Acceder a la universidad es, quizá, la etapa académica más compleja y una de las más emocionantes y transformadoras en la vida de cualquier joven. También es un periodo lleno de incertidumbres y desafíos que pueden resultar abrumadores. Según un estudio realizado por el ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, más de 1,7 millones de estudiantes integraron el Sistema Universitario Español durante el curso 2023-2024, una cifra que, a falta de los datos oficiales, aumentará en esta nueva convocatoria, un periodo lleno de retos, desafíos e ilusiones, pero también de situaciones estresantes.
Una encuesta realizada por el gestor de residencias de estudiantes Nido Living muestra que el 37% de los estudiantes en España sufren estrés o ansiedad en el comienzo de curso. Como en cualquier escenario estresante, los expertos señalan que la información, intentar conocer qué realidad y entorno nos espera, es un recurso útil para enfrentarnos a la ansiedad.
En este sentido, informarnos previamente de dónde se ubica la universidad, conocer sus accesos y servicios, saber con antelación los horarios e incluso las fechas de exámenes ayuda a preparar el terreno. Todo aquello que sirva para que nuestros hijos se familiaricen con el centro o la facultad donde van a pasar los próximos años cobra importancia.
Además, cualquier acción que sirva para que los jóvenes se preparen para la excelencia no solo busca facilitar la adaptación a la vida universitaria, sino también garantizar una experiencia enriquecedora y satisfactoria. Junto a lo mencionado, los expertos hablan de otras cinco estrategias.
Durante la universidad, especialmente al principio, es común experimentar pensamientos negativos, estrés o ansiedad. La clave para afrontar estos momentos es contar con una red de apoyo que pueda escuchar y brindar consejo cuando sea necesario. Tener amigos, familiares o compañeros de clase que puedan ofrecer apoyo emocional puede marcar una gran diferencia en la experiencia universitaria.
De hecho, las comunidades sólidas y de apoyo, ya sea en residencias, en pisos compartidos o entre los compañeros de mayores afinidades, son un red de ayuda especialmente en los primeros meses.
Si además de comenzar la universidad el estudiante se muda a una nueva ciudad, es crucial escoger un buen lugar donde vivir, ya sea en pisos compartidos o en residencias de estudiantes.
En este sentido, es crucial buscar una ubicación bien dotada de servicios. En el caso de las residencias, algunas ofertan no solo alojamiento y vivienda, sino actividades culturales y recreativas para que los residentes se sientan cómodos desde el primer momento.
Desarrollar habilidades organizativas desde el principio es fundamental. Cada asignatura tiene sus propias evaluaciones y fechas importantes que hay que conocer para evitar la acumulación de trabajo. Además, cuando el estudiante se traslada a otra ciudad, necesitará organizarse con las tareas del hogar.
Es frecuente que este sea el talón de Aquiles de muchos estudiantes primerizos porque pasan de una rutina doméstica, en general, relajada a tener que organizar toda la intendencia. Ante esta tesitura, algunos padres prefieren que sus hijos vayan a una residencia al menos en los dos primeros años. Por su parte, no es bueno que los padres atosiguen a los nuevos universitarios con una exigencia alta de trabajo doméstico. La prioridad debe ser la adaptación. Con ella, vendrán rodados el resto de temas.
La universidad ofrece una amplia gama de actividades extracurriculares que abarcan numerosos ámbitos. Participar en deportes, debates y organizaciones estudiantiles no solo ayuda a desarrollar habilidades, sino que también es una excelente manera de conocer a personas con intereses similares.
Además, desde el punto de vista académico es otra manera de enriquecer los conocimientos adquiridos y de fijarlos de una manera mucho más profunda.
La incertidumbre es lo único cierto de la vida. Vivimos en la inestabilidad, pero eso no quiere decir que nos dejemos angustiar por ella. Conocer nuestras opciones y establecer el mapa de nuestro próximo destino es la única manera de surfear esa incertidumbre.
Asumir las dudas y lo desconocido da bastante tranquilidad. En el ámbito universitario, es común no estar completamente satisfecho con la carrera elegida. Las decisiones académicas no son definitivas, y es normal cambiar de dirección si es necesario. Las aulas están llenas de personas que han cambiado de carrera o que han decidido estudiar más tarde por diversas razones. Cada uno tiene su propio camino y ritmo, y es importante recordar que siempre hay tiempo para rectificar y cambiar de rumbo. El consejo de los expertos es compartirlas con nuestro entorno de confianza, conocer otras experiencias y, llegado el caso, cambiar si creemos que es lo más adecuado para nuestro futuro o el de nuestros hijos.