La paga que damos a los hijos es una buena manera de enseñarles a ser responsables con el dinero. Se trata de un hábito frecuente, ya que, según un estudio de Bankinter, un 40% de los chicos de cinco a 15 años está recibiendo una paga semanal de entre cinco y diez euros. Lo aconsejable, sin embargo, es empezar hacia los siete años, cuando ya saben hacer algunas operaciones, y empiezan a conocer el valor de algunas cosas. Mucho más complicado es saber cuánto se puede dar. ¿Mucho? ¿Poco? ¿Nos estamos pasando o no llegamos?
Si somos generosos, quizá los estemos mimando, y si pecamos de austeros, les ponemos en un estado mental de escasez. Una cantidad escasa no incentiva el ahorro, sino la frustración. Pero si es excesiva, propicia el despilfarro.
Como casi siempre, la virtud está en el término medio: acorde a los gastos y con un pequeño excedente que permita ahorrar. "La paga puede ser muy interesante para el aprendizaje de la importancia de la economía y de la responsabilidad económica, pero hay que saber hacerlo. Antes de los siete años no se recomienda dar paga porque no tienen los conceptos de suma y resta. A partir de los siete años, se les puede dar, por ejemplo, cinco euros a la semana a cambio de diferentes cosas", explica la psicóloga Lara Ferreiro.
Una de las cosas más interesantes de dar una paga a los hijos es que se acostumbran a planificar a qué destinar el dinero. Para ello, es importante acordar con los padres para qué sirve esa paga y qué gastos cubre. En cualquier caso, la paga no es un sueldo.
Los padres siempre se preguntan si hay que premiar con dinero las pequeñas obligaciones o responsabilidades de los hijos. Los expertos recomiendan no dar dinero a cambio de las actividades domésticas compartidas, esas que deben hacerse entre toda la familia, adaptadas a la escala de cada miembro. La psicóloga lo confirma: "Nunca hay que pagar por las cosas básicas como hacer la cama o recoger la mesa. La paga siempre tiene que reconocer los trabajos extras: por ejemplo, lavar el coche o comprar el pan, dos euros de más", señala Ferreiro.
La paga es un privilegio. Y los privilegios se ganan o se pierden. Cuando repartimos ese dinero entre nuestros hijos, estamos haciendo un refuerzo positivo de comportamientos que son aceptables. Pero si no se dan las condiciones, también sirve para señalar lo negativo. Si hay que retirar la paga, siempre hay que explicar por qué, respetando sus ahorros.
También es frecuente que no tengan conciencia de gasto y la liquiden demasiado pronto. En ese caso, hay que dejar que aprendan de sus errores y hacerles un adelanto de un 25% de su paga, si es necesario, con el acuerdo de que tienen que devolverlo. Como en otros aspectos de la educación, se trata de que saquen conclusiones y conozcan la existencia de ciertas banderas rojas. "Hay que establecer unos límites: la paga no debe gastarse rápido ni debe ser para comprar tabaco o para actividades dañinas", advierte Ferreiro.
Cada familia debe valorar sus posibilidades para determinar la cantidad apropiada de la asignación. Aún así, los expertos hablan de un rango de entre tres y 20 euros semanales. "Hasta los 10 años se recomiendan tres euros a la semana. De diez a 14, serían entre cuatro y ocho euros a la semana; de 14 a 16, diez euros. Y a partir de esa edad, 20 euros", explica Ferreiro. Es también importante dejar clara la frecuencia de esa paga: siempre una vez a la semana, evitando pequeños anticipos, ya que el objetivo es que sepan organizar su agenda y sus finanzas, y que no malgasten el dinero.
Para la experta, en ese acuerdo entre padres e hijos también es importante aprender a demorar la gratificación. "En una sociedad con un nivel de consumo muy alto, hay que enseñarles a no gastar rápido. Lo ideal sería que los padres, de hecho, hicieran con ellos el listado de los beneficios del ahorro y de no gastar todo lo que tenemos", explica Ferreiro, para quien las pagas, bien gestionadas, pueden ser muy positivas: ayudan a niños y jóvenes a interiorizar hábitos que pueden ayudarles mucho en su vida adulta.