La delgada línea entre el agobio y la ansiedad adolescente: "Fíjate en el miedo a las actividades cotidianas"

La adolescencia es una etapa compleja, llena de aristas y matices, donde no siempre es fácil ver lo que está ocurriendo realmente bajo las dinámicas familiares. A lo largo de cuatro entregas, la pedagoga Lola Álvarez Romano nos ha enseñado a distinguir entre un apetito inestable o un trastorno alimentario, nos ha mostrado la diferencia entre el uso y el abuso de pantallas, las señales menos obvias de una depresión o cómo algunos comportamientos ligados a la adolescencia pueden afectar a los roles familiares. De todo ello habla en su libro '¿Qué me he perdido?' (Planeta), una exhaustiva guía sobre cómo educar a los hijos en el delicado paso de la adolescencia a la edad adulta.

Cuestión de dosis

Lola Álvarez es licenciada en Pedagogía por la Universidad de Barcelona, máster de Estudios de Observación Psicoanalítica y formación doctoral de Psicoterapeuta de Niños y Adolescentes en la Clínica Tavistock. Se ha formado como psicoterapeuta psicoanalítica de adultos y lleva treinta años proporcionando apoyo a niños y adolescentes. Ha participado en equipos de diagnóstico de trastornos neurológicos del desarrollo, como autismo y TDA.

En la última entrega de '¿Qué me he perdido, hijo?', Lola Álvarez habla sobre la delgada línea que separa el agobio de la ansiedad. Como señala la experta, el agobio es la respuesta natural ante una situación muy demandante. No solo es una sensación lógica, sino necesaria para poder acometer cualquier reto. En este caso, un poco de agobio o de estrés bueno no es perjudicial.

Hablando de miedo

La ansiedad, sin embargo, nace del miedo. Es una reacción desproporcionada a estímulos que, en principio, no deberían alterarnos. Para la experta, "ir al colegio, por ejemplo, no debería estar asociado a ninguna sensación intimidante. Si la hay, probablemente hay ansiedad". Este trastorno se manifiesta de muchas formas, desde síntomas físicos como alteraciones gastrointestinales a otros emocionales, como sentimientos de incertidumbre y falta de confianza.

En estos casos, es necesario recibir ayuda profesional para evitar que la ansiedad se enquiste, ya que un trastorno de este tipo mantenido en el tiempo puede dar lugar a enfermedades físicas y mentales graves.