¿Por qué los españoles se apegan tanto a su coche? La ciencia responde

  • Un estudio en 5 países europeos señala que los españoles somos los más materialistas

  • España está a la cabeza de los que sienten el coche como una extensión de sí mismo; Alemania, a la cola

  • La pandemia nos ha hecho apreciar más la libertad que se siente al conducir

Muchos de nosotros, ya antes del Coronavirus, considerábamos a nuestro coche como “alguien en el que confiar”, algo o alguien a quien le contábamos nuestros secretos, nos desahogábamos o, simplemente, nos reconfortaba. Que levante la mano el que no haya puesto nombre a su coche alguna vez.

En este punto, ha llegado a nuestras manos un Informe del European Automotive Consumer Research, en concreto, un estudio realizado para valorar los efectos de la pandemia y la relación antes y después con nuestros sistemas personales de transporte. El estudio se ha llevado a cabo en cinco países europeos, Francia, Italia, Alemania, España y Reino Unido en el mes de abril de este año. Más de 2.000 entrevistas a personas de ambos géneros entre 18 y 65 años y al menos seis meses conduciendo un coche.

El proyecto paneuropeo está impulsado en nuestro país por la agencia Shackleton, y cuenta con el apoyo de reputadas empresas como, Accenture Interactive, Automobile Barcelona, Google, Grupo Antolín, IESE, RACC, y se incluye en el Automotive Innovation Lab (AIL) una joint venture que reúne algunas de las compañías más innovadoras e interesadas en el futuro de la automoción para hacer frente a estos retos y entender cómo será la relación entre las personas y los automóviles.

3 de cada 4 españoles encuentra “paz mental” en el interior de su coche

En el estudio se evidencia que el 75% de los conductores españoles considera su vehículo como un espacio que proporciona comodidad física y mental. El dato, el más alto de todos los países, contrasta con Alemania, con población por regla general más fría y desapegada, que apenas pasa del 50% en este apartado.

En Francia, por ejemplo, hasta el 77% de los encuestados estiman que acceder a diario a tu propio coche te concede una cierta paz mental. En el caso de los españoles se queda en un digno 66%. Este dato ha crecido durante la pandemia, momento donde las libertades, en general, han sufrido un pequeño recorte en la mayoría de países civilizados.

En general, “los españoles somos los más apegados a nuestro coche, más que nada por considerarlo nuestra zona de seguridad, nuestra zona de confort, y también somos más dados a personalizar nuestro vehículo, no sólo exteriormente, sino a dotarle de cierta personalidad, incluso dándole un nombre o hablándole durante los atascos, como si nos entendiera y pudiera aportarnos una solución a nuestros problemas”, aseguran diversos especialistas en la materia consultados por Uppers, que refrenden los datos obtenidos en el estudio europeo.

Otro dato interesante, es la sensación de libertad al poder conducir nuestro coche durante las restricciones de movilidad. Hasta el 70% de los españoles se han sentido libres al volante, los que más de los cinco países encuestados. Alemania, de nuevo, se queda a la cola con solo el 52%.

Los especialistas toman la palabra

El pensamiento más extendido entre los entendidos en la materia es el de que conducir le supone a las personas el permiso para escaparse mentalmente de los retos y los problemas diarios. En pandemia, seis de cada diez encuestados valoraban especialmente poder acceder a su coche y acudir al trabajo como forma de libertad.

“Tener un coche limpio, brillante, bueno, aumenta la autoestima y nos hace sentir mejor”, señalan desde un prestigioso despacho de psicología en España. La verdad es que hay numerosos estudios al respecto y la mayoría de ellos coinciden en el apego a cosas materiales y la pertenencia a una banda o tribu como principales elementos definitorios del español medio. En el mismo orden de cosas, “el olor a coche nuevo” es una de las cosas que más se valoran, junto al olor a limpio de cualquier cosa que esté a nuestro alrededor.

Francisco A. Jiménez, 51 años, inspector de seguridad en la empresa: “Mi coche, mi santuario”

No vamos a hacer publicidad aquí de ninguna marca de coche, no queremos ser tendenciosos, pero Francisco lleva conduciendo la misma marca más de 30 años y no va a cambiar. “Mi coche es mi templo”, asegura con firmeza. “Sé que no es bueno depender tanto de las cosas, pero es que puedes estar enfadado con la mujer, con los hijos, con el trabajo… pero abres el coche, te sientas… y es como si todo se relativizara. El olor, el tacto, el ronroneo del coche, la comodidad de los asientos, el silencio interior… de verdad que es otra dimensión”.

El “no sin mi coche” de esta persona no es ni mucho menos la única en una sociedad que, por desgracia, acumula cada vez más sentimientos hacia lo material, algo que los especialistas también señalan como “un síntoma de estrés vital de la sociedad”.

Imaginamos que la próxima derrota total del virus y el hecho de retomar la socialización abandonada por casi todos, disminuirá estos sentimientos materialistas en alguna medida.

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