"Ni a los 20 ni a los 90 pensé en hacerlo": una mujer cumple la promesa que le hizo a su nieto
Libia, de 91 años, le prometió a su nieto que si lograba matricularse en Medicina se haría un tatuaje
Después de lograrlo, se ha tatuado una virgen en el antebrazo
"Unos sufren más, otros menos. Yo no sentí nada", ha explicado
Nunca es tarde para vivir nuevas experiencias, menos aún si hay que hacerlo por una promesa, pues siempre hay que cumplirlas, o al menos intentarlo. Esto es lo que le ha ocurrido a una mujer de 91 años de Brasil que hace tiempo le hizo una promesa a su nieto, ya sabemos lo fuerte que es la conexión entre abuelos y nietos, y después de que él lograra lo que había prometido, a la mujer no le ha quedado otra que cumplir. ¿Qué tenía que hacer? Pues a sus 91 años se ha hecho su primer tatuaje.
La mujer asegura que nunca pensó que se tatuaría alguna parte de su cuerpo, pero llegado el momento no le ha quedado otra que cumplir con su palabra. ¿Cuál fue la promesa? Te la contamos. Pedro es su nieto menor, de 19 años, y su sueño era poder estudiar la carrera de Medicina, por eso Libia Guerreiro do Valle, su abuela, le hizo saber que, si lo conseguía, se haría un tatuaje. Y como te esperas, el joven logró matricularse en la Universidad para estudiar Medicina.
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"Le dije que estudiara mucho, hiciera su parte y le prometí que si aprobaba me haría un tatuaje. Ni a los 20 ni a los 90 me imaginé que me haría un tatuaje. Por eso se lo prometí, y las promesas están para cumplirlas", le contó la abuela Metrópoles. También explicó que el proceso del tatuaje fue largo, unas dos horas, aunque comenta que lo llevó con tranquilidad y no lo pasó mal. "Unos sufren más, otros menos. Yo no sentí nada", comentó.
Se tatuó una virgen
¿Qué fue lo que se grabó en la piel? La mujer optó por tatuarse en su antebrazo derecho la imagen de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, una virgen de la que cuentan que es muy devota. Y no ser contentó con un tatuaje cualquiera, ya que a pesar de ser pequeño se lo hizo a color y con sombras. Si lo hacía, lo hacía bien. "Gracias a Dios, quedó muy bonito", confesaba.
Esta experiencia confiesa que la ha unido aún más a su nieto, y eso que descendencia tiene bastante. La mujer tiene tres hijos, nueve nietos y no se queda ahí, también cuatro bisnietos. Ahora que su nieto se muda a otra zona para estudiar Medicina, tendrán que viajar más para verse o hacer llamadas continuas.