La batería es una de las partes más importantes de nuestro coche, una pieza imprescindible para ponerlo en movimiento y que las funciones básicas puedan funcionar con normalidad. Sin embargo, este dispositivo es también uno de los más sensibles de nuestro automóvil y uno de los que menor vida útil tienen, por lo que es importante que la cambiemos cada cierto tiempo si queremos seguir disfrutando de nuestra vida al volante. Pero ¿cómo podemos saber cuándo hay que jubilarla? Si últimamente tu coche te está dando algún que otro problemilla y crees que la batería puede ser el problema, aquí te dejamos unas pistas que pueden ayudarte a despejar tus dudas.
La batería es la pieza de nuestro vehículo que almacena y aporta la energía necesaria para que el motor pueda arrancar y para que los sistemas eléctricos como las luces, la radio o el limpiaparabrisas, entre otros muchos, puedan funcionar. Su funcionamiento es muy sencillo. Cada vez que accionamos el motor, la batería le transmite toda la energía que necesita para ponerse en movimiento y, mientras está en marcha, se va recargando gracias al alternador.
Como consecuencia, en el momento en el que nuestra batería llegue a su fin, no podremos arrancar el coche, una situación la mar de violenta que puede llegar a ponernos en grandes aprietos, especialmente si ocurre mientras estamos de viaje en un país extranjero. Por suerte, la batería no suele gastarse de un dia para otro, por lo que, antes de que esto ocurra, tendremos tiempo para cambiarla. Eso sí, es importante que atendamos a los síntomas que vaya mostrando para evitar complicaciones innecesarias.
Para asegurarnos de que nuestro vehículo funciona correctamente, es recomendable que revisemos la batería al menos una vez cada seis meses, especialmente cuando nuestro automóvil tiene más de dos años. Por norma general, se calcula que la vida útil media de la batería de un coche es de cuatro años, aunque esta cifra puede variar dependiendo de la marca y los cuidados y el uso que le demos a nuestro vehículo. Los sistemas electrónicos que llevan incorporados nuestros coches pueden reducir considerablemente la vida útil de nuestra batería, por lo que, a la hora de cambiarla, debemos olvidarnos de su edad y fijarnos únicamente en los síntomas de fatiga que muestre.
Uno de los indicios más claros de que debemos revisar la batería de nuestro coche aparece cuando nos cuesta arrancar el motor, especialmente si este problema ocurre con frecuencia y en invierno. Las baterías son muy sensibles a las temperaturas bajas, así que, si en los meses más fríos del año ves que tu coche no arranca con normalidad, no dudes en llevarlo al taller. Es probable que tu batería haya sufrido algún daño y que necesite una reparación o, en el peor de los casos, un cambio. Además, si el motor arranca con poca potencia, también deberemos preocuparnos. La batería debe tener una tensión mínima de 12,5 voltios, por lo que, si vemos que tiene menos, no hay duda: toca cambiar.
La batería no solo controla el motor del coche, sino también los sistemas eléctricos. Si notamos que las luces tienen menos intensidad que antes o que las funciones básicas de nuestro coche dan problemas, es probable que necesitemos sustituirla. De igual manera, si vemos que los bornes de nuestro vehículo están oxidados, sucios o flojos, también tendremos que plantearnos un cambio.
Algunos vehículos llevan incorporados un indicador en el cuadro de mandos que señala cuándo hay que cambiar la batería. Sin embargo, por muy efectivo que sea esta herramienta, es recomendable que, antes de decidirnos a sustituirla, acudamos antes a un taller para analizar su estado. En caso de que haya que hacer un cambio, deberemos recurrir siempre a un profesional especializado para no sufrir ningún tipo de riesgo.