¿Existen los hijos favoritos?
A cualquier padre o madre le incomoda la pregunta, pero las consultas de los psicólogos están llenas de personas que viven o han vivido en una familia donde no todos recibían las mismas atenciones
Para la psicóloga Lara Ferreiro: "Una cosa es querer y otra preferir: el 70% de los padres admite que tiene un hijo favorito"
En este tipo de familias existen grandes damnificados: "Los hijos de en medio son los grandes olvidados, los hijos silenciosos"
Probablemente, es el tabú más sólido en la relación de padres e hijos. A cualquiera que tenga descendencia le incomoda esta pregunta sobre la crianza de los hijos. ¿Un hijo favorito? Más allá del lugar común -la pequeña de la casa, el niño de nuestros ojos- pocos padres se atreverían a admitir que prefieren a un hijo por encima de otro. Sin embargo, la realidad lo acredita y, en casos muy extremos, los hermanos, los padres y hasta los propios elegidos llegan a la consulta de los psicólogos por no haber podido resolver una situación que es más habitual en la paternidad de lo que parece.
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Querer y preferir
"Los hijos favoritos existen. Una cosa es querer y otra preferir. A los hijos se les quiere por igual, pero, según han mostrado distintos estudios, el 70% de los padres tiene un hijo favorito", asegura sin atisbos de duda la psicóloga Lara Ferreiro.
La experta, autora del best-seller 'Adicta a un gilipollas', es una de las profesionales que ve cada día cómo afecta ser el hijo favorito, el relegado o el padre o la madre que activa este tipo de crianza. Porque cada uno de estos agentes vive la experiencia de manera diferente. Según la psicóloga, hay dos tipos de familia: la igualitaria, formada por padres racionales que aplican los mismos valores para todos sus hijos, y la que prioriza a unos por encima de otros. "Hay padres que tienen un hijo preferido y no lo disimulan: les prestan más atención, les hacen más regalos... Algunos, incluso, lo admiten públicamente, algo muy tóxico", explica esta profesional.
¿Hay un perfil de favorito?
Cada familia tiene sus propios códigos. En entornos donde el miembro relevante destaca más en algo, el hijo o la hija que destaque igualmente en eso, va a recibir más atención. "La personalidad del niño va a influir en esta predilección. Puede ser porque tenga más afinidad con el carácter de uno de los padres o sobresalga en la escuela. En muchos casos, el pequeño o el mayor es el favorito. Las mujeres suelen tener de favorito al varón y los hombres, a sus hijas, aunque a veces ocurre al contrario. Las madres, además, suelen tener de favoritos a los hijos que tienen valores similares a los suyos y se involucran más en la familia: los responsables o los que estudian", asegura Ferreiro, para quien existen grandes damnificados: "Los hijos de en medio son los grandes olvidados, los hijos silenciosos", asegura.
¿Por qué queremos más a un hijo que a otro?
Las causas por las que se prefiere un hijo son de distinta índole. Para Ferreiro, "El orden del nacimiento influye", pero, además, hay otras emociones subterráneas que se infiltran en la relación. "Muchos padres dicen que los hijos son prolongaciones suyas. Desde esa perspectiva, quienes más se parezcan a ellos o colaboren en casa o saquen mejores notas van a propiciar que sean los predilectos. Pero es muy importante que no proyectemos en nuestros hijos expectativas idealistas. Algunos padres exigen ciertos estándares a sus hijos y si no se cumplen, los machacan. Hay que aceptarles como son y no intentar imponer lo que a nosotros nos gusta", insiste la experta.
Efectos negativos
Que haya una disparidad en el cariño que se ofrece a los hijos es una fuente de problemas. "Al final, tener más afinidad con una persona u otra es normal. El problema es el trato desigual", afirma la psicóloga. En su opinión, vivir en una familia con un exceso o una deuda de amor puede tener varios efectos negativos:
- Problemas en la autoestima: "En terapia encuentro personas, incluso ya adultas, que se sienten poco queridos por sus padres, una especie de oveja negra que puede tener consecuencias para la autoestima. Si sientes un rechazo primario, puedes tener problemas en tu desarrollo psico-social o en la relación de pareja"
- Culpabilidad en los progenitores:"Para los padres, es un tema tabú. Muchos se sienten culpables de haber discriminado al otro. Se sienten malos padres y hasta malas personas"
- Mala calidad en las relaciones familiares y de pareja: "Tener un hijo favorito tiene un impacto significativo en la dinámica de familia y de pareja. Se discute mucho sobre si el trato es igualitario o no. Se crean rivalidades entre los hermanos y si hay una madre que está muy encima de los hijos, el padre se siente en un segundo plano y lo acusan. Los hijos son un arma de doble filo, pueden desunir muchísimo en el día a día".
- Ocultación de problemas: "Muchas veces, los padres se vuelcan en un hijo porque la pareja está vacía y rota y los hijos son un cortafuegos. Están en medio de una pareja donde no hay amor ni comunicación".
- Rechazo del otro progenitor hacia el hijo favorito: "Puede haber resentimiento hacia el hijo favorito por parte del otro miembro de la pareja porque cree que le está quitando su lugar. Esas coaliciones o triangulaciones son muy peligrosas. Los niños nunca tienen que estar entre los padres".
- Conflicto crónico: "Los hijos que viven una familia con hijos predilectos pueden perpetuar esos patrones en su propia familia y seguir el modelo de favoritismo, sintiéndose también culpables".
- Cortocircuitar la iniciativa del hijo favorito: "Cuidado con poner expectativas muy altas o irreales en los hijos predilectos. Les podemos asfixiar".
Como recomendación, la psicóloga aboga por una educación entre iguales, con preferencia hacia el modelo sueco, en el que los padres dedican un tiempo especial a cada hijo, a diferencia de la familia mediterránea, donde tiempos y espacios suelen ser compartidos. ¿Y ante cualquier señal de favoritismo? "Hay que trabajar la culpa; entre personas se dan más o menos afinidades y es normal sentirlas. Pero si se detecta algo negativo, hay que tratar de implantar ese modelo de crianza igualitario".