Los animales de compañía ocupan un lugar muy importante en la sociedad. El vínculo que se establece con las mascotas está cargado de sentimientos y valores positivos como el compromiso, la reciprocidad, la lealtad y el amor incondicional. Los perros y gatos despiertan en el ser humano el verdadero significado de estos sentimientos, a veces, imposible de experimentar de humano a humano. Más del 33 % de las familias españolas comparten vida con perros, mientras que hay gatos en el 18 % de los hogares, revelando una inclinación nacional hacia el mejor amigo del hombre.
Un perro nunca juzga y siempre demuestra lealtad y amor desde la sinceridad más profunda. Siempre te sigue queriendo sin reproches y celebrando cada encuentro contigo, para ellos no existe la venganza o el rencor. Esto tiene un efecto sanador en las personas, ya que ayuda a gestionar mejor la frustración y el enfado, es decir, ayuda a potenciar la autorregulación emocional.
Las relaciones entre gatos y hombres son algo más complejas que con los canes, pero tienen beneficios igualmente sanadores para el ser humano. Muchos dueños de gatos y de perros llevan décadas discutiendo sobre cuál de las dos típicas mascotas son más inteligentes, los amantes de los perros aseguran que los canes son más listos, mientras que los más gatunos también barren para casa.
Los perros siempre han estado bien considerados en la sociedad por su lealtad, nobleza, obediencia y habilidades para seguir ordenes, mientras que el gato tiene una naturaleza independiente, enigmática y un comportamiento algo caprichoso en ocasiones. En referencia a la inteligencia de estos felinos y los perros, como en todo, hay gatos y perros más inteligentes que otros, pero, por fin, para poner luz en el asunto, la ciencia se ha atrevido a analizar la inteligencia de estos dos grupos de mascotas.
Brian Hare, fundador del Centro de Cognición Canina de la Universidad Duke (EE. UU.), asegura que hacerse esta pregunta es como juntar churras con merinas: “Preguntar qué especie es más inteligente es como preguntar si un martillo es mejor herramienta que un destornillador. Cada herramienta está diseñada para un problema específico, así que naturalmente, la inteligencia, depende del problema que estemos intentando resolver”.
Medir la inteligencia de dos especies es muy complicado, pues ambas tienen habilidades diferentes y necesidades distintas. Hay animales que son capaces de vivir bajo cero mientras que otras lo hacen a temperaturas impasables para el ser humano, se tratan de dos animales incomparables, eso mismo pasa con la inteligencia entre perros y gatos, es muy difícil de decantarse por uno solo. El ser humano mete a los perros y gatos en el mismo saco porque para nosotros son mascotas, no obstante han evolucionado y se han enfrentado a retos distintos constantemente. Por lo tanto, comparar su inteligencia de forma remotamente objetiva no es para nada fácil.
La inteligencia de ambas especies es totalmente distinta y su manera de aprender también es muy diferente. Los perros tienden a aprender las cosas mediante la interacción e imitación de otros individuos, ya sean personas, otros perros que vivan en la casa o sus propias madres. En cambio, los gatos tienen una tendencia más marcada a experimentar por sí mismos.
Dos comportamientos muy distintos en el campo de la inteligencia lógica: “Ante un problema o reto, como sacar comida de un puzle, los gatos son más persistentes al intentar resolverlo que los perros, que tienden a rendirse antes o bien buscar ayuda humana. Y al encontrarse una situación difícil (por ejemplo, caer en un agujero) el gato intentará salir del apuro por sí mismo mientras que el instinto del perro será ladrar para pedir ayuda. En resumen, los gatos son mucho más capaces de arreglárselas por sí mismos, mientras que los perros son más dependientes”, aseguran desde National Geographic.
Los canes son más fáciles de entrenar y realizar tareas complejas que no pueden hacerse con los gatos; porque el cerebro de los perros ha evolucionado para considerar una recompensa interactuando con las personas. No se puede afirmar que los perros sean más inteligentes que los gatos ni viceversa, ya que cada especie destaca en tipos de inteligencia distintos y ha desarrollado las áreas específicas del cerebro que mejor le sirven.
Los perros son más inteligentes en todo lo relacionado con las habilidades sociales, mientras que los gatos son capaces de solucionar problemas lógicos y espaciales. Los perros son indiscutiblemente mejores trabajando en equipo, mientras que los gatos lo son en solitario.