Llegaba a 200 km/h, tuvo tres y solo lo usaba una vez al año: Jaguar XK120, el coche que obsesionó a Clark Gable
Llegó a tener tres de las 240 unidades originales del XK120, hechas a mano en aluminio y madera
Humphrey Bogart, Ingrid Bergman, o la mismísima Lauren Bacall gozaron también del Jaguar XK120
Solo lo usaba una vez al año, para acudir a la carrera más mítica al otro lado del Mississippi
En 22 años de profesión pocas veces me ha tocado contar una historia tan alucinante como la de Clark Gable, el famoso actor de cine, y un coche, el Jaguar XK120, un vehículo que llegó por los pelos al día de su presentación y que, pese a todas las dificultades y problemas que rodearon su nacimiento, se convirtió en un todo un icono de la automoción deportiva de lujo y que, por supuesto, no podía faltar entre las posesiones de un actor, conocido mundialmente por su participación en 'Lo que el viento se llevó' y que, en su época, fue aclamado por todos como 'El Rey de Hollywood'.
Para empezar, pocos saben que William Clark Gable nació en Cádiz. Cádiz, Ohio, Estados Unidos. Corría el año 1901 y el bueno de 'Gabe', como se le conocía en la intimidad, no tenía ni idea de que pasaría a la historia como uno de los galanes del celuloide en Hollywood. Como decía al principio, muchos sólo le conocen por protagonizar el clásico del cine 'Lo que el viento se llevó', de 1939, pero ya antes había obtenido las mieles del triunfo con 'Sucedió una noche', de 1934, por la que ganó el Óscar y por 'Rebelión a bordo', de 1935, donde también fue nominado.
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Un coche que casi muere de éxito en su primer día
Una vez que conocemos mejor al actor principal de esta historia, presentamos al segundo protagonista, en este caso, el Jaguar XK120, un coche que se presentó en el British International Motor Show de 1948, y que estuvo a punto de no llegar a la cita, ya que no sólo no se probó y testó antes de la presentación a conciencia, sino que apenas unas horas antes se estaban montando las últimas piezas. Carrocería de aluminio e interior en madera de fresno, todo hecho a mano, requería un tiempo de montaje realmente grande y laborioso.
Deportivo, biplaza, descapotable, con un motor 6 cilindros de 3.442 cc y una caja de cambios de cuatro velocidades, el Jaguar XK120 era precioso, con un capó larguísimo y las ruedas traseras carenadas. De hecho, el primer día de muestra a Jaguar le llegaron ni más ni menos que 300 peticiones de compra… y claro está, aún no había línea de montaje pues sólo se montó el prototipo que se mostró. A duras penas, y siempre a mano, en los dos siguientes años lograron fabricar 240 unidades, hasta que ya en 1950 se empezó a fabricar en serie.
No sólo la imagen atraía a todo el mundo, sino que sus 160 CV y la promesa de alcanzar los 200 kilómetros por hora eran argumentos difícilmente rechazables por los amantes de los automóviles. Entre 1948 y 1954 salieron de fábrica 12.000 unidades, la mayoría de ellos Roadster, pero también algún cupé con techo duro y algún Cabriolé, en el último año, con capota de mejor calidad y que no se ocultaba por completo al quitarla.
Un amor a primera vista
Y ahora es donde unimos a los dos protagonistas de esta linda historia, digna de ser llevada al cine y protagonizada, por supuesto, por el mismo Clark Gable. Su azarosa vida privada, que le llevó a casarse hasta en cinco ocasiones, también da para una película, pero no hemos venido a hablar de ello ahora.
Después de enrolarse en las fuerzas armadas en la Segunda Guerra Mundial, empezó a mostrar un gusto por los coches realmente importante. Si repasas un poco el que fue su garaje, no faltaron coches increíbles como el Duesenberg JN de 1935, el Packard Eight Convertible Victoria de 1938, el Jaguar 3.5 Mark IV Drophead Coupé de 1948 o el espectacular “Alas de Gaviota”, el Mercedes-Benz 300 SL Gullwing de 1955. Pero sin duda, si hubo un coche que le conquistó más que cualquiera de sus matrimonios fue el Jaguar XK120.
Tras disfrutar del Jaguar antes mencionado se interesó sobremanera por adquirir una de las 240 unidades originales del XK120, las que estaban hechas a mano en aluminio y madera, antes de que pasase a cadena de montaje y se utilizase el acero. Empezaba a estar mal visto que los integrantes de la más alta sociedad no tuvieran este coche, y viendo su espectacular y sinuoso diseño, entendemos el porqué. Humphrey Bogart, Ingrid Bergman, o la mismísima Lauren Bacall gozaron también del Jaguar XK120. Los algo menos de 4.000 dólares de la época que costaba no eran, obviamente, un obstáculo para ellos.
Obviamente, la marca se deshizo en facilidades para proporcionarle una de esas preciadas unidades, pues el reclamo publicitario del reconocido actor era evidente. Fue tal la historia de amor que surgió entre 'El Rey de Hollywood' y el coche… que llegó a tener tres unidades más del mismo coche.
Para un guion de Hollywood
La historia de uno de ellos también es increíble. Fue un regalo del mismísimo Circuito de Indianápolis, donde se disputan las célebres 500 Millas, cuando estuvo allí rodando en 1950 la película “Miedo de amar”, donde encarnaba el rol protagonista de un piloto de carreras. Cuenta la leyenda, bien real esta vez, que este coche sólo lo usaba una vez al año, para acudir a la carrera más mítica al otro lado del Mississippi. De hecho, el coche ha llegado a nuestros días en perfecto estado de conservación y en el cuentakilómetros se puede ver que apenas tiene 10.000 kilómetros.
Tanto le gustaban los coches al bueno de Clark, que no dudó en ponerse en el papel de un probador de coches para la revista 'Road & Track', para la que escribió un reportaje que llevaba por título 'Mi deportivo favorito' y donde confesaba las virtudes del coche y los sentimientos que le producía alcanzar los 200 kilómetros por hora al volante.