Quiero comprar coche eléctrico, ¿me lanzo o espero un par de años?
Hay muchos puntos a favor, pero también en contra, a la hora de comprar un EV. Toma nota y haz cuentas
Muchos fabricantes han diseñado coches eléctricos pesados olvidándose de la eficiencia
Cada vez son más, sean Uppers o no, los que se empiezan a plantear la posible compra de un coche eléctrico para sustituir a su viejo gasolina o a su contaminante y achacoso diésel. La duda es entendible, máxime cuando desde las administraciones nos están mandando un mensaje, verbal, inequívoco, aunque sus medidas e impuestos indican prácticamente todo lo contrario. En cualquier caso, vamos a resumir pros y contras y aconsejarte qué haríamos en función de las necesidades de cada hogar.
A favor del coche eléctrico
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Es el futuro. Los motores de combustión están sentenciados. Será cuestión de 20 ó 50 años, pero desde todos los organismos públicos, nacionales y europeos, se aboga por la sustitución de los motores con combustibles derivados del petróleo por nuevas tecnologías, especialmente la electricidad, hasta que el hidrógeno se regularice más.
Contaminación cero en cada km. Si dejamos fuera lo que se contamina en su producción, la emisión de gases como el dióxido de carbono y el nox es cero. Evidentemente, es un paso adelante para la conservación del planeta.
Si lo cargo en casa, menor coste por km. Esto es incuestionable. A día de hoy, con la existencia de tarifas nocturnas en nuestro contrato con las eléctricas, cargar el coche con combustible eléctrico es más económico que hacerlo con gasolina o gasoil. Hay casos muy eficientes en los que recorrer 100 kilómetros puede costar menos de 3 euros. Un buen y económico diesel puede rondar los 6 euros cada 100 kilómetros.
Rumorosidad en marcha. Ausencia del ruido del motor y mayor confort. Esto es incuestionable. Solo los ruidos de la rodadura y la aerodinámica “molestarán” al conductor, amén de alguno de menor intensidad proveniente del sistema eléctrico. Algo de ruido en el habitáculo siempre habrá, pero de mucha menor intensidad que la rumorosidad de un motor de combustión.
Poder acceder al centro de las ciudades con restricciones por contaminación y menor coste o nulo en aparcamientos. Exención de impuestos según provincias. Tal y como se está poniendo el asunto, es una de las mayores ventajas. Si vivimos en el centro de grandes ciudades o nos tenemos que desplazar a él por trabajo o la razón que sea, será difícil que en un futuro inmediato podamos pasar todos los días sin un Etiqueta Cero.
En contra del coche eléctrico
Precio. Uno de los mayores lastres de este tipo de vehículos. El precio de las baterías, de ion litio la mayoría, algunas de níquel cadmio, es terriblemente elevado, hasta el punto de casi doblar el precio de un coche de similar tamaño y prestaciones parecidas. Por no hablar de que, por ahora, no es posible impedir que las baterías, poco a poco, vayan perdiendo capacidad.
Autonomía. Se habla de muchos proyectos cercanos a los mil kilómetros de autonomía, pero la realidad, en condiciones normales, ni Tesla, ni Porsche, ni Audi, ni nadie superan los 400 kilómetros reales. Muchos fabricantes afirmas que llegan a los casi 500, pero la realidad, después de probar más de una docena de todas las marcas, es que, en un escenario real y en condiciones normales, ninguna se acerca a los 400 kilómetros. Con una conducción exquisita, muy cuidada, digna de eco-rally, y siempre en ciudad, que en frenadas y deceleraciones siempre se recarga algo de batería, es posible llegar a esos 400 kilómetros, pero aún no se puede viajar con ellos, por mucho que Tesla se empeñe en poner súper cargadores estratégicos para poder llegar a destinos de costa desde el centro.
Coste si recargo en puntos externos. El que suscribe prueba un coche distinto cada semana en el canal de Youtube Arrancamos!? En los últimos meses varios coches eléctricos han pasado por nuestras manos y cada vez que hay que recargarlos en un pequeño suplicio. La semana pasada recargar 120 kilómetros en un Jaguar I-Pace nos costó 10 euros. El precio por kilómetros es casi el mismo, un poco superior, al de un diesel. La recarga la hicimos en un punto de Iberdrola, a 30 céntimos el kWh. Lo peor de todo es que hay empresas que cobran el kWh a 57 céntimos e incluso más caro, por lo que uno de los principales alicientes del coche eléctrico, que puede ser su escaso coste por kilómetro, salta por los aires.
Lentitud en la recarga. Si lo haces en un enchufe doméstico, con suerte, recargarás 12-14 kilómetros cada hora que está enchufado. Si lo haces en un wallbox, generalmente a 10-11 kWh, igual recargas algo más de 30 kilómetros cada hora. En el ejemplo anterior, tardé en recargar esos 10 euros (120 kilómetros) en un punto Iberdrola a 50 kWh en 52 minutos. Es cierto que hay puntos Tesla, Ionity o Porsche en los que casi puedes alcanzar los 150 kWh. Como cuando la batería está casi llena se tarda más en meter la electricidad, se habla de que se puede recargar el 80% de la batería en 10 minutos. Pero claro, el precio es mucho mayor.
Infraestructura más que deficiente y cada vez, con más impuestos a sus espaldas. Esto es lo que no es entendible. Se anima por activa y por pasiva a sustituir el parque móvil por coches eléctricos y eso deriva en que en casi cada plaza de aparcamiento debería haber un punto de recarga. También es incongruente que en la renovación de la flota ministerial hay cientos de coches gasolina y diesel y apenas una docena de eléctricos. Por último, se acaban de anunciar dos impuestos, uno autonómico y otro estatal, para la instalación de puntos de recarga eléctricos. Está claro que mientras los pocos puntos de recarga que haya no funcionen, estén estropeados o simplemente ocupados por otro coche eléctrico, el tema del coche eléctrico no puede ir hacia adelante nunca.
Nuestro consejo
Sólo en casos muy puntuales se puede recomendar la compra de un coche eléctrico. Huiríamos de los caros y pesados Audi E-Tron, Porsche Taycan o Jaguar I-Pace para apostar por pequeños y eficientes Hyundai Kona, Kia Niro o incluso los coches con menos autonomía como el Mazda MX-30 de la portada.
Esta recomendación se centra en personas o familias con punto de recarga en su plaza de garaje o en su lugar de trabajo y que de lunes a viernes no se salen del guión y pueden llegar a su destino con una carga mínima.
Evidentemente, si nos lo podemos permitir, es una buena idea como segundo coche y circunscribir su uso a la urbe y, como mucho, localidades limítrofes y cercanas. Por supuesto, el primer coche de la casa debe ser de combustión y el que nos permita viajar, tanto de vacaciones en verano y fechas señaladas o llevarnos de escapada los fines de semana dónde nos dé la gana, sin tener un mínimo radio de acción como sería el eléctrico.
A día de hoy, viajar con un eléctrico, es poco recomendable. Se podría hacer, con dificultad y planeando todo al milímetro, rezando para que no haya imprevistos, y por eso poco vas a descansar y relajarte con la espada de Damocles de la autonomía pendiendo sobre tu eléctrica cabeza…