La llegada del invierno y la caída de las temperaturas puede afectar profundamente a nuestros vehículos, especialmente si no disponemos de un garaje en el que podamos guardarlo y nos vemos obligados a dejarlos toda la noche a la intemperie.
Aunque normalmente se habla del motor y de la batería como dos de las piezas más sensibles al frío, la realidad es que todas las piezas de nuestro coche pueden resentirse durante esta época del año, y si no tomamos las precauciones y medidas necesarias, corremos el riesgo de sufrir daños difíciles de reparar que no solo pueden repercutir en nuestro bolsillo, sino también en nuestra conducción y seguridad en la carretera.
En este sentido, una de las piezas a las que debemos prestar especial atención durante los meses de invierno son los neumáticos, ya que pueden llegar a sufrir una bajada de presión que se traduzca en un incómodo pinchazo, con todos los inconvenientes que esto puede ocasionarnos en la carretera.
A medida que la temperatura exterior va cayendo, el aire en el interior de los neumáticos se va contrayendo, lo que desemboca en una pérdida de la presión. De hecho, se calcula que por cada grado que cae el termómetro, la presión de los neumáticos se reduce en 0,7 bares.
Esta pérdida de presión aumenta el riesgo de que las ruedas sufran un pinchazo, una situación que puede ser especialmente incómoda si nos encontramos en mitad de un viaje de largo recorrido, pero este problema no es el único al que podemos enfrentarnos con unas ruedas deshinchadas.
Al contrario, cuando los neumáticos no tienen la presión adecuada, su agarre a la carretera empeora, lo que aumenta el riesgo de que perdamos el control en nuestra conducción y de que suframos un accidente. Además, con unas ruedas deshinchadas también se aumenta el consumo de combustible, lo que afecta a nuestra economía personal.
Para evitar todos estos problemas, es imprescindible que antes de realizar un viaje revisemos la presión de los neumáticos de nuestro vehículo para asegurarnos de que se encuentra dentro de los parámetros marcados por el fabricante. En este sentido, los expertos recomiendan revisar la presión en frío, ya que esta puede fluctuar por los cambios de temperatura que puedan darse a lo largo del día, y que se haga siempre antes de que el vehículo haya sido utilizado para encontrar un valor más exacto. Además, si se planea dejar el vehículo estacionado durante varios días, se aconseja hinchar las ruedas hasta el valor más alto recogido en el libro de mantenimiento.
Más allá de comprobar la presión, antes de coger el coche para realizar un viaje es importante que revisemos que las ruedas se encuentren en buen estado y que su banda de rodadura tiene la profundidad adecuada (los expertos recomiendan cambiar las ruedas cuando la profundidad sea menor a 3mm). De este modo, reduciremos el riesgo de sufrir un pinchazo y aumentaremos nuestra seguridad en la carretera.