Aquaplaning: el peligro que traen a la carretera borrascas como Elsa y cómo actuar ante él
El aquaplaning se produce cuando atravesamos un gran charco o balsa de agua y los neumáticos no dan abasto para evacuar todo ese líquido
Con la llegada de borrascas como Elsa, que descargan enormes cantidades de agua, los conductores se encuentran más peligros en la carretera. Uno de ellos, quizá de los más incontrolables, es el temido aquaplaning, que se produce cuando en nuestra marcha atravesamos un gran charco o balsa de agua y los neumáticos no dan abasto para evacuar todo ese líquido y pierden el contacto con la carretera. Dicho de otra forma, durante unos segundos el coche está literalmente volando. La pérdida de control del coche puede ser lo suficientemente pronunciada como para tener un accidente bien serio, en función de la velocidad a la que circulemos y las circunstancias del resto de la vía.
El que suscribe no ha vivido ningún aquaplaning serio –tocamos madera-, a pesar de las decenas de miles de kilómetros que completa al año, pero un familiar directo mandó al desguace un Citroën C4 tras dar varias vueltas de campana a consecuencia de un inesperado aquaplaning. Por mucha prudencia que tengas y atención que prestes a veces es inevitable sufrir uno, así que, aun sabiendo que no se producen milagros todos los días, mantén la calma y sigue unos pequeños consejos que, a lo mejor, te permiten minimizar el descontrol de la situación.
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Aquaplaning nivel uno: ruedas delanteras
El primer paso para reaccionar correctamente ante esta situación al volante es ser consciente de inmediato de que no esta pasando. Las ruedas de nuestro coche van a dejar de estar en contacto con el asfalto por culpa de la gran cantidad de agua que atravesamos y si nos dejamos llevar por el pánico podemos agravar aún más el posible golpe. De manera instintiva debemos poner en marcha lo aprendido en reportajes como éste para evitar o minimizar las consecuencias.
1. Mantener el volante recto: Si notamos que el aquaplaning se produce sólo en las ruedas delanteras, hay que evitar mover la dirección del coche de manera instintiva. Es clave mantener firme el volante con las ruedas rectas durante esos segundos en que están separadas de la carretera. El vehículo tenderá a continuar con su trayectoria recta cuando recupere la adherencia. Pero si giramos el volante, al recuperar el contacto de las ruedas con la carretera el coche estará 'descolocado' y facilitemos de alguna manera el vuelco o, cuando menos, el derrape.
2. No tocar los frenos y soltar el acelerador es fundamental, aunque si ves que el golpe con algún vehículo o elemento de la vía es inevitable, no está de más pisar el freno por si el neumático recupera el contacto con el asfalto y podemos disminuir la velocidad de la colisión.
Aquaplaning nivel 2: cuando aparece el temido sobreviraje
Cuando el aquaplaning se produce en las ruedas traseras la cosa tiene peor pinta. A pesar de que el motor en la mayoría de coches va delante, y por tanto suele haber más peso sobre el eje delantero que sobre el trasero, si ‘perdemos la trasera’ puede aparecer el temido sobreviraje, y lo más probable es que suframos la pérdida total del control del coche.
En ese instante debemos, de nuevo, mantener la calma. Hay que intentar girar el volante hacia el mismo lado que se produce el giro brusco de la parte trasera del coche. Es decir, si notas que la zona del maletero se va y se desliza hacia la izquierda debes girar el volante hacia ese mismo lado izquierdo. Y lo mismo si notas que se desplaza hacia la derecha. Giro rápido del volante hacia la derecha para minimizar la pérdida de control.
Si a pesar de reaccionar con velocidad giras el volante para el lado erróneo (es decir, el contrario al que sientes que se desplaza la parte trasera del coche), estarás favoreciendo que el vehículo gire sobre sí mismo. En función de la cantidad de agua que haya puedes girar como una peonza durante unos segundos que se harán eternos.
Consejos preventivos: el dibujo de la rueda, tu 'Ángel de la guarda'
Hay veces que un aquaplaning no se puede evitar, pero llevar unos neumáticos con un buen dibujo y en buen estado ayudará a minimizarlo o incluso a salvarlo. Si no llevas el dibujo con el mínimo de 1,6 milímetros de profundidad no sólo te pueden multar, sino que es prácticamente imposible que puedas tener el control del coche, pues esas gomas no pueden evacuar todo el agua que hay sobre el asfalto. El estado de los amortiguadores –muy desgastados- o el exceso de velocidad también pueden favorecer el deslizamiento y empeorar la situación.
Y recuerda, estas siete claves
- Si el aquaplanning es inevitable (lo sabrás porque de pronto ves que vas a cruzar a gran velocidad una balsa de agua), sujeta fuerte y recto el volante, levanta el pie del acelerador y no pises el freno.
- Si el coche se desliza de atrás, gira el volante hacia el lado que notes que se va la trasera.
- Si el charco es pequeño recuperarás el control del coche en un breve lapso de tiempo.
- Si es una gran balsa de agua, prepara el cuerpo para un posible impacto, pega la cabeza al reposacabezas y el cuerpo al asiento, siempre erguido.
- Ni se te ocurra pisar el pedal del freno como si no hubiera un mañana, ni acelerar pensando que vas a salir antes de la zona conflictiva.
- Tampoco sueltes el volante, pues no tendrás el control de la situación.
- Ni cierres los ojos. Es absurdo perder uno de los sentidos que más te puede ayudar en esta situación de peligro.