El vapeo de marihuana por parte de jóvenes en edad escolar se duplicó entre 2013 y 2020, según un estudio publicado por la revista Jama Pediatrics. Al mismo tiempo, los informes de consumo en el último mes se multiplicaron por siete respecto al mismo periodo del año anterior.
El estudio compila investigaciones realizadas en Estados Unidos y Canadá que involucraron a cerca de 200.000 adolescentes. Los datos demuestran que los adolescentes en los últimos años de Secundaria tienen más probabilidades de vapear marihuana en comparación con los adolescentes más jóvenes. En 2018, por ejemplo, uno de cada tres estudiantes del duodécimo grado, equivalente a Segundo de Bachillerato, afirmó que vapeaba marihuana.
El estudio también demuestra que los adolescentes prefieren vapear extractos de cannabis en lugar de las hierbas secas para obtener el efecto que deseaban del THC. El THC, o tetrahidrocannabinol es el principal compuesto psicoactivo del cannabis y el que tiene mayor capacidad de adicción.
Vapear aceites, extractos y resinas en lugar de hierba seca es una práctica llamada 'dabbing', más peligrosa que la yerba seca. Este tipo de extractos para vapear contienen de tres a cinco veces más THC que la propia planta. El uso de productos de cannabis con THC está relacionado con un desarrollo cognitivo más pobre en los adolescentes. Pero, además, puede aumentar el riesgo de dependencia, el uso de otras sustancias y muchos otros problemas de salud, sociales y de comportamiento.
El consumo de marihuana por parte de adolescentes, en cualquiera de sus formas, es preocupante porque la marihuana afecta el cerebro de los adolescentes de manera diferente. El cerebro adolescente no está formado hasta bien entrados los 20 años. En la etapa final del desarrollo es cuando la corteza prefrontal, la responsable de la atención y la planificación, termina de formarse. Tomar marihuana a edades tempranas puede tener efectos permanentes y afectar al aprendizaje, la memoria, las habilidades para la resolución de problemas y la toma de decisiones.
El consumo intensivo de marihuana por parte de adolescentes y adultos jóvenes también predisponen a padecer problemas mentales como depresión y ansiedad, y algunos graves como psicosis o trastorno bipolar, además de estar relacionado con un mayor riesgo de autolesión e intentos de suicidio.
El vapeo con cannabis también está correlacionado con patologías físicas, como algunas lesiones pulmonares. Algunas de estas lesiones pueden estar relacionadas con el acetato de vitamina E, una sustancia oleosa que a menudo se agrega a los productos de vapeo para espesar o diluir el aceite en los cartuchos.
Aproximadamente uno de cada seis adolescentes que consumen marihuana con regularidad se vuelve adicto. ¿Cómo detectar las primeras señales? Puede haber indicios de adicción si nuestro hijo:
Estar atentos a los comportamientos de los hijos es la primera estrategia. Hay signos obvios que deben ponernos alerta: los ojos rojos, los ataques de hambre, el mal humor, la irritabilidad o, por el contrario, una euforia injustificada.
Otra estrategia útil es observar cómo se comportan con sus amigos y qué vocabulario usa. Ante palabras como 'chispear' o 'dabbing' hay que ponerse en guardia. Hay que tener en cuenta que los cigarrillos electrónicos pueden parecerse a un dispositivo USB o una cápsula o estuche pequeño y recargable y ser difíciles de detectar para los padres.
Pero lo más importante, quizá, es contrarrestar la cultura pro-cannabis. Muchos adolescentes creen que consumir marihuana es más seguro que tomar alcohol o consumir otras drogas. "No hace daño porque es natural", "no es adictiva" o "no afecta mi pensamiento ni mis calificaciones" son algunas de las creencias más habituales.
Según el Instituto Nacional de Drogadicción de Estados Unidos, estos son los principales argumentos: