Claves de profesor para ayudar a tu hijo a despegar en los exámenes: "Responder bien la primera pregunta es clave"
Miguel Cobos publica ‘Cómo despegar en los estudios’, un libro que puede ayudar a tu hijo a sacar mejores notas en sus próximos exámenes
Tener una estrategia para enfrentarse a un examen es igual de importante que el estudio
¿Cómo hacer un examen (casi) perfecto? El autor da tres claves que ayudarán a tu hijo
Los modelos de estudio han cambiado mucho, aquello de sentarse a memorizar textos infinitos para luego soltarlo en un examen y a otra cosa mariposa hace tiempo que pasó. Además de un sistema aburrido que no rema a favor del estudio, tampoco lo hace con el aprendizaje. La organización y lograr mecanismos que permitan a tu hijo aprenderse un temario de forma más dinámica es esencial para que, además, luego logre que el esfuerzo se vea representando en la nota.
Esto es lo que propone el ingeniero, coach, experto en programación neurolingüística con más de 10 años de experiencia como profesor, Miguel Cobos, en ‘Cómo despegar en los estudios. Las estrategias clave para mejorar las notas en ESO y Bachillerato’. Un libro que propone algunas claves para poder mejorar en los estudios y sacar lo mejor de niños, adolescentes, universitarios e incluso adultos que se enfrenten a pruebas académicas. Todo huyendo de sentarse a memorizar, "una actividad totalmente contraria a lo que le viene bien al cerebro".
MÁS
Cobos explica que no trata “el tema de técnicas de estudio, pero el libro es un buen punto de partida para que el estudiante se conozca mejor, sepa por qué procrastina, aprenda a automotivarse o sea más productivo”.
¿Cualquiera de los consejos del libro se puede adaptar a cualquier tipo de estudiante? ¿También a quienes ya están en un sobresaliente?
Sí, siempre se puede mejorar. Y aunque un estudiante de sobresaliente tiene poco margen de mejora en cuanto a nota, saber gestionarse mejor en cuanto a motivación, organización, rendimiento, que el tiempo de estudio le cunda, gestión de estados emocionales… todo eso siempre se puede mejorar. Los consejos del libro son para cualquier estudiante y para cualquier persona que quiera mejorar algo de lo anterior.
¿Cómo se pueden evitar las distracciones durante el estudio?
Lo primero es darse cuenta de que te has distraído. Solo después de darte cuenta puedes volver a la tarea. Pero ¿por qué nos distraemos? Hay dos causas principales de distracción. La primera es tener un método de estudio aburrido. Si te aburres tu mente te va a proponer otro pensamiento mejor, más “atractivo”.
La segunda es estudiar despacio. Con técnicas de estudio que no te “exijan” y requieran poca atención te vas a distraer porque al ir despacio tu cerebro tiene margen para ocuparse de otras cosas, y entonces le traerá pensamientos del finde o de cualquier distracción. La solución pasa por estudiar con un método entretenido, o por lo menos más llevadero, en el que estudies a más velocidad.
¿Cómo se puede lograr la motivación necesaria para estudiar?
La motivación tiene que venir de dentro. Hay gente que tiene muy clara su vocación y suelen ser buenos estudiantes, pero es muy frecuente no saber lo que se quiere hacer después del instituto. En esos casos, lo mejor es desarrollar un método de estudio con el que sientas que avanzas porque la desmotivación viene cuando sientes que inviertes mucha energía y no hay resultados. Si te esfuerzas y ves que se consiguen avances y que los resultados mejoran, te costará menos invertir energía la próxima vez. Entonces el proceso empieza a retroalimentarse de forma positiva.
¿El entorno familiar puede ayudarles a encontrarla?
Claro, un entorno familiar estable en el que hay comunicación y, sobre todo, empatía, ayuda a que el estudiante pueda expresar con confianza cómo se siente, sus miedos, sus inseguridades… A partir de ahí, las conversaciones dejan de ser con mosílabos. A la pregunta de “¿qué tal en clase?” la respuesta estándar es “bien” a secas, y así es difícil tener una conversación en la que tratar el tema de los estudios u otro asunto.
¿Cómo se gestiona la frustración por una nota?
Lo primero es entender que es normal frustrarse si inviertes mucha energía en un examen y la nota no acompaña. Si aprendes que quizá no te organizaste bien, que todo el esfuerzo lo hiciste a última hora o que estudiaste con poca profundidad, lo que sea en cada caso, te das cuenta de cosas para que la próxima vez puedes corregir.
Lo que no sirve es poner excusas y decir “es que el profe corrige duro” o del estilo, porque eso no depende de ti. Y también viene bien relativizar. Sacar una mala nota no es el fin del mundo. Se puede recuperar y se puede remontar. Simplemente hay que pensar “¿cómo puedes hacerlo mejor la próxima vez?”.
¿Qué importancia tiene saber cómo enfrentarse a un examen?
Muchísima. Afrontar un examen en el estado emocional y mental adecuado es fundamental. Porque eso es lo que te va a permitir reflejar en el examen lo que sabes del tema.
A la hora de afrontar un examen, uno de los principales errores suele ser dejarse llevar por los nervios, pensar que no te va a dar tiempo a contestar y ponerse a contestar deprisa y corriendo porque como la primera pregunta que respondas no te salga bien, ya vas torcido el resto del examen.
¿Cuáles son las claves para hacer un examen lo mejor posible?
Diría que hay tres:
- La primera es respirar antes del examen. Hacer dos o tres ciclos de respiración en los que solo piensas en cómo estás respirando ayuda a calmarse.
- La segunda es elegir muy bien cuál es la pregunta que mejor te sabes y empezar por esa. Pero ojo, porque al leer los enunciados es fácil dejarse llevar por una pregunta que crees sabértela bien, pero luego resulta que no.
- Y la tercera sería redactar las respuestas bien. Con orden y con claridad, demostrando que sabes del tema. Hay muchas veces que los estudiantes no ponen cosas que sí saben y que les ayudaría a conseguir puntos, solo porque no lo ven necesario o no se dan cuenta. Por ejemplo, en mates hay mucha obsesión por el resultado, se pierde de vista el procedimiento, y ahí pierden muchos puntos.
¿Se puede no controlar del todo una asignatura y hacer un buen examen gracias a adquirir las técnicas de estudio adecuadas?
Con buenas técnicas de estudio consigues controlar bien lo que estudias, pero es cierto que a veces vas al examen sin haber estudiado todo.
Si aparece alguna pregunta de esas que dices “justo lo que no me sé”, lo mejor es dejarla para el final por si puedes poner algo rápido con lo que arañar algunas décimas. Pero si no sabes casi nada es mejor que el tiempo que habrías dedicado a esa pregunta lo inviertas en esas preguntas en las consigues llegar al resultado final o logras completar muy bien tu respuesta.
¿Cómo se puede sorprender gratamente a un profesor con el examen, más allá de hacerlo correctamente?
En la redacción de las respuestas es donde más margen de mejora suele haber. Hay que cuidar no solo el contenido, sino el continente. Dicen que no hay una segunda oportunidad para una primera impresión, y si la primera impresión que causas en el profesor con tu examen es mala, ya empiezas mal. Hay esforzarse en escribirlo para que se lea fácil, con respuestas ordenadas y coherentes o sin tachones.
En unos meses muchos estudiantes se enfrentarán a la Evau, donde tienen dos opciones con diferentes preguntas a elegir en cada examen, ¿cómo pueden saber qué preguntas les vienen mejor?
Lo mejor es dedicar unos minutos al inicio del examen a trazar una especie de guion de el orden en que van a ir contestando, empezando por aquellas que mejor se les dan. Debes repasar si te sabes bien lo que preguntan e incluso puedes escribir en sucio una serie de ideas que vas a desarrollar en la respuesta.
¿Qué importancia tiene el diálogo interno y el ruido interno en el proceso de estudio?
Es fundamental, pero no solo para el estudio, lo es para cualquier disciplina. Si un deportista se dice “no voy a ser capaz” antes de competir lo tiene difícil. Sin embargo, si hace como Carlos Alcaraz, que se dice a sí mismo “estoy hecho un toro”, dará una mejor versión. El lenguaje que tenemos por dentro nos lleva a un estado emocional, y con ese estado emocional es con el que hacemos la siguiente acción. Si el estado emocional es regular, haremos una acción regular que nos llevará a un resultado también regular.
Tres cosas en las que, como padres, podemos ayudar a nuestros hijos.
- Cuando falle no critiques ni le recrimines nada, ayúdale a ver los aprendizajes que hay detrás con actitud positiva para que pueda hacerlo mejor la próxima vez.
- En vez de interrogarle solo por cosas de clase y de los estudios, interésate de verdad por sus cosas, por entender su mundo.
- No le des consejos cuando no está receptivo (no va a servir de nada), pregúntale “¿quieres saber lo que haría yo?”. Y si te dice que sí, perfecto, pero si te dice que no se sentirá respetado y no se sentirá invadido recibiendo un consejo que, por lo que sea, cree que no necesita. Y para que diga sí, lo mejor es que previamente tú cuentes con él: “oye me pasa esto con un compañero del trabajo, ¿tú qué harías?”.
Tres cosas que no decirles o hacer.
- No fuerces ninguna conversación, busca el mejor momento y deja que fluya.
- No le quites importancia a sus problemas diciendo “no te preocupes por eso, que no es nada” porque para él eso que le pasa sí tiene importancia, y mucha.
- No le digas “castigado a hacer los deberes” o “vete ahora mismo a estudiar”. Porque asociará estudiar a castigo, y esa asociación mental le va a perseguir de forma que cada vez que tenga que hacer deberes sienta que en cierto modo está siendo castigado (y eso es lo menos motivador que puede haber).