Antes de nada, tres datos. En 2018, 2.205 menores de edad fueron madres en España según los últimos datos datos del INE. Un año antes, en 2017 (últimos datos del Ministerio de Sanidad) 9.755 adolescentes menores de 19 años abortaron en nuestro país. Y una última cifra: 16. Es la edad media a la que pierden la virginidad los jóvenes españoles, según un estudio de Sigmados. Estos son solo los números. Detrás del embarazo de una menor de edad hay mucho más. Hablamos con una psicóloga y dos abogados para que nos ayuden a entender qué podemos esperar emocional y legalmente si sucede en nuestra familia.
El shock inicial es la reacción más común, cuando como padres descubrimos que nuestra hija o hijo menores van a tener un hijo. Sin embargo, es muy importante que, ante esa primera reacción de pánico y enfado, paremos y nos tomemos unos minutos. “Es preferible decirle a tu hija ‘dame un segundo, estoy impactado’, antes que saltar, porque si no lo haces solo lograrás que deje de contarte las cosas o se vaya”, explica Beatriz Sánchez, psicóloga de familia del gabinete Adaia.
Una vez que hayamos asimilado lo ocurrido, para que hable con nosotros hay que escucharla primero. “Hacerle preguntas del tipo ‘qué quieres hacer, ‘qué piensas’ o ‘cómo te sientes’. Una vez que ya lo haya compartido contigo, llega el momento de dar tu consejo y explicarle a qué se va a enfrentar”, asevera la psicóloga.
Cuando, como abuelos, nos vemos obligados a hacernos cargo del bebé, es importante explicar a los padres que es por el bien del niño y que en ningún caso debe afectar a la relación familiar, ni a la de nuestros hijos con su bebé, que es imprescindible. “Hay que partir de un clima de apoyo y confianza y eso no se construye a los 15 o 16 años, sino mucho antes. Desde que los niños empiezan a hablar deben saber que ante cualquier situación vas a ser su apoyo incondicional. Es un trabajo de años y no solo de determinadas situaciones”, apunta Sánchez.
Sin embargo, en muchas ocasiones, afrontar esta nueva situación es complicado sin ayuda. Por un lado, la psicóloga recomienda acudir a un gabinete como familia porque es algo que afecta a todos. “No importa que luego haya sesiones que se den por separado, afrontarlo con unidad es crucial. Las jóvenes suelen tener muchas dudas y también es importante que encuentren en el especialista su zona segura, en la que no se le va a juzgar y se le van a resolver sus dudas”.
Para empezar, los expertos son tajantes en una premisa: a la hora de resolver un conflicto sobre custodias o tutelas de bebés cuyos padres son menores intervienen muchos profesionales como jueces, psicólogos o servicios sociales. Cada caso es un mundo y es muy difícil generalizar. Dicho esto, hay una serie de situaciones que cualquiera puede prever en el caso de que un menor se convierta en padre o madre.
Una de las primeras dudas que puede asaltarnos como progenitores de un menor que va a ser padre o madre es qué responsabilidad legal tenemos como abuelos del bebé. Debemos tener claro que, independientemente de que nuestros hijos estén o no emancipados, el bebé será totalmente su responsabilidad, señala Yolanda Gil Lozano, letrada-directora de Abogados Gil Lozano.
Dentro de sus nuevas obligaciones como padre están las de cuidar de su hijo, convivir con él, darle alimentos y educarlo. Tener en cuenta sus necesidades según sus características psicofísicas, aptitudes y desarrollo madurativo, o respetar y facilitar el derecho del hijo a relacionarse con abuelos, parientes o personas con las que tenga un vínculo afectivo.
Pero, ¿qué sucede cuando el menor no tiene medios para cumplir con esas obligaciones? “En ese caso, los abuelos pueden iniciar un procedimiento legal de tutela. Los abogados de familia estamos muy concienciados de que hay gente muy joven que de repente son padres y suelen conceder la tutela de manera casi automática”, apunta la abogada. Además, Gil Lozano señala que suele ser lo más recomendable para evitar conflictos en el seno familiar.
El Letrado Miguel Querejazu recuerda, además, que esa tutela que hemos adquirido sobre nuestros nietos no pasa automáticamente a nuestros hijos cuando estos cumplen la mayoría de edad. “No, la tutela sigue siendo del abuelo. Esa decisión solo lo puede revertir un juez”, sentencia. A la hora de dar la tutela a los abuelos, la última decisión la tiene el juez sin necesidad de contar con el permiso de los padres del bebé. Una decisión, eso sí, que se puede recurrir.
La toma de decisiones es otra de las dudas que pueden asaltarnos cuando una hija nos anuncia la noticia de que está embarazada. Querejazu recuerda que la tutela sobre nuestros hijos no se pierde si estos se convierten en padres. Si nuestra hija, por ejemplo, ha sido madre, su custodia y tutela sigue siendo nuestra mientras no pida emanciparse. Un proceso que solo puede solicitar con 16 años. “Si no está emancipada y está bajo la tutela paterna, puedes negarle el permiso a irse con el bebé a vivir a otra ciudad, por ejemplo”.
Sin embargo, si no pides la tutela de tu nieto, tendrás que asumir que las últimas decisiones sobre él las tendrán los padres, aunque sean menores. Preguntamos a Querejazu qué sucede si, por ejemplo, nuestra hija decide no vacunar al bebé. “Si tu hija está bajo tu custodia y no está emancipada, puedes exigírselo, pero las decisiones sobre los hijos, las toman los padres, independientemente de la edad. Si la tutela la ejerce otras personas u otros organismos, como por ejemplo las comunidades autónomas, tendrán que decidir estas últimas”. En el caso de que haya algún conflicto irreconciliable entre tú opinión y la de tu hijo respecto a algo ocurrido con el bebé, la decisión podría caer en la decisión de un juez. “Por ejemplo, en el caso de una intervención quirúrgica de gravedad, el propio médico puede avisar al Juzgado de Familia de Guardia para que autorice la operación”, afirma la abogada Yolanda Gil Lozano.
Por último, desde el punto de vista económico, es importante para el menor conocer que desde la administración pública existen ayudas. “La propia Administración Central, los Ayuntamientos o las Comunidades Autónomas tienen creadas unas redes de apoyo para los padres adolescentes y también para los abuelos. Normalmente, se canaliza a través de los Servicios Sociales de cada ayuntamiento, aunque puede variar según las Comunidades”, apunta Yolanda Gil Lozano.