Izan tiene 8 años y poco de lo que pidió en la carta a los Reyes Magos se ha cumplido: ni iPhone de última generación ni PlayStation 4 ni una mascota. Sin embargo, varios de sus compañeros de clase han tenido mejor suerte y pueden decir que los Reyes se han 'portado bien' con ellos.
Sin darse cuenta, entre Izan y sus compañeros ha crecido una pequeña brecha: los que tienen todo lo que han pedido y los que no; los que pueden presumir y los que tienen que asumir. Toca aprender a vivir con la frustración y ahí, en ese terreno, es donde los padres han de tener un papel fundamental.
"El trabajo con los niños no se puede hacer de un día para otro", comenta Mariano de Vena, Psicólogo infantil. "Es fundamental que los padres hagan a los niños tomar conciencia de que pueden sufrir frustraciones y no culpabilizarlos por ello. Si no ha habido un trabajo previo, cuando llegan estas fechas se puede multiplicar más, porque no es lo habitual para ellos. Por eso, es fundamental que los padres expongan poco a poco a los niños a frustraciones en su vida diaria".
Los niños se pasan el día comparándose entre sí. No comparan quién sabe más inglés o quién saca mejores notas, sino quién tiene más y mejores cromos, quién juega más al Fortnite, quién tiene mejores zapatillas, etc. Y todo eso, el primer día después de las vacaciones, tiene su máximo apogeo.
"Se pueden producir reacciones de agresividad física o verbal, teniendo rabietas, sintiéndose menos seguros... Toda esa comparativa les influye desde el punto de vista de la autoestima, y ahí es donde tienen que entrar los padres, pero con precaución", indica el especialista de Psicología de Vena.
Cuando los progenitores actúan pueden hacerlo sin frenos, causando al final un perjuicio mayor en los pequeños. Muestra de ello es que, a juicio del psicólogo infantil, hoy en día lo que se ve es un margen de maniobra muy pequeño para los padres, ya que los niños están 'sobre-regalados': tienen tantos materiales que es muy complicado trabajar para reforzar mediante recompensas, precisamente porque hacer que esas recompensas sean atractivas y efectivas es casi imposible.
En ese trabajo que los padres tienen que hacer con los niños para evitar las frustraciones en días como el de la vuelta al colegio después de los Reyes Magos se encuentran con un problema nuevo en los tiempos de abundancia: "los niños están tan expuestos y son reconocidos con tanta facilidad que cuesta que los padres les motiven con cosas externas, que les sorprendan, porque tienen casi todo. Hay una tendencia a protegerlos en una burbuja y cuando no consiguen lo que quieren hay mucha frustración", argumenta de Vena.
Por último, para intentar evitar que los niños sufran el día de la vuelta al colegio, existen una serie de consejos que pueden ayudar: