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El jet-lag tiene los días contados: inventan un chip que se implanta en la piel y permite viajar sin morirse de sueño

  • El jet-lag se produce cuando se descompensa el ritmo circadiano, nuestro reloj biológico

  • Cuando cambian los factores ambientales de manera muy rápida, le puede costar adaptarse

  • Con el chip que están investigando se disiparán sustancias en el organismo de manera automática para evitar el jet-lag

Ahora que la vacunación contra el coronavirus avanza, con gran parte de la población mayor de 45 años con al menos una dosis, vuelve el tiempo de viajar. España ha sido de los primeros países en implantar el 'Pasaporte de vacunación', así que hay que ir planteándose volver a visitar destinos exóticos. En el futuro no muy lejano, además, se une un invento que puede cambiar nuestra vida a la hora de cruzar el charco: un chip que acaba con el jet-lag.

Los artífices de este invento han sido los ingenieros de la empresa Blackrock Microsystems, enfocada a desarrollar herramientas relacionadas con la investigación en neurociencia, ingeniería neuronal y neuroprótesis en todo el mundo.

Desde ahí se asociaron con la Northwestern University de Estados Unidos y firmaron un contrato para desarrollar un chip que se implanta por debajo de la piel y cuyo objetivo es cambiar el reloj circadiano del cuerpo, reduciendo a la mitad el tiempo que lleva recuperarse del jet-lag o de un sueño profundo. El dispositivo está planteado como una "farmacia viviente", un implante personalizado que le da al cuerpo exactamente lo que necesita en un momento preciso.

Según Jonathan Rivnay, investigador principal, el chip, que se bautizará como NTRAIN, se conectará a través de una aplicación de teléfono móvil para que el usuario que lo lleve pueda configurar las horas de diferencia que existen hasta donde va a volar y que, de manera automática, expida las sustancias necesarias en el organismo para regular el ritmo circadiano y evitar problemas de jet-lag.

Además, ese chip también podría servir para recoger datos y entender mejor cómo funcionan los ciclos del sueño de los humanos, con el objetivo de prevenir enfermedades relacionadas con ello en el futuro.

En cuanto a su duración, Rivnay explica que no habría que preocuparse por actualizarlo o cambiarlo, puesto que duraría para el resto de la vida del usuario una vez sea implantado. Al fin y al cabo, las dosis de sustancias que emana son tan pequeñas que estaría cubierta su eficacia a lo largo de los años. Además, tampoco se está cambiando de huso horario constantemente.

Sin embargo, por el momento este chip se encuentra en fase de desarrollo y han previsto que tardarán por lo menos cuatro años en poderlo tener acabado y con una versión comercial. También es probable que, en una primera etapa de su desarrollo, sea utilizado sobre todo por el ejército norteamericano en misiones o en entrenamientos de un lado a otro del planeta y tener así una ligera ventaja competitiva respecto a sus enemigos potenciales.

Lo que está claro es que, en un plazo no muy grande para lo que es la evolución humana, podremos ver cómo el jet-lag pasa a formar parte del pasado. Alguna vez le diremos a nuestros nietos que, una vez, en la historia, viajábamos de un punto a otro del planeta y empezábamos baldados los viajes en el destino porque nuestro cuerpo no sabía si era de día o de noche, si le tocaba dormir o estar activo.