Coches trucados: ¿Cómo si un vehículo de segunda mano está manipulado antes de comprarlo?
Hay ciertas pruebas que delatan a primera vista que un vehículo tiene más kilómetros de los que presume, otras son más fáciles de ocultar
Una tapicería desgastada, el volante 'comido' o la desaparición de los dibujos de las palancas indican que el coche es antiguo
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Comprar un coche de segunda mano puede ser una operación totalmente exitosa o un verdadero desastre sobre todo si no conocemos de nada a la persona que ha estado conduciéndolo y cómo lo ha tratado. En Uppers le hemos pedido a nuestro mecánico de más confianza que nos desvele cómo detectar si un coche está trucado al comprar uno de segunda mano, teniendo en cuenta que somos absolutos inexpertos.
La primera recomendación del mecánico es aplicar el sentido común, tal como se haría en otras operaciones de compraventa. Con esta primera anotación quiere decir que en primer lugar se debe revisar el vehículo a conciencia incluyendo piezas y componentes del motor y del habitáculo para comprobar su estado y si está en consonancia con los kilómetros que indica el cuentakilómetros. Efectivamente, para ello no hace falta ser un experto.
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Lo cierto es que a la hora de adquirir un vehículo de segunda mano, más aún si se está tratando con una persona física desconocida, se corre el riesgo de que se haya manipulado el cuentakilómetros. El valor económico del coche se reduce según aumentan sus kilómetros. Por tanto, en ocasiones se baja esta cifra con la finalidad de incrementar el precio del vehículo. Se trata de un fraude con el que el dueño obtendrá un importe por su coche muy superior a su valor real de mercado.
La tecnología actual aplicada a la automoción pone muy difícil la manipulación de un cuentakilómetros, sin embargo, sí es posible hacerlo de forma fraudulenta utilizando un ordenador y un programa específico. Siguiendo las indicaciones del experto, para comprobar que el vehículo refleja los kilómetros reales hay que centrarse en cuatro aspectos: la documentación, los informes de la DGT, el estado del motor y, por último, el desgaste de las piezas y de los componentes del habitáculo.
1. La documentación del vehículo
Cada vehículo cuenta con su propia documentación que consta del permiso de circulación y de la tarjeta de la ITV con su pegatina correspondiente pegada en la esquina superior derecha de la luna delantera. Precisamente, en los papeles que reflejan el informe apto de la ITV aparecen la fecha en la que se cumplió con ese trámite y los kilómetros del coche en ese momento al igual que las sucesivas revisiones. Tal como destaca el mecánico, debe haber una correlación entre el día que se realizó el trámite y un aumento de los kilómetros lógico durante el periodo transcurrido entre una revisión y la siguiente.
2. Los informes de la DGT
La DGT (Dirección General de Tráfico) dispone de toda la información relativa a cada vehículo incluyendo sus datos históricos. De este modo es posible comprobar hasta el número de dueños que ha tenido desde su matriculación inicial. En total hay siete tipologías que pueden ser consultadas por los ciudadanos previa solicitud a través de la sede electrónica de la DGT con un coste bastante reducido.
El mecánico avisa de que en este caso interesa contar con el informe completo, que aporta los datos técnicos, el de cargas, el de vehículos a nombre del interesado, el de vehículos sin matricular y el de titularidad de vehículos. Este incluye información administrativa, la identificación del titular o los titulares, los datos técnicos, dónde está inscrito y por tanto dónde paga el (IVTM) Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica, el historial de la ITV, el kilometraje, si tiene cargas o la puntuación EuroNCAP que califica el nivel de seguridad de los vehículos.
Por otro lado, existen servicios online como el de la web Carfax que previa petición y un coste mínimo de 19,99 euros recopila todos los datos relativos a un vehículo que le puedan interesar a un posible comprador. Así aporta información relativa al número de propietarios, a las posibles sospechas de fraude de kilometraje, si tiene antecedentes de haber sido robado, además de toda la información técnica.
3. El estado del motor
En este punto, el experto aconseja fijarse con atención en el motor porque, según su experiencia, es el reflejo del trato que ha recibido. Destaca que no debe encontrarse “ni muy limpio ni muy sucio”. En el primer caso, un exceso en la limpieza general del motor “puede ocultar un defecto presente o sucedido en el pasado”.
Igualmente, que esté demasiado sucio denota dejadez por parte de quien lo ha conducido. Porque su mantenimiento a lo largo de su vida útil es básico. Las piezas que se ven a primera vista tras abrir el capó suelen tener una capa de polvo gris, ya que lógicamente aunque estén protegidas se van ensuciando cada día. Por otra parte, el que ciertas unidades se estén empezando a oxidar es un indicador de que el vehículo tiene muchos miles de kilómetros.
Otros componentes como los frenos y el embrague también delatan los kilómetros recorridos. En palabras del mecánico, ambas unidades suelen durar alrededor de 100.000 kilómetros. Con este dato en mente, cuando en el odómetro se lee una cifra mucho más baja y los frenos o el embrague están nuevos es que el cuentakilómetros “miente”. No obstante, una posibilidad es citar al comprador en un taller de confianza y solicitar a uno de los mecánicos que haga las comprobaciones oportunas de toda esta parte mecánica.
4. El desgaste del habitáculo
Las piezas y componentes del habitáculo también reflejan la edad del coche y si es coherente con sus kilómetros. Es el caso de los elementos que llevan un dibujo como, por ejemplo, las palancas que ponen en marcha los intermitentes o los limpiaparabrisas, ya que el paso del tiempo termina haciendo desaparecer sus característicos dibujos. Lo mismo sucede con los pedales en los que se alisan los relieves y en los textiles de los laterales de los asientos que terminan desgastados por el roce constante de entrar y salir. Los plásticos también delatan si un vehículo tiene en realidad más kilómetros pues muchas partes terminan deformándose e incluso algunas piezas se rompen.