Más radares. Es la receta que maneja la Dirección General de Tráfico (DGT) y sus dirigentes para acabar con las muertes en carretera. Los contribuyentes malpensados siempre creerán, creeremos, que se bajaría mucho más el número de accidentes reasfaltando carreteras bacheadas, solventando puntos negros, cuidando y renovando la señalización, poniendo los márgenes correctos de velocidad en cada tramo, etcétera. Es imposible no pensar que el afán recaudatorio no esté detrás de una medida que está entre las más impopulares que podamos imaginar.
Y es que se acaba de anunciar que la DGT instalará en los próximos tres años hasta 270 nuevos radares, que han costado la friolera de 17,5 millones de euros. Sin embargo, el dato que sorprende, es que se haya filtrado el cálculo que ha hecho el estamento que dirige Pere Navarro, diciendo que “en una semana”, esa inversión estará amortizada gracias al dinero que se recaude por las multas que impongan los nuevos radares en este tiempo.
Al menos, buena parte de estos cinemómetros servirán para controlar la velocidad en carreteras secundarias y de ámbito provincial, que suelen estar más descuidadas a todos los niveles.
Según ha anunciado la DGT, "90 radares serán de tramo, 60 fijos y 120 cabinas. La instalación comenzará en breve y para el año 2026 deberían estar ya en funcionamiento todos ellos. 8 de cada 10 estarán en carreteras secundarias y una tercera parte serán de tramo”.
Sólo para tener una foto realista de la situación, hay que recordar que, en la actualidad, la DGT ya tiene cerca de 800 radares (780) para controlar la velocidad en las carreteras, de los que un total de 92 son radares de velocidad de tramo, según el organismo, mucho más efectivos porque calculan la velocidad media de un vehículo en un recorrido, generalmente, de varios kilómetros.
Los primeros radares en llegar se situarán en Madrid, Castilla la Mancha y Extremadura. Galicia y norte de España serán sus destinos en un segundo plazo de instalación. Andalucía será la siguiente zona donde se situarán los puntos de control. También llegarán a las Canarias y a Ceuta y Melilla. Por último, Levante, Valle del Ebro, Pirineos y Baleares, verán estos radares en sus carreteras.
Es curioso conocer las estadísticas de siniestralidad desde que, en 2019, la DGT decidió implantar diferentes medidas para acabar, no ya reducir, los muertos en carretera. Desde que se bajó la velocidad en vías secundarias de 100 a 90 km/h y se eliminó el margen para realizar adelantamientos, el número de fallecidos no sólo no ha descendido, sino que ha aumentado. Está claro que la pandemia redujo el tráfico en nuestras vías, pero con el levantamiento del confinamiento las cifras no han parado de aumentar.
Desde aquí siempre aconsejamos prudencia al volante y cumplir los límites de velocidad, más que por salvar los euros que tenemos en el bolsillo, que también, por evitar accidentes y reducir los siniestros aparejados a la velocidad que puedan costar muertes y heridos que, por supuesto, nadie quiere.