¿Estás pensando en comprarte un coche eléctrico? ¿Has oído que contaminan menos, tienen más beneficios fiscales y puedes aparcar casi donde quieras? Casi todo esto es verdad, pero ojo porque no es oro todo lo que reluce. Ante el crecimiento de las ventas de los coches eléctricos, surgen investigaciones para comprobar si de verdad son más o menos contaminantes que los de motor de combustión tradicional.
Empecemos por el principio. Lo que tenemos que asimilar es que la llegada de los coches eléctricos a nuestras vidas es algo imparable. Mientras los puristas enjugan sus lágrimas, los que abrazan las nuevas tecnologías celebran y están de enhorabuena. La búsqueda de alternativas para los caducos y contaminantes combustibles fósiles ya es una realidad y la electricidad parece ser la vía elegida por la mayoría de fabricantes para que la industria del coche no se quede paralizada.
De momento, la evidente pérdida de prestaciones y de sensaciones por culpa de la gestión de las baterías que almacenan la energía que mueve el coche, es compensada con el aparente carácter ecológico de estos vehículos, ¿pero de verdad son los coches eléctricos más limpios que los ya viejos diésel y gasolina?
En este caso tenemos que ser extremadamente prudentes a la hora de dar por buenos unos u otros estudios, pues la mayoría obedecen a potentísimos lobbies de intereses muy claros, unos a favor de la industria eléctrica y todo el dinero satélite que mueve, y otros, con la misma claridad, a favor de la industria ya establecida de los combustibles fósiles para no perder la posición de prevalencia que mantienen.
Así las cosas, hemos analizado la situación a conciencia y hemos llegado a estas conclusiones: Tres razones ecológicas y una económica para no comprar un coche eléctrico.
Para defender esta afirmación echamos un ojo a los trabajos de los investigadores que se han preocupado en ir un poco más allá y sacar a la luz la verdad de este asunto. El estudio del científico Christoph Buchal, profesor de Física en la Universidad de Colonia, Alemania, y del que se lleva hablando bastantes semanas en los foros de la automoción eléctrica, concluye que los vehículos eléctricos contaminan entre un 11% y un 28% más que los diésel.
El físico alemán de 72 años realizó su estudio comparando un Mercedes C220d y un Tesla Model 3. El primero tiene homologadas unas emisiones de CO2 de 117 gramos por kilómetro recorrido. La creación de las baterías del segundo genera entre 11 y 15 toneladas de CO2. Calculando una vida útil de 10 años y 15.000 kilómetros por año, el Tesla emitiría entre 73 y 98 gramos de CO2 por kilómetro. Esto ya iguala bastante las cosas… pero en el punto tres veremos la razón definitiva que inclina la balanza.
Refrendando a Buchal, la consultora Bernstein ha llegado a valores similares comparando un BMW 320i de gasolina y un Tesla Model 3 y sus emisiones totales de dióxido de carbono (CO2) durante toda su vida útil. El alemán de gasolina arroja a la atmósfera 22,8 toneladas de CO2, divididas en gasolina consumida (20), extracción y refinamiento del combustible (2,2) y la fabricación (0,6). El americano eléctrico, por su parte, emitiría 27,1 toneladas de CO2 (21,3 provocadas durante la fabricación de electricidad, 5,2 de la fabricación de baterías y 0,6 durante el ensamblaje del vehículo).
No para aquí la cosa. La Agencia Europea de Medio Ambiente publicó el año pasado un informe en el que concluía que el vehículo eléctrico y sus baterías tenían un impacto en el medio ambiente entre un 25% y un 33% superior al de los vehículos de combustión interna.
Es cierto que no emite gases contaminantes por el tubo de escape, mientras que un coche diésel o gasolina sí lo hacen. Sin embargo, esta reducción es demasiado simplista, ya que la contaminación generada por un coche no debe medirse sólo por los gases que expulsa. No olvidemos que la construcción de baterías para el almacenaje de electricidad necesita de la quema de combustible durante su fabricación. Que no veamos su quema y sus emisiones, no quiere decir que no existan.
Buchal en su estudio es claro: "en el proceso de fabricación de las baterías de estos coches, compuestas por materiales como el litio, el cobalto o el manganeso, el consumo de energía es sensiblemente mayor que en la producción de los motores de los coches de gasoil".
La razón definitiva. Si recogemos lo que decía Buchal en el punto 1, y añadimos las emisiones de CO2 que se producen en cada recarga de las baterías, situaría las emisiones a la atmósfera del Tesla Model 3 entre 156 y 181 gramos de CO2 por kilómetro, muy superiores a las del Mercedes diésel. A la vista de estos resultados, parece un poco engañar a la gente hablar de coches eléctricos con 'Emisiones Cero'.
Por si aún no te has dado cuenta, los coches eléctricos, de momento, son mucho más caros que los de combustión, precisamente, por el precio de las baterías. Entre 10.000 y 20.000 euros extra de sobreprecio. Y mejor ni hablamos de la deficiente infraestructura de recarga existente en nuestro país y la que sería necesaria para tanto coche eléctrico. Son el futuro, de eso no cabe duda, pero aún estamos lejos de la versión y el contexto óptimos.