Es posible que el próximo coche nuevo que te compres sea eléctrico 100% o en un gran porcentaje. Han venido para quedarse, y la conciencia ecológica, unido a una futura mejora de la autonomía y de la red de carga los convertirán en el vehículo del futuro próximo. Solo en España, el Ministerio para la Transición Ecológica calculaba que, en 2020, habría más de 100.000 coches eléctricos. Así, nos preguntamos: ¿qué ocurre con las baterías eléctricas cuando dejan de ser útiles? ¿Cómo se reciclan? ¿Dónde hay que llevarlas?
Si te compras un coche eléctrico aprovechando las ayudas existentes, posiblemente no te tengas que plantear esta pregunta hasta dentro de ocho o diez años, pero es un hecho que las baterías eléctricas serán un residuo masivo de aquí a pocos años. En China, donde los eléctricos están más implantados, son los fabricantes de los coches los que se tienen que ocupar del final de la vida de estas baterías. En Europa, la tendencia es la misma, ¿pero qué es lo que hacen realmente?
Una batería de coche eléctrico suele tener de componente principal el litio, un material cuya extracción está localizada, en un 85%, en Argentina, Bolivia, Chile y Perú y cuyas reservas son aún menores que las del petróleo.
Su extracción no suele ser complicada, pues se hace a mina abierta, aunque es altamente contaminante. Para obtener una tonelada de litio que se pueda utilizar para fabricar baterías eléctricas son necesarias 250 toneladas de mineral o 750 toneladas de salmuera rica en litio.
Pero no solo de litio están fabricadas las baterías de los eléctricos. Muchas de ellas, sobre todo las de los modelos menos avanzados, también llevan componentes de níquel y de cobalto. Cualquiera de ellos, una vez transformados, pueden causar grandes problemas medioambientales si no se tratan correctamente. Además, grandes compañías como Tesla o Volkswagen están desechando ese tipo de materiales debido a su escasez y volviendo a opciones con menos problemas como las de litio-hierro-fosfato.
Estimar lo que dura es complicado, puesto que depende de varios factores como el tamaño de la propia batería o el uso que se le dé. El tiempo se calcula por ciclos de carga/descarga y, según un estudio de Consumer Reports, la vida media de una batería ronda los 320.000 kilómetros. Otros estudios calculan que la media está en 3000 ciclos de carga/descarga, así que haciendo uno cada día en ocho años la batería habrá llegado al final de su primera vida útil.
Sin embargo, lo habitual es que antes de dejar de ser del todo funcionales, cuando llevan un cierto tiempo de uso empiece a bajar su capacidad de carga. Por ejemplo, el Tesla Model S, cuando llega a los 80.000 kilómetros, solo carga hasta el 95%, y va perdiendo capacidad progresivamente.
Según un análisis de Recyclia, Ecopilas y Recyberica Ambiental, el 70% de los productos de una batería eléctrica se puede reutilizar en nuevos productos, y por eso, en los últimos años, están aflorando empresas especializadas en estos tratamientos.
En Europa, en Bélgica se ubica Umicore, una planta de reciclado de baterías de iones de litio donde Tesla, Peugeot o Citröen envían las baterías en desuso de sus eléctricos. En España, aunque hay alguna iniciativa por parte del CSIC y de la empresa privada, aún no existe una planta de tratamiento como tal, así que es posible que la batería de tu coche eléctrico termine en algún punto de Europa para sus días finales.
Como son los fabricantes de los vehículos los que se tienen que ocupar de ellas, cuando finaliza su vida útil no te tienes que preocupar de llevarla a un sitio o a otro. Tan solo tendrás que hablar con la marca para indicárselo y que te la sustituyan por otra. En el mejor de los casos, también podrán sustituir las celdas que se hayan desgastado por otras nuevas, de tal modo que el precio del cambio mucho menor.
Además, algunas compañías dan una garantía de la batería mayor a la del propio coche por si hay algún problema con ella durante ese tiempo. En el caso del Renault Zoe, por ejemplo, se puede adquirir el coche al 100% de propiedad o alquilando la batería con un pago mensual pero sin preocuparte por un futuro cambio.
El proceso de reciclado de una batería eléctrica es caro. Hace unos años, estos componentes de los coches se llevaban a las plantas de reciclado y, directamente, las trituraban para, después, poder ir separando los distintos materiales y, a partir de ahí, intentar volver a utilizarlos en la creación de nuevas baterías. Por ejemplo, el litio, por su escasez, sigue guardando gran atractivo para los fabricantes aunque este sea "de segunda mano".
Hoy en día, los procesos de reciclado se han ido mejorando y se hace una disección de las baterías más a conciencia para separar los productos antes de que se trituren. Así se ahorran trabajo de procesado posterior y los materiales pueden tener más valor en el mercado. Sin embargo, sigue sin ser del todo rentable, pues un litro de litio recién procesado de la mina es mucho más barato que uno que haya sido extraído de baterías viejas.
Por eso, la mayoría de los fabricantes han descubierto que una batería que ya deja ser útil para un coche porque su rendimiento cae al 70-80%, sí que puede seguir sirviendo para otros objetivos. Por ejemplo, Tesla construyó en Hornsdale, Australia, un gran almacén de electricidad para la población de la zona gracias a miles de baterías eléctricas de sus coches en desuso.
Algo parecido quieren hacer en la Comunidad Valenciana, donde la Universidad Politécnica de Valencia lidera un proyecto para reconvertir las baterías eléctricas en nuevas baterías que se podrán instalar en una vivienda con paneles solares o "formar parte de una instalación industrial más grande que se utilizará para almacenar los excedentes de energía solar de un campo fotovoltaico".
Otro ejemplo: Renault ha llegado un acuerdo con la empresa Seine Alliance para reutilizar las baterías de sus eléctricos en los barcos Black Swan y darles una segunda vida. Audi está usando las suyas en sus plantas de producción para sustituir a las baterías de plomo-ácido de su maquinaria y Nissan ha creado la empresa 4R Energy Corporation para certificar las baterías eléctricas de los Nissan Leaf y darles un segundo uso.
Todos estos esfuerzos para intentar que las baterías eléctricas y, sobre todo, sus componentes, no se conviertan en un problema medioambiental más grave del que se quiere evitar con la no emisión de CO2 a la atmósfera. ¿Seremos capaces de conseguirlo?