La venta de automóviles es una enorme fuente de ingresos para el Estado. Lo lógico sería cuidar y realizar políticas favorecedoras para uno de los principales motor del país junto al turismo. Sin embargo, a día de hoy, por ejemplo, ninguna Comunidad Autónoma ha implementado el Plan Moves 3 publicado en Semana Santa, para ayudas directas a la venta de coches eléctricos e híbridos. Lejos de favorecer la venta, algunas políticas parecen ir en contra del sector, como la subida de los carburantes o el nuevo impuesto de matriculación, que encarece la compra de un coche nuevo en torno a 1.100 euros de media.
Como decíamos, la industria del automóvil supone más del 10% del Producto Interior Bruto (PIB) de nuestro país. Tenemos la suerte de que una docena de marcas poseen fábricas en nuestro territorio y somos uno de los principales fabricantes de automóviles en Europa y en el mundo, a pesar de que sólo tengamos dos marcas nacionales.
La Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) realizó hace escasas fechas un estudio en el que llegó a la conclusión de que los ingresos fiscales por cada vehículo ascienden a 1.068 euros, y aunque parezca mentira, hay un buen número de países en el Viejo Continente con una carga impositiva superior, siendo Bélgica quien está a la cabeza con casi el triple.
Como también hemos señalado anteriormente, la subida del precio de los carburantes no refleja la fluctuación actual del precio del petróleo sino el incremento de los impuestos de la parte que gestiona el estado, con lo que los 21.500 millones de euros recaudados de media en los últimos años subirán de manera contundente, con lo que no parece difícil augurar que, en este mismo 2.021, la recaudación pueda acercarse a los 40.000 millones.
De los casi 31.000 euros en impuestos que recauda el Estado al año hasta ahora, como decimos, los carburantes son los que más contribuyen a ello, aunque los impuestos de componentes y reparación de vehículos se lleva más de 5.000 millones. Por desgracia, tamaño presupuesto no repercute en el mantenimiento de las carreteras ni de su señalización, de ahí que se esté hablando de poner peajes a todo tipo de carreteras, autovías y nacionales incluidas. Es más, ni siquiera se están destinando para adecuar la infraestructura de recarga de las propulsiones alternativas como la electricidad. Sin duda, una gestión bastante mejorable.
Si a pesar de nuestras explicaciones aún no sabes de dónde salen esos mil y pico euros que pagas al año en impuestos por tu vehículo, quizá explicándote estas siglas te ayudemos a completar la monumental cifra que recauda el Estado por ello.
El IVA que se aplica a un vehículo nuevo es del 21%. Es el Impuesto sobre el Valor Añadido. También se paga en un coche de segunda mano. Sólo es del 4% si el vehículo lo compra alguien con movilidad reducida
El ITP o Impuesto de Transmisión Patrimonial supone entre el 4 y el 8 por ciento de lo que cuesta el coche. Algunas Comunidades Autónomas no lo cobran si el coche tiene más de 10 años.
El IEDMT Es el Impuesto Especial sobre determinados Medios de Transporte, conocido comúnmente como el Impuesto de Matriculación. Se paga una sola vez, al comprar el coche, y éste, precisamente, es el que ha subido desde el 1 de enero de 2021, haciendo que nuestro coche sea, de media, 1.100 euros más caro. Esto es porque ahora el cálculo de emisiones de CO2 se hace en función al ciclo WLTP en vez del NEDC anterior. Como es más restrictivo, a la par que más real, vehículos que antes no tenían que pagar ningún impuesto ahora sí lo hacen, o si antes pagaban una cantidad, ahora pagan más por superar la barrera estipulada de gramos de CO2 por cada kilómetro recorrido.
Por último, El IVTM es el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica, tiene un origen municipal y se paga donde esté domiciliado el vehículo. Cada ayuntamiento impone su criterio respecto a la cuantía, aunque hay unas tablas en función de los caballos fiscales del vehículo. Hay pequeñas excepciones, pero no afectan a particulares.
A modo de resumen, el Estado se lleva siempre una buena parte del dinero que pagamos, cuando nos compramos un coche nuevo, cuando lo reparamos, cuando compramos piezas, cuando echamos gasolina, cuando cambiamos aceites y demás líquidos, pagamos incluso impuestos anuales por la propiedad, tasas por conducir, peajes, aduanas, de los seguros, de las primas de los seguros… una lista casi interminable, sin contar, por supuesto, las multas en las que podamos incurrir.