Decir que Rolls Royce es una de las marcas más impresionantes de todos los tiempos es algo que no debería sorprender ni a los menos entendidos. Fundada en 1906 por Charls Stuart Rolls y Frederick Henry Royce, la firma inglesa lleva más de cien años construyendo modelos que van más allá de los turismos que vemos cada día en nuestras carreteras para ofrecer una experiencia única basada en la excelencia tecnológica, la elegancia estética y el lujo puro y duro.
Los Rolls Royce son símbolo de poder, de éxito y de prestigio, y como tal, solo están al alcance de unos pocos afortunados con varios ceros de más en sus cuentas bancarias (para que nos entendamos: el precio del modelo más barato de la firma se sitúa en torno a los 290.000 euros, una cifra que se escapa hasta de los sueños del común de los mortales). Pero si eres un aficionado de este tipo de coches y te mueres por verlos de cerca, tranquilo: tienes una colección más cerca de lo que piensas.
Lejos de los garajes de las grandes estrellas de cine o de los coleccionistas más comprometidos con su pasión, en España se encuentra uno de los museos más impresionantes dedicado a la marca inglesa. Ubicado en la localidad vizcaína de Galdames, a tan solo 30 kilómetros de Bilbao, este santuario es obra de Miguel de la Vía, un empresario vasco del mundo de la construcción que dedicó sus últimos años de vida a coleccionar coches de lujo y a restaurar la Torre Loizaga, una majestuosa fortaleza del siglo XIV que sirvió de bastión defensivo del linaje Ochoa García de Loyzaga y que ahora, vidas más tarde, alberga la mejor colección de Rolls Royce de Europa y una de las mayores de todo el mundo. ¿Te animas a visitarla?
Antes de que te adentres en este santuario del motor, debes saber que en Torre Loizaga no solo encontrarás Rolls Royce, sino también otros prestigiosos vehículos europeos y americanos. Eso sí: la firma inglesa es la gran protagonista, pues de los 75 ejemplares que hay en el museo, 45 pertenecen a la marca.
Este impresionante legado, que nos permite ver cómo ha evolucionado el mercado automovilístico a lo largo de más de cien años de historia, está dividido en seis salas.
La primera de ellas, que recibe el nombre de "Los Veteranos", reúne modelos de principios del siglo XX y alguna carroza previa a la expansión de los vehículos a motor, entre los que destacan algunos modelos que hacían la competencia a la firma británica, como el italiano Isotta Fraschini Tipo 8A, de 1925, o el español Hispano Suiza K6, de 1936.
La segunda sala, conocida como "Miguel de Vía", rinde homenaje al empresario, y aúna los coches que más utilizó a lo largo de su vida, como un Mercedes 190 SL, un Porsche 911 o un espectacular Cadillac Eldorado, que encarna la época en la que los fabricantes americanos dominaron el mercado automovilístico mundial. Pero es a partir de la tercera cuando empieza el despliegue de Rolls Royce.
Bajo el nombre de "Deportivos", la tercera sala del museo está dedicada a este tipo de automóviles. Entre ellos, destaca el elegante 1970 Rolls-Royce Silver Shadow Coupe, un coche que marcó un antes y un después en la historia de la firma al revolucionar el diseño de los modelos que hasta entonces habían ido fabricando para ofrecer una estética sencilla y fluida que encajaba con las tendencias de los años 70.
El recorrido continúa en la cuarta sala, y es aquí donde los Rolls Royce cobran el máximo protagonismo. Bajo el nombre de "Entreguerras", esta sección aúna algunos de los vehículos que la firma fabricó entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, un periodo marcado por la recesión económica que propició la fabricación de coches más pequeños. Entre los modelos destacados de esta sección encontramos un 20/25 Cabrio de 1934, un Wraith Sedanca de 1953, la limusina que la familia real británica tuvo hasta 1985, o la joya de la corona: un Silver Cloud Berlina de 1957, un modelo que apareció en la boda de Rainiero de Mónaco y que ganó una enorme popularidad en el Hollywood y la Europa de la época.
La quinta sala, bautizada como "Phantom", es un homenaje a la serie homónima. En ella, los visitantes podrán ver un exclusivo Phantom IV que perteneció al Emir de Kuwait o el Phantom VI de Sam Spiegel, el productor de cine estadounidense de títulos como El puente sobre el río Kwai y Lawrence de Arabia. El Phantom III de la sala es, además, prácticamente idéntico al que utilizaba James Bond en la película Goldfinger, y aunque el Phantom I y el Phantom II sean menos especiales que sus compañeros, admirarlos todos en conjunto supone un auténtico placer visual.
El museo concluye en la sexta sala, la "Silver Ghost", donde se encuentran algunos de los modelos más impresionantes de toda la exhibición. Entre ellos, cabe destacar el Silver Ghost Style Colonial de 1914, uno de los deportivos más destacados de la firma, y el magnífico Silver Ghost Open Fronted Limousine de 1912, el summum de la elegancia.
El museo abre todos los domingos y festivos nacionales, de 10:00 a 15:00. El precio de la entrada general es de ocho euros, aunque los jubilados y menores de 14 años entran por 4 y los menores de seis años, gratis. Durante la semana, además, el museo organiza visitas guiadas, aunque para disfrutar de ellas es necesario reservar previamente. El precio es de 180 euros para 18 personas. ¿Preparado para visitarlo?