"Queridos Reyes Magos": cinco generaciones recuerdan cuál fue el regalo más especial de su infancia
Aunque nacieron en décadas distintas, la ilusión de recibir algún presente llegado de Oriente no se ha alterado con el tiempo
Curiosamente, en ese deseo que se repetía cada año en la carta ya estaba inscrita nuestra personalidad
Traje de sevillana o Madelman, los regalos que marcaron su día de Reyes
"¡Queridos Reyes Magos!". Tenemos que admitir que la carta, cuyo comienzo es fácil, tiene retranca. De pequeños se convierte casi en un auto de fe en el que lamentarnos, abjurar y arrepentirnos por lo dicho y hecho durante el año para reconciliarnos con Sus Majestades. De adultos, en lugar de auto, se vuelve un acto de fe. ¿Le dedicarán este año una pizquita de cariño a la elección? ¿Abrirán antes el armario para saber que de eso que están pensando hay ya unos cuantos? ¿Se molestarán por fin en conocer nuestra talla? ¿Verán que la estantería sufre indigestión de libros de autoayuda sin estrenar, con títulos como 'El poder del ahora' o 'El secreto' apretujándose para ceder sitio a los gemelos que vienen en camino?
La ironía no resta ilusión a esta noche mágica y, carguen con lo que carguen, los Reyes Magos son recibidos como merecen. Con alegría, buenos deseos para todos y unos cuantos víveres para que repongan fuerzas en esta noche de trabajo infinito que deja para el recuerdo momentos inolvidables.
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Recuerdos en primera persona
Le hemos pedido a algunos de nuestros lectores, nacidos en generaciones diferentes, que compartan uno esos momentos o regalos de la infancia que, de alguna manera, marcaron su vida o les hizo vivir la experiencia de un modo especialmente fascinante. Recuerdan el detalle, pero también el encanto con el que escuchaban días antes la historia de la estrella que guio a los magos desde Oriente para adorar al recién nacido rey de los judíos. O cómo les aterraba el capítulo de Herodes el Grande, el rey de Judea. Y, por supuesto, el drama de decir de corrido y sin trabucarse Melchor, Gaspar y Baltasar.
Nos reconocen que todavía hoy se les acelera el corazón la noche de Reyes, que sienten los pasos de Sus Majestades en el silencio de la noche y el roce de las túnicas de seda al agacharse para colocar cada regalo en el zapato correspondiente. Les fascina, como hace años, la imagen de estos personajes tan ricos, tan generosos y tan exóticos.
Margara Pérez Puch, consultora de comunicación en ComBoca
"Me trajeron los Reyes Magos este traje de gitana cuando tenía 10 años y aún puedo recordar la emoción que sentí en el corazón al verlo colgado de una percha en el salón junto con los demás regalitos, míos y de mis hermanas. Era tal y como lo había soñado. Lo guardé como un tesoro hasta que llegó la Feria de Abril de Sevilla y no me lo quité durante los siguientes siete días que duraba entonces.
"Ojalá mis hijos puedan valorar hoy de la misma manera y con las misma alegría sus regalos de Reyes y conservarlos con el respeto que merecen".
Julio de la Iglesia, TEDAX y conferenciante
"El juguete más importante para mí fue el Madelman (muñeco de juguete de acción articulada, fabricado entre los años 1968 y 1983). Yo de mayor quería ser un Madelman. Y al final me convertí en un TEDAX y sacaron el Madelman TEDAX. Cuando con ocho años me escapé de casa, al volver mis padres me preguntaron por qué me había ido. Les respondí que no quería estudiar. Me pidieron que, por favor, terminase el curso, que les pidiese lo que quisiera, que ellos intentarían conseguirlo. Y les pedí en la carta a Reyes Magos el Madelman buzo.
Fue el regalo que más me marcó. El Madelmaan es muy significativo porque, como decía su lema, podía con todo. Y eso fue lo que más transformó mi vida".
Mónica Finol, divulgadora de salud
"De niña, mi mayor ilusión era esperar la llegada de los Reyes Magos. Mi familia de origen canario me enseñó desde pequeña esa tradición de celebrar la llegada de los Reyes. Escribía mis cartas a Melchor, Baltasar y Gaspar y siempre los esperaba con mucha ilusión. Mi mayor deseo era que me trajeran un caballo de regalo. Yo apenas tenía cinco años y eso era lo único que pedía para Reyes. Desde entonces, año tras año. Mis abuelos me contaban siempre historias sobre cómo no era fácil traer un caballo con los camellos, que los Reyes Magos sabían que no podía cuidarlo y por eso no lo traían. Mi ilusión cada año se desvanecía. Sin embargo, cada 6 de enero me traían una mochila nueva para ir al colegio y zapatos para el cole.
También recuerdo con la mayor ilusión cuando me trajeron una caja de lápices de 36 colores para dibujar. Ese ha sido uno de los regalos más significativos para mí. Me gustaba mucho ir al colegio y mi mayor ilusión era poder compartir los colores con mis compañeros de clase. Recuerdo la ilusión que me daba empezar las clases para poder compartir mis regalos y llevar mi mochila nueva.
Ha pasado mucho tiempo de esos bellos momentos y aún los llevo en mi mente y en mi corazón. Deseo que nunca perdamos la alegría de la llegada de los Reyes Magos. A mí su llegada me sigue llenando de ilusión. Cada 6 de enero me quedaba esperando mi caballo, pero me dejaban la emoción de regalos para pintar con mis compañeros".
José Luis Martínez, psicólogo
"El mejor regalo que puedes hacer a alguien es tu presencia. "Cuando tú ofreces tu presencia a otro este puede florecer, desplegarse, conectar consigo mismo". Leía ahora un artículo de Enric Benito que menciona esa cita de Nath Hanh y me evocó el diálogo con Uppers sobre el regalo que marcó mi infancia. Sin duda, para mí fue la visita del alcalde en una época difícil de mi vida, internado en una institución para menores de Navarra y separado de mis hermanos, cada uno en un centro diferente.
Fue mi manera de entender que otra felicidad es posible y que no existe mejor regalo para una persona que la llegada a tu vida de otra persona. Recientemente he sido abuelo y ese nieto es este año mi maravilloso regalo de Reyes".