Se dice que un perro es como un niño, y no falta razón. Al que también se lo conoce como el mejor amigo del hombre es una de las mascotas más comunes por la gran compañía que hacen a las personas, pero también tiene sus responsabilidades: hay que sacarlo diariamente, mantenerlo limpio, llevarlo a revisiones o cuando haga falta al veterinario, darle de comer… en fin, es uno más en la familia. Pero como a los humanos, los cambios también les afectan, pues son animales emocionales, y pueden llegar a sufrir ansiedad por diversos motivos.
La ansiedad en los canes puede surgir por ruidos demasiado fuertes, como los fuegos artificiales o los estruendos de las tormentas, por la soledad y la falta de socialización, pero también puede provocarse por una separación. Este tipo de ansiedad recoge un gran abanico, desde los que la sufren cuando su dueño desaparece por la puerta para ir, por ejemplo, al trabajo, hasta los que la padecen tras ver como uno de sus dueños no vuelve a aparecer, como puede ser el caso de una persona mayor que haya fallecido o en caso de separación de la pareja, en la que el perro se queda con una de las partes. Todo ello puede provocar en nuestro compañero una ansiedad que, como en los humanos, debe tratarse.
La ansiedad o el estrés de los perros no deja de ser bastante similar a los episodios que sufren los humanos porque al final nuestros comportamientos no son tan distintos. Lo que sí se debe conocer es que estos trastornos son más comunes en aquellos animales que han vivido en protectoras o perreras y que ya han sufrido graves situación previas, por lo que su miedo al abandono en ellos es bastante alto.
Pero en cuanto a los síntomas que los canes pueden sufrir cuando notan la ausencia de un miembro de la familia está la depresión, que puede ir acompañada de trastornos gastrointestinales o de problemas dermatológicos, puesto que es una situación que les afecta de tanto de forma física como emocional. Por su parte, la mayoría de perros son muy sensibles a los ruidos fuertes y durante un episodio de ansiedad esos estruendos pueden afectarles muchísimo más, alterándose más que de costumbre.
En ocasiones también puede tener conductas algo agresivas o destructivas, mordiendo o arañando zapatos o muebles, algo que antes no hacía, en especial si se queda solo en casa. Además, aunque siempre haya sido tranquilo, puede tener momentos en los que ladre o gima sin parar durante un buen rato, o haga sus necesidades en casa a pesar de que ese día ya haya salido varias veces de paseo. En definitiva, son situaciones que por lo general son poco comunes en los perros y que pueden alertar de que está sufriendo ansiedad por algún motivo.
Por supuesto, la ansiedad de los canes se puede trabajar para que vuelva a tener un comportamiento normal, pero se debe tener en cuenta que es un proceso lento, pues en muchas ocasiones una resolución rápida puede hacer que no esté verdaderamente arreglado el problema y vuelva a surgir en un futuro. Por eso lo mejor es que, una vez detectados esos comportamientos inusuales en el perro se acuda al veterinario para un diagnóstico correcto y valorar de qué forma se puede tratar.
La ausencia de alguien en el núcleo familiar que había formado puede crearle un gran temor a la soledad. Por eso se debe mantener el vínculo con él, acostumbrándolo a estar solo, con unos horarios programados en los que él se dé cuenta de que se va a volver y que la soledad solo durará un periodo determinado hasta que el dueño vuelva. Pero por lo general una de las medidas más efectivas suele ser mantener su rutina, aunque note que algo falta en el hogar, verá que su vida sigue siendo igual. Sale a pasear siempre a la misma hora, sigue comiendo lo mismo en su sitio de siempre, o cuando va al parque hace sus juegos habituales.
Al principio comentábamos que un perro es como un niño y, en efecto, sus sentimientos al ver que falta alguien en casa así lo demuestran. Los humanos lo mostramos de una forma y las mascotas de otra, pero ayudarles a superar una ausencia o la soledad les permitirá mantener un buen estado físico y mental.