinan que el hecho de que el hijo hable con sus padres es síntoma de buena comunicación y confianza. Asimismo, sugieren preparar al joven para que entienda y se responsabilice de su vida afectiva, sexual y amorosa y sepa tomar decisiones de un modo consciente y con respeto por el otro y por sí mismo. Pese a que muchos padres creen que prohibir o no tratar el tema favorece que el hijo adolescente no practique sexo, posiblemente suceda lo contrario e incluso, cometa serias equivocaciones por no ser dueño de suficiente información.
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Casos y casas
Concepción Lozano es madre de Jacobo, de 17 años. Recientemente se ha encontrado con una petición por parte de su único hijo: llevar a su primera novia a casa para cenar y que se quede a dormir. Iris tiene 16 años y es novia de Jacobo desde hace uno. Se conocieron en el instituto.
“Mi hijo me lo ha pedido de muy buenas maneras y veo a los dos bastante centrados. No lo sé por él, pero estoy casi segura de que mantienen relaciones sexuales. Quiero hablar con los padres de Iris y expresarles que, aunque he tenido mis dudas, creo que no debemos verlo como un problema. Según lo que me digan, podemos consensuar unas normas”, comenta.
El caso de Natalia es distinto: “Con mi madre es más fácil hablar y explicarme. Mi padre es más de negativas sin apenas escuchar mis razones. Les he contado que salgo con un chico desde hace ocho meses y que tenemos relaciones íntimas. Me gustaría ir de vez en cuando a dormir a mi casa con él para estar más a gusto. Además, nuestra vivienda tiene dos plantas y podemos tener más espacio e intimidad todos”, plantea esta joven de 18 años.
Descubrir cuál es la inquietud
“La adolescencia es una etapa de transición en la que uno se siente como un adulto con las restricciones y limitaciones de un joven”, especifica Alba Ruiz del Rey, psicóloga y neuropsicóloga. La especialista, con experiencia en atención temprana y adolescencia, asegura que antes de que las familias tomen una decisión sobre si permitir al hijo o hija dormir con su pareja en casa necesitan averiguar qué les preocupa de la petición, si es el temor a la relación sexual, que el dormir juntos les parezca irrespetuoso o la falta de madurez del joven. Según la inquietud que predomine, habrá que abordar el tema.
Alba Ruiz del Rey comparte varios supuestos y consejos para los padres:
- Si nos preocupa que nuestra intimidad se vea comprometida, una solución podría ser coordinar para que la pareja de nuestro hijo vaya de visita cuando no estamos en casa, permitiendo la privacidad a todos.
- Si nos asusta la idea de que mantengan relaciones sexuales en casa, podríamos ofrecer un espacio seguro alternativo.
- Si consideran que dar pie a esa situación va en contra de una buena educación, es importante recordar que relacionar directamente la relación sexual con la falta de educación es un enfoque que debe ser revisado.
“Es esencial brindar a los hijos información idónea y fomentar la comunicación abierta para que puedan tomar decisiones sensatas”, afirma esta especialista. De igual modo recuerda que: "Prohibir de manera tajante puede llevar a la ocultación y a que los adolescentes tomen decisiones impulsivas, algo que podría suponer un riesgo para ellos". La neuropsicóloga resalta que un buen razonamiento y unas normas consensuadas resultarán la mejor opción.
Establecer acuerdos
Antonio Baca Serrano, psicólogo general sanitario, señala que, pese a tratarse de un gran desafío para los padres, jamás hay que olvidar escuchar activamente al hijo. “Resulta acertado establecer límites claros que posibiliten a los hijos ser responsables y asumir las consecuencias de sus actos. Por ejemplo, puede acordarse con él que duerman en habitaciones separadas o en situaciones puntuales”.
Si creemos conveniente hablar con la otra familia implicada debe hacerse de manera respetuosa y abierta, algo que -como manifiesta el profesional- puede ayudar a establecer relaciones cordiales y de seguridad. Luego, subraya que ambas partes deben coincidir en iniciar el contacto, de no ser así, habría que acatarlo.
“La clave es intentar entender al hijo, respetar su privacidad y no compartir detalles personales ni de ellos ni de la relación que tenga con la otra persona, puesto que podría dañar drásticamente la confianza de ellos hacia nosotros", sostiene Baca.
Este psicólogo propone a las familias relacionarse de un modo franco con el hijo y ofrecerle apoyo emocional y acompañamiento para aliviar el día que haya que hacer frente a un asunto de estas condiciones.
La cultura, religión o contexto social pueden suponer obstáculos a las que las familias tengan que hacer frente y es que, tal y como evidencia el psicólogo Alberto Álamo, dos actos idénticos en diferentes culturas pueden albergar significados totalmente opuestos. “Hoy en día hemos de lidiar con el cuestionamiento de las figuras de autoridad, algo que en el pasado era inimaginable. Por otra parte, en cuanto a educación sexual queda mucho por hacer”, asevera el experto.
Otorgar votos de confianza
Hablar de sexo con los padres, algo que aún sigue resultando bastante complicado, supone, además de enfrentarse a las recomendaciones de usar protección, hablar de consentimientos, del concepto que tiene el sexo para el hijo, de las presiones sociales o del autoconocimiento. "En todo esto, importa mucho el tipo de apego del hijo con los padres. Si percibe accesibles a sus figuras de referencia, podrá alejarse de miedos, inseguridades y aprendizajes poco adaptativos en las vinculaciones afectivas que tenga en su vida”, argumenta Álamo.
Existen estilos educativos muy diferentes en cada familia. “En una situación que pueda resultar un conflicto enrevesado de abordar con los hijos, es oportuno ponerse en su piel: sus códigos, roles, prioridades...”, perfila este psicólogo. Para el profesional, la confianza en el hijo es crucial y las familias deben tratar de no ahogarlo ni pretender ejercer en él un control absoluto. Si este es el caso, Álamo tiene claro que frente al tema que el hijo propone, no tendrá lugar un gran drama.
El experto comparte las siguientes pautas:
- Tratar el tema con la importancia que tiene. Tener una conversación pausada, calmada, en la que haya muchas más preguntas que directivas: 'Cuéntame, ¿cómo es que habéis tenido esta idea de dormir aquí?'.
- Interesarse por el punto en el que la pareja se encuentra y el tipo de vínculo que tienen.
- Procurar una negociación adecuada a la situación y al nexo familiar que existe, es decir, que entienda que su petición tiene sus riesgos, tanto para la pareja como para las familias. Puede haber condiciones (dormir con la puerta abierta, en una habitación específica de la casa, en una cama juntos o separados...).
- Tener presente la edad tanto de nuestro hijo como la de su pareja, sobre todo, la madurez emocional.
- Hacer partícipe de la conversación familiar y negociación a la pareja de nuestro hijo, algo que aumentará la probabilidad del compromiso de ambos con respecto al cumplimiento de las normas.