En las series y películas es habitual ver coches con la matrícula tuneada, especialmente en aquellas que proceden de Estados Unidos. Pero aunque a primera vista estos elementos puedan parecer sacados de la ficción, la realidad es que hay países, como Estados Unidos, en los que es legal personalizar las matrículas del coche.
En España, donde el actual sistema de matriculación lleva vigente desde el año 2000, también es posible modificar estos elementos del coche, siempre y cuando se cumplan unas ciertas normas.
En nuestro país, la normativa alrededor de las matrículas de los vehículos resulta muy estricta. Desde la entrada en vigor del nuevo sistema de matriculación, que eliminó los distintivos provinciales, todos los vehículos llevan el indicativo E sobre la bandera de la Unión Europea y un conjunto de tres letras y cuatro números, quedando excluidas las letras Ñ, Q, CH y LL.
Estas matrículas deben tener también unas medidas específicas. En este caso, existen cuatro modelos distintos, aunque lo habitual es que se opte la matrícula ordinaria larga, que tiene unas dimensiones de 52 centímetros de ancho y 11 centímetros de largo. Las tres opciones restantes, mucho menos utilizadas, tienen, por su parte, unas dimensiones de 34 x 22 centímetros, 34 x 11 centímetros y 22 x 16 centímetros, y no pueden utilizarse de manera aleatoria.
Partiendo de la premisa de que cualquier vehículo del país debe cumplir con estas normas, la DGT sí permite que los conductores le den un toque personal a las matrículas de sus automóviles. En concreto, es posible añadir pequeños retoques a la placa y elegir el material con el que se fabrican.
En este sentido, los conductores pueden personalizar el fondo de la placa de su matrícula, siempre y cuando no se dificulte la visibilidad y se respete que el color predominante debe ser el blanco. Además, también pueden optar por una placa hexagonal u octagonal.
Aun así, lo más habitual es que los conductores personalicen las matrículas de sus vehículos a través de la tipología tecnológica. En este caso, los dueños de los vehículos tienen la opción de elegir entre las placas de aluminio, que son las más habituales, o las placas hechas con metacrilato. En ambos casos, eso sí, deberán respetar las normas en relación con las medidas y los caracteres incluidos en la matrícula.
Con excepción de los ciclomotores y las motocicletas, todos los vehículos están obligados a llevar dos placas con la matrícula: una en la parte delantera y otra en la parte trasera. No cumplir con esta norma acarrea sanciones de hasta 200 euros. En caso de manipular la matrícula, además, los conductores se enfrentan a multas de hasta 6.000 euros y a la pérdida de seis puntos del carnet de conducir.