La Dirección General de Tráfico lo tiene muy claro: apostar por la seguridad, reducir la siniestralidad y rebajar la mortalidad por accidente de tráfico. De este modo en 2022 pondrá en marcha nuevos radares para controlar la velocidad que se sumarán a un conjunto comprendido por más de 2.500 cinemómetros. Todos los conductores tienen que cumplir a rajatabla el código de circulación, pero en ciertas regiones deben poner aún más cuidado porque hay mayor vigilancia.
Desde Uppers hemos comprobado qué ciudad española es la que tiene más radares. Se trata de Barcelona. Desde su Ayuntamiento han informado de la adquisición de 34 nuevas cámaras con el objetivo de incrementar la fiscalización del tráfico. Después de la instalación de estos dispositivos la capital catalana dispondrá de 54 aparatos: cinco de tramo, doce en entornos escolares y 37 de punto. A su vez, el total en toda la comunidad, tal como informa el Servei Català de Transit, será de 241 cinemómetros.
Los nuevos mecanismos estarán a punto en abril en Barcelona con la finalidad de tener más amplitud en la vigilancia de la velocidad, de modo que sea posible controlar que no se superen los límites establecidos en un mayor número de vías y tramos. Por otra parte, los puntos elegidos para la puesta en marcha de los radares han sido las principales arterias de la ciudad que en definitiva son las que más movimiento de vehículos tienen.
Por ejemplo, la Avenida Diagonal, que atraviesa toda la ciudad hasta el Museo de Ciencias Naturales, contará con tres radares nuevos, al igual que Gran Via de les Corts Catalanes, una de las calles principales que se abre paralela al mar. Por otra parte, en la Ronda de Glòries, en los dos sentidos del túnel de la Rovira y en la Ronda del Litoral entre la Barceloneta y Miramar, se pondrán en marcha otros tantos. Lo mismo que en la Plaza de Urquinaona en la confluencia con la calle Pau Claris, en la calle Aragón y en la calle Balmes.
Toda esta iniciativa para el incremento del control de la circulación dentro de Barcelona forma parte del Proyecto Ciudad 30 en el que se han desarrollado los cambios impuestos tras la nueva normativa aprobada en mayo de 2021. Con las modificaciones, la DGT tenía como horizonte reducir los límites de velocidad en ciertos tramos de las urbes y con ello los accidentes mortales. Está demostrado que a medida que se reduce la velocidad a la hora de conducir las consecuencias de los accidentes de tráfico también disminuyen.
La nueva norma en las ciudades impone que en las calles con un solo carril por sentido la velocidad máxima de circulación es de 30 kilómetros por hora. A su vez, en todas aquellas vías cuya plataforma es única, lo que quiere decir que las aceras y las calzadas están unificadas, no se permite sobrepasar los 20 kilómetros por hora. Por último, en las calles de gran capacidad que tienen dos o más carriles por sentido, el límite está en los 50 kilómetros por hora.