Cómo ayudar a tu hijo si es víctima de 'ghosting'

El ghosting es el arte de desaparecer y de convertirse en un fantasma. El término ha llegado junto al desarrollo tecnológico pero en realidad ha existido siempre. De un día para otro, una persona con la que se mantenía una relación fluida e incluso estrecha se esfuma, sin dejar rastro, no contesta al teléfono ni responde a los mensajes. En el caso de los niños, desde que tienen un móvil, un altísimo porcentaje de sus “amigos” llegan junto a las redes sociales y de la misma forma se evaporan sin que pueda encontrarle una explicación. En Uppers, un psicólogo nos aconseja cómo ayudar a tu hijo si es víctima de ghosting.

Sucede a diario, a través de una red social un chaval contacta con otro, cada día hablan un rato, se dan cuenta de que tienen cosas en común o que son vecinos del barrio, incluso quedan y entablan una amistad. De repente, el afectado se encuentra con su supuesto nuevo amigo no responde a sus mensajes, pasan los días, le bloquea y ya no tiene forma de contactar con él. La primera reacción suele ser de preocupación, que aumenta cada día generando estrés y hasta ansiedad. También llega la incredulidad y el enfado junto a la tristeza más profunda y puede que hasta le invada una sensación de abandono. Todo un cúmulo de emociones y efectos que le provocan esa ruptura y tiene que saber gestionar.

Efectos del 'ghosting'

Ante el ghosting de un supuesto amigo puede que se culpe a él mismo de lo sucedido y que por tanto le justifique. En su cabeza recuerda conversaciones y situaciones buscando sus propias reacciones hasta dar con las razones de esa desaparición repentina.

Además, ha sido rechazado, con lo cual se ha visto dañada su autoestima. Lo lógico hubiera sido recibir una explicación que justifique la ruptura pero no la hay. De este modo, cuesta mucho más pasar página porque le asaltan demasiadas dudas, sobre todo sobre sí mismo y su forma de ser.

Cómo ayudar a superar el 'ghosting'

Los padres tienen en su mano prestarles toda la ayuda que necesiten para superar ese episodio y esa incertidumbre. En primer lugar, un amigo que desaparece está automáticamente demostrando que no es un amigo de verdad y que no merece la pena preocuparse por él. Tiene que entender que a las personas les definen sus actos y con ese comportamiento están dejando claro que en realidad no se preocupa por los sentimientos del otro.

También es buen momento para conversar con los hijos sobre las relaciones personales y explicarles claramente que debemos tratar a los demás tal como nos gustaría ser tratados: con respeto, educación, cariño, empatía… Realmente, terminar una relación así, desapareciendo y sin dar explicaciones es un acto de cobardía. Puede que el responsable no sea capaz de afrontar una realidad ni sabe cómo enfrentarse al otro para decirle que no acaba de gustarle, de caerle bien o que se aburre cuando están juntos. Así son las relaciones sociales. A veces funcionan y otra no.