De repente, eres abuelo: hasta dónde debes meterte en la educación de tus nietos
Redefinir con respeto y cariño el mapa de las nuevas relaciones familiares es la clave
Permisivos, educadores, de los que apenas se ven o los que, sin darse cuenta, suplantan a los padres. Hay tantos modelos de abuelos como personas; cada uno lo hace como quiere, puede… y le dejan los hijos. Con la llegada del nuevo estatus, el mapa vital de toda la familia se redefine. Nos adentramos en relaciones desconocidas y, desgraciadamente, no hay ni manual de instrucciones ni GPS que nos orienten.
¿Cómo se organiza la nueva estructura familiar? "La familia es un sistema y cuando nace un bebé los roles cambian. Todos los miembros tienen que reaprender esos nuevos roles. Sin embargo, una vez que ocurre son los nuevos padres los que deciden la educación de los hijos y son los que escogen su modelo de familia. Ellos son los que tienen que coordinar la crianza", explica la psicóloga Juliana Blasco.
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No quiero ser el clásico abuelo cebolleta contando batallitas
En esos nuevos roles es esencial conocer el modelo de crianza que los padres quieren para sus hijos y mantener un respeto exquisito hacia la nueva organización familiar. Así se plantea su nuevo estatus Carmen, de 61 años y abuela de Marta (dos meses). "Para mí, ser abuela es una prioridad frente a otras muchas tareas. A mis hijos les he dicho que tengo disponibilidad para lo que necesiten. De hecho, estoy dejando de hacer cosas que hasta ahora eran importantes por ver a mi nieta. Los abuelos tenemos que dar mucho cariño a los nietos y mantener la línea educativa que marcan los padres, aunque en algunos casos no se comparta. El cariño es muy importante. Los niños tienen que sentirse muy queridos: es lo que más va a aportarles a lo largo de toda su vida".
Para Porfirio, de 79 años y abuelo de 17 nietos de edades comprendidas entre los 22 y los dos años, la línea maestra de la educación de las jóvenes generaciones compete a los padres. "No entro en esos temas, se lo dejo a mis hijos. Pero sí intervengo cuando veo que algo se tuerce, cosa que ocurre más entre mis nietos teenagers. Entonces, sí hablo con ellos y les pido que aprovechen las oportunidades que tienen y que tengan claro que su futuro depende de ellos mismos".
Ambos huyen del estereotipo del pariente pesado. "No quiero ser el clásico abuelo cebolleta, contando batallitas. De hecho, tampoco les llamo para echarles ninguna bronca. Coincido 'casualmente'con ellos y les advierto a mi manera de lo que creo que están haciendo mal. Intento inculcarles el mismo sentido de la responsabilidad que yo les transmití a mis hijos".
Carmen, por su parte, se plantea ser una abuela activa. "Cuando Marta sea más mayor me encantaría poder llevarla de paseo, al cine, al zoo, al parque de atracciones y sobre todo a la playa. También me gustaría hacer seguimiento de sus tareas del cole y ayudarle a entender las asignaturas de ciencias, especialmente las matemáticas", explica.
Pagar el colegio de los nietos sin meterse en su educación
Existen también otro tipo de abuelos especialmente vinculados a la crianza de sus nietos. Son sus segundos padres. Es el caso de Teresa, de 71 años, abuela de Gracia, una adolescente de 19 años, y de Gonzalo, de 14. "Yo tengo una relación muy buena con mis nietos y he sido casi una madre para ellos. A mi nieta mayor la crie yo desde que tenía cuatro meses y mi hija empezó a trabajar. La he llevado a la guardería y al colegio y su madre ha tenido la libertad de poder ir donde quería".
La unión de Teresa con sus nietos no es está basada únicamente en la necesidad, sino en el afecto: "yo soy una gallina clueca, necesito a mi familia cerca. Y es mutuo. Mi nieto Gonzalo, por ejemplo, que vive fuera, está deseando que lleguen las vacaciones para pasar los tres meses de verano conmigo. Para mí es natural, yo sentía el mismo cariño por mi abuela".
Siempre he tenido en cuenta lo que pensaran mis hijos
Teresa también ha sido un ejemplo de apoyo familiar en la peor época de la crisis. "Cuando mi hijo se quedó sin trabajo asumí algunos de los gastos de su casa, los del colegio y otros. Afortunadamente, no he tenido que hacerlo con el resto de mis hijos, algunos son funcionarios y a otros les va bien, pero aquí no tenía más remedio".
El hecho de que aportara económicamente en la educación de los nietos no ha cambiado, sin embargo, su relación con los jóvenes ni con sus padres. "Siempre he tenido en cuenta lo que pensaran mis hijos. Si estaban castigados, lo he respetado. Si había un premio, también lo he disfrutado. Para mí el límite es siempre la educación que impongan los padres", asegura esta abuela, habituada a saberlo todo de sus nietos a través del WhatsApp y las videoconferencias semanales.
Ventajas e inconvenientes
Esta abuela madrileña pone de manifiesto la gran pregunta: ¿hasta dónde debe llegar la implicación de los abuelos en la educación de los nietos? "Si los nuevos abuelos ven que algo de lo que están haciendo los hijos es un error, con respeto y con cariño deben intentar cambiar la situación. Los abuelos piensan que la experiencia les da derecho a expresar su opinión. Ejercen su rol de padres con los padres de sus nietos y por eso piensan que puedan reñir e incluso imponer criterios a sus hijos. Por eso es importante, que cada uno dé su opinión con respeto", afirma Juliana Blasco, para quien, pese a los conflictos que puedan darse, la relación entre abuelos, padres y nietos ofrece enormes beneficios.
Que disfruten de la abuelidad. ¡Para eso son abuelos!
"Los niños reciben personas muy importantes en su vida que les quieren tanto o más que los padres. Es duplicar u cuadriplicar el cariño. Además, desde el punto de vista de la organización familiar, los padres sienten una enorme tranquilidad cuando dejan a los niños con los abuelos, confían plenamente en ellos y eso es importante cuando se pasan tantas horas fuera de casa", concluye la psicóloga.
Las largas jornadas laborales y la falta de medidas de conciliación en el trabajo han hecho que los abuelos amplíen su presencia en la vida familiar. Esta implicación también genera inconvenientes. El más importante son las diferencias de criterios a la hora de establecer normas, reglas o límites.
Además, ser abuelo a jornada completa supone una sobrecarga de trabajo que no siempre se puede asumir. "No es la etapa evolutiva de los abuelos, no tienen la energía suficiente. Tienen que hacerse muchas preguntas (¿soy un abuelo que cuida o que mima?) y, además, ayudar. Muchas tareas", resume Blasco.
Para esta especialista en terapia familiar, sin embargo, antes de cualquier estrategia para convertirse en el abuelo perfecto, están el cariño, el respeto y el simple disfrute. "Que disfruten de la abuelidad. ¡Para eso son abuelos! Que disfruten del cariño sin la presión de tener que educar", concluye.
Cuatro claves para relacionarte con la educación de tus nietos
- Desarrollar una comunicación familiar fluida, asertiva y respetuosa.
- Consensuar las normas y respetar el criterio de los padres.
- Definir y mantener claras las figuras de los abuelos y los padres.
- Alejar a los nietos de los temas de conflicto. Las grandes decisiones se toman entre adultos.