Patricia Gutiérrez, la psicóloga que cuida a las familias: "Para los padres no es fácil detectar un problema de salud mental"

  • Esta psicóloga murciana ha puesto en marcha Familiando, un original proyecto de crecimiento personal de fácil aplicación para todas las edades

  • Con un lenguaje visual y muy creativo, expone 22 valores que, bien identificados, nos servirán de escudo para avanzar hacia nuestras metas con seguridad

  • Cada uno está simbolizado por un animal y está convencida de que, para bien, nuestro comportamiento no se diferencia tanto

Patricia Gutiérrez Albaladejo sabe tomarse su tiempo. Igual para hacer un cocido que para saborear la vida, cultivar una amistad o replantearse aquellos valores con los que se identifica y le permiten moverse por la vida igual que si llevase un escudo de protección. Ha elegido ser "honesta, comprometida, empática, educada, curiosa y perseverante". Es la carta de presentación de esta psicóloga sanitaria con 25 años de profesión y cofundadora, hace 13 años, del Centro TAP.

Hace un par de años se embarcó en un ambicioso proyecto que ahora presenta bajo el nombre Familiando, "una guía de crecimiento personal con diferentes soportes que permite a las personas, de 0 a 99 años, identificar esos valores que nos definen y nos pueden ayudar a afrontar los retos vitales y, de paso, darnos protección", nos explica. Ella ya lo ha hecho y asegura que funciona. 

Su concepto de familia es amplio

Nos aclara que el nombre Familiando surge porque "la familia es la estructura que nos sustenta, protege y enseña". Ella le da un significado mucho más amplio que el grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas. "Podemos tener una familia laboral, social, de amistad… cualquier grupo de personas con las que elegimos pasar parte de nuestro tiempo porque compartimos intereses y valores. Son relaciones vitales para nuestras vidas por muchas razones, pero sobre todo porque nos permiten sentirnos parte de un sistema mayor que nos ofrece seguridad".

La plataforma pone en práctica su libro, 'Descubre (tus) valores' (edit. Octaedro), "una guía práctica para educar y proteger", que acaba de presentar en la sala María Zambrano del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Cuando Patricia habla de valores, tipologías de familias y salud mental, tiene presente la necesidad urgente que existe de prevenir y sanar el malestar, las inseguridades y la falta de autoestima que sufre una buena parte de la sociedad, especialmente nuestros jóvenes y adolescentes. "Tenemos que enseñarles la gestión emocional y también a identificar esos valares que les definen como individuos y en público porque son el anclaje que les va a permitir cumplir sus metas y crecer y avanzar con seguridad".

Mar Romera, pedagoga y docente, ha prologado el libro de Patricia y lo describe como "una construcción creativa, multisensorial y multidisciplinar, orientada hacia el amanecer de una sociedad más compasiva, generosa y amable". La que a ella le gustaría como escenario para el desarrollo de sus nietos.

La discreción del lince y la compasión de la ballena

El lenguaje visual, la creatividad y el arte tienen un peso muy importante en el proyecto. Precisamente, una de las originalidades del libro son las ilustraciones de Lucía Arribas Martínez. A cada uno de los 22 valores que despliega Patricia, Lucía le ha dado forma de un animal. "Somos animales -asegura la psicóloga murciana- y la etología nos puede dar muchas claves acerca de nuestro comportamiento humano". El lince, por ejemplo, simboliza la discreción. "Una persona discreta se mueve con mesura, cautela y prudencia. Es un valor que genera relaciones de confianza e intimidada con el entorno cercano y relaciones calmadas y amables con los entornos menos cercanos. Sea cual sea la proximidad afectiva, será capaz de crear vínculos".

A la ballena Patricia le concede el valor de la compasión y asegura que ser compasivos ante el malestar y el sufrimiento, tanto propio como ajeno, nos hace verdaderamente humanos. Uno a uno, la psicóloga nos va tendiendo valores hasta llegar a los 22 que componen su proyecto: honestidad, inteligencia, perseverancia, compromiso, gratitud, humildad, paciencia, tolerancia, amabilidad, curiosidad, valentía, la discreción…

Ella le da forma a cada uno con recursos, herramientas y estrategias que ha ido descubriendo durante sus 25 años de profesión mientras ayudaba a las personas a lograr su bienestar. Además de atender en consulta, ha trabajado en intervención social en un centro de menores y ejerce como docente en la Universidad Autónoma de Madrid, lo que le permite tener una idea muy clara de cómo adaptar su plan de crecimiento personal a cada público. Puede ser a través de cuentos y láminas para los más pequeños o podcasts con entrevistas a personas referentes para una población más adulta o una aplicación con un programa específico de entrenamiento.

El hábito de poner nombre

Son solo algunos ejemplos de cómo Patricia ha empezado a materializar un proyecto que se ha gestado con el encanto de las cosas hechas con paciencia, a fuego lento. Admite que le apasiona "comprender los procesos de desarrollo y crecimiento que se establecen en las estructuras sociales y de familia".

Ahora más que nunca, le ha puesto "motivación, esfuerzo y coraje" y tiene un fin muy claro: poner lo que esté de su parte para alcanzar nuestras metas vitales. "Estamos habituados a hablar de valores, pero como algo abstracto e impalpable, sin detenernos a pensar si de verdad estamos permitiendo que nos acompañen o si hay alguno que nos defina especialmente con individuos o como familias. Aunque creamos que los tenemos de una manera intrínseca y natural, es importante usarlos de una manera consciente y elegida".

Cuando Patricia se planteó a dar forma a este proyecto, la sociedad española iniciaba una escalada sin precedentes de problemas de salud mental. "Estamos viviendo un momento muy complejo de incertidumbre, aislamiento social a causa del mal uso de las redes sociales, el cambio constante y la velocidad a la que gira el mundo. Necesitamos anclajes donde agarrarnos fuerte y sentirnos protegidos. Me preocupa la falta de bienestar mental que viven los adolescentes y jóvenes, su inseguridad frente al mundo virtual, su falta de estabilidad emocional. Se enfrentan a grandes dificultades y sus problemas de salud mental son una realidad. Para los padres cada vez es más complicado detectarlo. Estamos llegando tarde".