Alfa Romeo, Nissan, Honda, Lexus, Volvo, Fiat, Jeep, Abarth, Maserati, Porsche, Smart, Toyota, Mitsubishi, Suzuki. 14 marcas de coches que, por unas razones o por otras, han decidido no vender nunca más coches propulsados por motores diésel. La tendencia se extiende con cierta rapidez y a los motivos de creencias o planteamientos iniciales se suman los económicos, ecológicos y otros de diversa índole y menor importancia.
El dicho “entre todos lo mataron y él solo se murió” puede servir para este caso. En apenas unos meses hace un par de años se pasó de superar los dos tercios de las ventas de coches con motor diésel al tercio actual. El globo sonda del gobierno diciendo que se iban a “cargar los motores diésel”, en teoría para bajar en general la emisión de sustancias nocivas a la atmósfera causó auténtico pánico. Incluso se llegó a poner fecha al final de la fabricación y circulación de coches con motor de combustión. Dos años después seguimos sin nada en negro sobre blanco, sólo especulaciones sobre lo que les gustaría a hacer a los gobernantes de turno, sin planes, sin cifras, sin proyectos. Castillos en el aire.
Sin embargo, los fabricantes han preferido prevenir a curar y se han aplicado lo de “cuando veas las barbas de tu vecino quemar, pon las tuyas a remojar”. Es cierto que apenas ninguno de los que integran la lista son líderes de ventas en el mercado. Tampoco tienen la gama más extensa ni la mayor oferta de modelos. Cuanto más reducidas son tus ventas y los modelos que tienes en el mercado, más fácil es prescindir del diésel.
A pesar de que muchos compradores necesitan un diésel, porque hacen muchos kilómetros al año, viajan prácticamente todas las semanas y con el gasoil amortizan mucho antes el precio del coche, salen del concesionario con híbridos, híbridos enchufables o incluso híbridos “suaves”, pensando que compran algo parecido y nada está más lejos de la realidad. Muchos creen que dentro de nada prohibirán el diésel y el miedo a tener que volver a comprar coche terminan de “convencer” al mercado para evitar comprar este tipo de motores. Desde aquí pensamos que aún le queda mucha guerra que dar al gasoil, por muchas zancadillas que quieran ponerle.
El caso es que muchas marcas han pisado el acelerador para cambiar su modelo de negocio y apostar antes de tiempo por tecnologías más ecológicas y dejar de lado el gasoil. Durante un tiempo tendrán ventaja respecto a los generalistas, pero actualmente las ventas de eléctricos e híbridos no son sustanciosas. La duda de apostar por una u otra táctica es razonable y la decisión no es nada fácil.
Fiat, Alfa Romeo, Abarth y Jeep, que integran el grupo Fiat Chrysler Automobiles, han anunciado que han tomado una senda para abandonar el diésel y Sergio Marchionne, su capo, ha dado indicaciones para no vender ningún coche con motor de gasoil en Europa en 2022. Ahora mismo, Fiat, Alfa Romeo y Jeep aún tienen modelos en venta con propulsores de gasoil, pero cuando se renueven lo harán con tecnología eléctrica y, sobre todo, 4xe, que así se denomina la hibridación enchufable que han empezado a presentar desde hace un par de meses con Jeep. Abarth siempre ha sido gasolina.
Se hará raro ver un Jeep Cherokee o un Alfa Romeo Giulia o Stelvio sin la lógica de motores diésel. Más si cabe en el caso de la berlina, diseñada para recorrer de la manera más cómoda y dinámica posible grandes distancias. Por mucho que se empeñen, gasoil, que cada vez, con mejor tecnología, contamina menos, es imbatible en las largas distancias.
El impuesto al diésel que lleva anunciando el gobierno más de un año no se termina de concretar. Se hablar de principio de 2021 pero la presión de los fabricantes y de distintos estamentos de la automoción no pueden caer en saco roto, pues es una industria que, junto al Turismo, mueve este país. Anunciado una y mil veces, está por ver en qué queda un impuesto que aparte de meter miedo a muchos, puede resultar papel mojado.
Siguiendo con la explicación de las diferentes estrategias del resto de marcas que han decidido no vender más coches con motores diésel, está claro, por ejemplo, que Porsche, que siempre ha apostado por la potencia y la deportividad, apostará todo a la gasolina y, cada vez más, a la electrificación.
Tanto eléctricos como híbridos enchufables. El Taycan ha dado ya sobradas muestras de que se puede hacer un deportivo eléctrico que siga dominando el panorama automovilístico. Hemos podido conducir, además del Taycan, el Panamera y el Cayenne híbrido enchufable, y son increíbles. De momento, el 911 y los Boxster y Cayman sólo son gasolina.
El caso de Maserati es muy similar. Exclusivos y deportivos, la gasolina es su mejor aliado, y justo ahora acaban de presentar los primeros modelos híbridos.
Toyota y Lexus hace tiempo que lo han apostado prácticamente todo a la hibridación tradicional. Sólo el Land Cruiser ha tenido y tiene motores diésel, que están sentenciados. Lexus solo al principio de los tiempos tuvo un par de berlinas con motores diésel, pero ya no cuenta con ninguno en su catálogo.
Toyota, además, está apostando ahora por tecnología de competición y con el WRC en mente ha presentado modelos como el Supra o el GR Yaris, con sus 261 CV con un corazón gasolina de 3 cilindros.
Mitsubishi y Suzuki son dos fabricantes que no venden demasiado, por lo que tienen más fácil el abandono del diésel. Los primeros han sido abanderados de la hibridación enchufable en los SUV grandes como el Outlander. Los segundos llevan tiempo con hibridación suave, un modo económico y fácil para lograr la etiqueta Eco en sus coches. El Vitara y el S-Cross han sido los últimos en decir adiós al gasoil.
El caso de Nissan es más complicado. De la mano de marcas como Renault, Alpine y Mitsubishi en la Alianza, cuesta pensar en modelos como el Qashqai y el X-Trail sin opción de motores diésel. Sobre todo el superventas Qashqai, que fijo perderá cuota de mercado en cuando el diésel desaparezca, por muy buena que sean las hibridaciones de Renault, el más avanzado en esta tecnología dentro del grupo. La previsión es que a finales de 2021 ya no se vendan diésel, a la vez que acaba la renovación de toda su oferta de modelos.
Honda ya está plenamente volcada en las nuevas tecnologías y ya no cuenta con ningún coche en su gama que monte motores diésel en Europa. Su gama se ha reducido mucho, pero solo cuenta con gasolinas como el Civic, híbridos como el CR-V y eléctricos como el Honda e.
En cuanto a Smart, claramente es un coche con claro sentido y vocación urbanita y el abandono del diésel, incluso de la gasolina en beneficio de la electricidad entra dentro de toda lógica. Poco más que añadir.
En definitiva, las marcas generalistas y con mayor volumen de ventas van a tardar aún un poco en decir adiós al diésel, aunque algunas como Hyundai, Mazda, Ford, etcétera están empezando a electrificar sus gamas de distinta manera y con desigual suerte.
A pesar del miedo que nuestros gobernantes se esfuerzan en extender para reducir la venta de coches diésel, aún hay casos, muchos, en los que es la mejor opción. Que los taxis y coches de servicio público pasen del gasóleo a la hibridación ha sido muy importante, gracias en parte a las pequeñas ayudas a su compra, pero aún queda camino por recorrer. Ni su precio más alto ni el anuncio de subida de impuestos y mayor precio del combustible ha derribado al diésel. Es cierto que ha reducido sus ventas a la mitad, pero es difícil entender que una berlina, con la que un comercial recorre 50.000 – 60.000 kilómetros al año, no sea diésel, para amortizar su compra en apenas un par de años.
Se ha demonizado al diésel con el argumento de las emisiones nocivas a la atmósfera, especialmente con el Nox, más que por el CO2, pero no es menos cierto que un motor de gasoil moderno contamina mucho menos que un gasolina con unos cuantos años. Eso es irrebatible.